La Angostura, espléndida para vivir el verano

La Angostura, espléndida para vivir el verano

Por Soledad Maradona
La primavera sienta bien en la aldea de montaña. La ciudad que poco más de 17 meses atrás sufrió los avatares del estruendo del volcán Puyehue-cordón Caulle hoy luce renovada, con el impulso de nuevos comercios y emprendimientos y con buenas expectativas para disfrutar la temporada de verano.
“Cuando me preguntan ¿qué esperamos? digo satisfacción y disfrute después de todo lo que pasamos”, afirmó Marcelo García Leyenda, secretario de Turismo de Villa La Angostura. Su deseo es para el turista que este verano llegará a la localidad y para los habitantes que dieron muestras de unidad y sacrificio para sacar adelante la ciudad devastada .
La ceniza es casi imperceptible . Hay que observar dos veces y con mucho detenimiento para darse cuenta de que algún registro queda en los bosques, pero se mimetizó tanto con el suelo que parece el paisaje habitual. El resto en la zona urbana y los senderos turísticos quedó liberado de toda evidencia con el retiro de 1,5 millones de metros cúbicos de cenizas.
Las historias de apuesta de los lugareños a sostener la ciudad no sólo se limitaron al proceso de limpieza y reconstrucción . Cada uno desde su lugar puso lo suyo para salir adelante. Un ejemplo son Silvia y Eduardo Álvarez, propietarios de la heladería y chocolatería En el Bosque Chocolate, que cinco meses antes de la erupción volcánica -en enero- habían vendido su comercio para descansar. Dos meses después del volcán, el comprador se lo devolvió, con deudas y la planta de personal reducida a un tercio.
“Lo volvimos a tomar por decisión propia y empezamos de nuevo a remar desde cero como cuando llegamos, en 2004, y ahora estamos con bastante trabajo y la temporada se vislumbra muy buena”, dijo a LA NACION Silvia, que se turna con su esposo para atender la caja del local donde circulan vecinos y turistas.
Los Álvarez fueron motivados por la solidaridad y unidad de los vecinos y volvieron a la carga con su pequeña fábrica. Lo mismo hizo el “Melli”, el simpático quiosquero de la avenida De los Arrayanes que hace nueve años llegó de su Saladillo natal a trabajar y de ser empleado pasó a tener su comercio, que inauguró en junio, al cumplirse un año del estallido del volcán.
“La clave es atender bien, nunca me verán con mala cara”, afirmó tras despedir a una clienta con una frase que parece ser habitual en su saludo: “Que tenga usted una linda vida”.
La apuesta por la recuperación también la aportaron Jorge Corbani y María Cristina Stasi, administradores de la hostería Pátagon, en Alto Manzano, que inauguró hace pocos días, después de haber dudado en seguir la construcción o no, al estallar el volcán.
“El clic fue en diciembre, cuando vimos el cambio, el trabajo que se ponía en reactivar la ciudad y el inversor que es un amigo nuestro decidió seguir adelante. Es todo un desafío”, dijo la mujer, que mostró el lado bueno de las cenizas, que permitió que las 65 rosas que plantaron días antes del volcán siguieran en pie y florecientes, dando la bienvenida al hotel que suma servicio de spa y una inédita sala de cine.
La economía de la ciudad comenzó a recuperarse después de tener un movimiento cero de turistas. Entre abril y septiembre hubo un 35% más de cantidad de pernoctes que el año anterior, con 193.000 personas que se alojaron en los 154 hoteles, hosterías y complejos de cabañas habilitados, que sumó siete establecimientos nuevos en los meses posteriores a la ceniza volcánica.
“Hay un compromiso de todos de salir adelante. Los hoteleros decidieron recuperar el mercado acompañado con los precios y por eso mantienen los valores de la temporada 2010/11, no se busca salvarse en una temporada y trabajamos en ser elegidos como destino”, afirmó García Leyenda.
El cambio también se percibe en el área céntrica, donde hay nuevos comercios y otros que están en construcción y remodelación a contra reloj para estar listos para el verano. Según precisó el secretario de Economía, Andrés Abate, la mejora se detecta en que la evolución neta de habilitaciones comerciales logró 30 locales por encima de los que han cerrado el último año, con un total de 900 unidades económicas.
En el sector inmobiliario “no hay casas para alquilar ante la fuerte demanda de la gente”, reconoció Miguel Martínez, de la inmobiliaria Inamot. El fenómeno responde a que mucha gente regresó luego de haberse ido por las cenizas. Se suma además la apertura de más fuentes de trabajo -por ejemplo, con el nuevo hospital, que requirió decenas de profesionales- y también porque las viviendas de segunda residencia -que habitualmente se alquilan- este verano serán usadas por sus dueños, que por la reactivación de Angostura o las restricciones cambiarias para viajar al exterior decidieron volver a disfrutarlas.
LA NACION