25 Apr Un Manantial de calidad
Cuádruple Coronado, Triunfador e invicto
El Handicap Manantial (1000 metros) será una de las dos pruebas principales de este lunes 29 en el Hipódromo de Palermo, y llevará su nombre en homenaje al octavo de los diez Cuádruple Coronados del rico historial del Turf Argentino.
Nacido en el Haras Argentino, el zaino negro era hijo de Gulf Stream (GB) y Magda, por Full Sail (GB) en Miette, por Congreve en Juventas, por Botafogo. Sangre azul si las había. Su padre dio entre otros al notable Mangangá, y su madre, con Selim Hassan (GB), a un Montecristo que se destacó en Perú.
Al cuidado de Manuel Dacosta para la caballeriza Triunfador, el ágil ejemplar se mantuvo invicto en su trayectoria de 6 actuaciones, todas durante 1958. Debutó el 14 de junio de ese año en la auxiliar de césped normal de San Isidro, y con la monta de toda su campaña, Juan Ricardo “Vinito” García, superó por 2½ cuerpos al fenomenal Atlas en 1’30”4/5 para los 1400 metros. De ahí fue Palermo para ganar el Especial Progreso (1600 metros) del 26 de julio, donde por sólo ½ pescuezo salvó el favoritismo al derrotar a Ajaccio en 1’37”2/5.
Luego vendría la Cuádruple Corona, comenzando el 10 de agosto en la pesada de Palermo al conquistar la Polla de Potrillos (1600 metros) en 1’37”2/5, por 2 cuerpos y ½ largo sobre Ajaccio y Atlas, quedando luego Revoque, Santiagón y Sorrento. El 7 de septiembre volvió al pasto de San Isidro para adjudicarse el Gran Premio Jockey Club (2000 metros) con autoridad, aplazando por 2 y 3½ a Pintor, Revoque y Sorrento en 2’1”2/5.
El Gran Premio Nacional (2500 metros), corrido el domingo 5 de octubre en la arena ligeramente húmeda, lo vio victorioso por 2 y 4 largos respecto de Pintor, Revoque y la potranca Victoria Regia en 2’35”3/5.
Y su consagración definitiva, también su despedida de las pistas, tuvo lugar el domingo 9 de noviembre en la grama húmeda de San Isidro, cuando anotaba su nombre en el bronce del Gran Premio Carlos Pellegrini (3000 metros) al relegar por 2 cuerpos, ½ y varios (6) a Poderoso, Anisado y Gramófono, empleando 3’6” clavados en lote de quince rivales entre los que se anotaban Imbroglio (ganaría en 1961 el Gran Premio Jockey Club del Perú en Monterrico), Pensilvania, ésta titular del Selección porteño y posteriormente heroína del Gran Premio Simón Bolívar de 1959 en La Rinconada (Venezuela), y el campeón uruguayo Buen Mozo II –a posteriori victorioso en el Bento Gonçalves de 1957 en el Cristal de Porto Alegre-.
La popularidad de Manantial en aquella época fue tan notoria que en discusiones de bares, tribunas, tranvías y cafés, no pocos lo ubicaban en el mismo nivel o incluso por encima de Yatasto.
El 6 de enero de 1959 iba a participar del Internacional José Pedro Ramírez de Maroñas, aunque una lesión lo marginó para siempre de las lides. Y terminó sus días en California, en los campos del excéntrico vaquero Rex Ellsworth, sin alcanzar trascendencia como semental. Pero en su paso por las pistas argentinas ya había dejado un inmortal testimonio de pura clase.