El luchador que ponía límites a los villanos

El luchador que ponía límites a los villanos

Por Esteban Schoj
A nadie se le ocurría chiflarlo cuando subía al ring. Muy por el contrario, todos lo aplaudían y lo vivaban. Era de esos luchadores populares queridos por grandes y chicos. “El campeón nacional, es un bravo varón, es un hombre de honor, con un gran corazón”, empezaba a sonar su canción cada vez que Rubén Peucelle, “El Ancho”, se disponía a subir al cuadrilátero. Después, venía el rival, casi siempre repudiado por un público absolutamente parcial que ya había recibido a su ídolo.
Así eran las emisiones que lo tenían como protagonista de Titanes en el Ring, ese famosísimo programa de lucha libre de la televisión argentina presentado por Martín Karadagián y que se emitió con interrupciones entre 1962 y 2001. “El más campeón, el más querido por la gente”, aseguraba su otra canción, ya no en Titanes…, sino en Lucha Fuerte, el otro programa de catch en el que fue presentador, en 1988.
Ayer, a los 81 años, “El Ancho” murió de un paro cardiorrespiratorio en su casa de Olivos. Debutó en Titanes… en 1963 y día a día fue acumulando cariño hasta consolidarse como uno de los luchadores más queridos.
Hasta hizo cine y se animó a participar en tres películas: Rata de puerto (1963), Titanes en el Ring contraataca (1984) y Alma Mía (1999).
Más tarde, cuando Titanes… era un recuerdo de grandes que los más chicos no entendían, llegó 100% Lucha a la tele y los pibes de aquel presente de enero de 2006 empezaron a vivir lo que sus padres, tíos y abuelos les contaban. El ciclo se emitió hasta 2010, y el Manager General de este nuevo programa de lucha libre profesional fue el ya ex-luchador Rubén Peucelle.
Amante del deporte, nunca dejó de estar en forma, porque sostenía que lo más importante era entrenar, aunque sin timidez reconocía que no levantaba el mismo que a los 20 años. También, receptor de mucho cariño por parte del público, no escatimaba en devoluciones de gentilezas, y por eso firmaba autógrafos y se sacaba fotos con todos los fanáticos que se le acercaban porque siempre le gustó estar en contacto con la gente que lo quería.
Gladiador arriba del ring, su triunfo más importante, decía, era la sonrisa y el amor de un pibe.
Tras más de 40 años ligados al deporte, “El Ancho”, también conocido como Hércules Peucelle, fue velado anoche por la tarde en el Concejo Deliberante de Vicente López. Y se lo recordará, claro que se lo recordará, siempre que suene que “cuando sale a luchar se parece a un ciclón, el que quiera ganar dejará el corazón. ¡Y a la voz de ahura, arriba Rubén, arriba el campeón!”.
TIEMPO ARGENTINO