Homenaje a José Ignacio Rucci

Homenaje a José Ignacio Rucci

Por Carlos Galli
José Ignacio Rucci nació el 15 de marzo de 1924, en la Ciudad de Alcorta, Provincia de Santa Fe.
A los 22 años comenzó a formarse en la tarea social y tomó una importantísima relevancia luego que la Revolución Libertadora derrocara al General Juan D. Perón, en septiembre de 1955. Mientras la “Revolución Fusiladora”, comenzaba sus persecuciones a todos aquellos militantes del campo popular y sindical, Rucci crecía como miembro activo de la Resistencia Peronista.
Tras el nacimiento de la 62 Organizaciones Peronistas, rama política de la Confederación General del Trabajo, comenzó a escalar posiciones junto al dirigente Augusto Timoteo Vandor, dentro de la Unión Obrera
Metalúrgica y en el movimiento sindical en general.
Fue dirigente gremial en la importante fábrica SOMISA, de San Nicolás de los Arroyos, en la Ciudad de Ramallo.En el año 1960, asumió como Secretario General de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), acompañando a los dirigentes Paulino Niembro, Avelino Fernández, Lorenzo Miguel y Vandor.
En 1964 fue designado interventor en la seccional de San Nicolás, de la UOM, en la Provincia de Buenos Aires.
Tuvo fuertes enfrentamientos y enormes diferencias, con el dirigente Agustín Tosco, que representaba, por entonces, el ala más combativa del peronismo.
En 1970 fue designado Secretario General de la CGT y desde esa posición, fue uno de los impulsores del regreso del General Perón al país; enfrentándose duramente a Rogelio Coria, que en aquellos días, presidía las 62 Organizaciones Peronistas. Fue un dirigente sindical de gran confianza y de altísima lealtad al General Perón, más allá de las discrepancias con los sectores más progresistas del Partido y del Movimiento
Además de su lealtad al General Perón, fue respetado por su incondicional tarea en beneficio de la clase obrera trabajadora, para que ésta tenga una vida más digna y que merezca ser vivida.
Su asesinato, cobarde y artero, enlutó a toda la sociedad, muy especialmente a los trabajadores, que sintieron que habían asesinado a un hombre que con sus defectos y virtudes, siempre estuvo cercano a las clases más necesitas y excluidas.
El mejor homenaje que se le puede rendir, a este incansable luchador de las conquistas sociales en beneficio de los trabajadores, es recordar su último discurso.
“Ahora el fragor de la lucha ha pasado a convertirse en historia. La realidad de nuestros días es la unión, el trabajo y la paz. Por primera vez en 18 años largos y sacrificados años se ha expresado sin limitación alguna, con absoluta soberanía, la voluntad popular.
Ninguna sombra del pasado podrá interponerse ahora para que los argentinos marchemos unidos y solidarios, hasta la construcción de la Argentina potencia. Los trabajadores han contribuido al proceso de liberación y a la modificación de las estructuras caducas y la destrucción se ha operado, no solo en los aspectos materiales de lo que fuera una nación próspera y libre, sino la conversión en una colonia empobrecida, dependiente opresora e injusta.
Hubo un proceso distorsionador en el ámbito espiritual y cultural, cuyas consecuencias no han podido ser erradicadas del todo y aún las seguimos viviendo y soportando. Significa esto que a la recuperación plena del poder adquisitivo de los salarios, a la valorización del trabajo a la creación de nuevas riquezas, es necesario agregar la pacificación de los espíritus, requisito para encarar un proceso de reconstrucción y la reconquista de los valores nacionales, cuya vigencia asegurará la elección de los mejores caminos para arribar al objetivo común.
Solo por ignorancia o mala fe se pueden exigir soluciones inmediatas para problemas que fueron profundizados durante tantos años; no se puede apelar a la violencia rayana con lo criminal, en un clima de amplias libertades, de igualdad de posibilidades; no se puede seguir abrigando ambiciones y privilegios, creando condiciones injustas, burlando las leyes, impidiendo o saboteando la condición de un proceso que ha sido aprobado por la mayoría del país.
La reconstrucción de la Patria es una tarea común para todos los argentinos, sin sectarismos ni exclusiones. “La liberación será el destino común que habremos sabido conquistar, con patriotismo, sin egoísmos, abiertos mentalmente a una sociedad nueva, para una vida másjusta, para un mundo mejor.”
Indudablemente, este último discurso de quien fuera el Secretario General de la CGT, parece escrito en nuestros días. El mismo sigue vigente, y sin dudas, que al escribirlo lo hizo con un sentimiento profundo, no solamente dirigido a la clase obrera, sino al conjunto de la comunidad.
TIEMPO ARGENTINO