Sin permiso para construir un estadio

Sin permiso para construir un estadio

Por Loreley Gaffoglio
La indignación de muchos socios del Jockey Club y el entusiasmo entre quienes impulsaban la construcción de un estadio cubierto en terrenos de ese club, en San Isidro, resultaron ayer emociones fugaces: mediante el decreto 943, el intendente de ese partido, Gustavo Posse, rechazó la construcción de la arena diseñada por Carlos Ott y llevó alivio a las juntas vecinales, que resistían su edificación en un pulmón verde, en Centenario y Márquez.
De forma indirecta, Posse también precipitó el cierre de las negociaciones que la comisión directiva del tradicional club mantenía con el inversor Jorge Born (h.), titular de la empresa Arenas Argentinas, la interesada en erigir el estadio.
“El decreto de rechazo para nosotros es una total novedad”, señaló ayer a LA NACION, algo asombrado, Carlos Juni, socio de Born en la iniciativa. “En nuestra visión ese proyecto era una contribución muy positiva desde el punto de vista arquitectónico y de su impacto cultural en la comunidad. No es nuestra intención forzar nada. Si el camino se cierra, listo”, expresó Juni.
En su resolución, Posse adujo una marcada falta de consenso en la comunidad sanisidrense para avanzar con una obra de semejante magnitud y subrayó la existencia de serias deficiencias en la comunicación del proyecto por parte de las autoridades del Jockey Club.
La construcción del estadio “se ha tornado inviable”, en el marco de una “búsqueda de consenso y armonía para la toma de decisiones que puedan afectar a los habitantes del distrito”, argumentó en el decreto.
Pero mientras trascendía la negativa del jefe comunal, en la sede social del Jockey Club, en la avenida Alvear, los socios se sorprendían por la convocatoria inédita que el rechazo hacia esa iniciativa había concitado: la fila de registro para asistir a la asamblea ordinaria prevista para ayer, cuando se debían reelegir autoridades y discutir el manejo financiero de la institución, se extendió por la mañana a lo largo de una cuadra, hasta llegar a Posadas.
Clima de tensión
A las 12, cuando comenzó la sesión, en un clima de indisimulable tensión, con algo de desorden entre los socios que desbordaban el tradicional salón Florida y ocupaban la entrada, hall, pasillos y hasta los jardines del club, se escuchó la primera moción por parte de Jorge Labanca Domínguez. El socio propuso la conclusión de la asamblea para impedir que se discutiera la memoria de gestión y balance de 2010 por parte del presidente del club, Bruno Quintana, y de su comisión directiva.
Cabe recordar que esa conducción había impulsado la cesión en alquiler de 4,3 hectáreas del club para la construcción del estadio, lo que generó gran controversia entre los socios.
Un mar de manos alzadas mostraba el nivel de adhesión hacia la propuesta de concluir la asamblea cuando otro socio, Carlos Adrogué, pidió, para futuros llamados, invertir el orden metodológico de discusión en los asuntos del club. Propuso que las opiniones de los socios ante el proyecto del estadio se anticiparan a la aprobación de cualquier balance, memoria de gestión y renovación de autoridades. Otra vez los socios estuvieron de acuerdo.
De viva voz, también se comentaba que para los próximos comicios habría listas alternativas de candidatos para postularse a la conducción del club. Y que en los próximos días comenzaría a realizarse un exhaustivo informe de rechazo a la oferta de Jorge Born (h.).
“La suspensión de la asamblea llevó alivio a todos y descomprimió la situación para que haya tiempo, en 90 días, de preparar listas alternativas para dirigir el club”, contó una fuente en reserva.
Nadie sabía, entonces, que la viabilidad del proyecto se había alejado por completo con el decreto de Posse y entre los socios persistía cierto malestar por el modo en que las autoridades del Jockey Club habían encabezado las negociaciones con los inversores.
Quintana, por ejemplo, debió afrontar una silbatina por lo bajo cuando pidió “un minuto de reflexión” que los socios, luego, se lo negaron. “La sensación fue la de una cohesión para poder poner las cosas en su lugar y corregir el rumbo por el que se encaminaba el Jockey Club”, resumió otro socio.
Entre los asistentes se vio a los ex dirigentes agropecuarios Enrique Crotto y Fernando de Zabalía; a Nicolás Gallo, ex ministro de Obras Públicas, y a Jorge Prat-Gay, ex vicepresidente del Banco Provincia. También estuvieron presentes Juan Bautista Yofre, Fernando Petrella, Marcos Anchorena, Daniel Funes de Rioja, miembro de la actual comisión directiva, y Jorge Pereyra de Olazábal.

CLAVES DEL DECRETO
Déficit comunicacional: “La insuficiente, contradictoria y confusa difusión que los propios representantes han efectuado respecto del proyecto han originado una profunda incertidumbre en los vecinos y demás ciudadanos sanisidrenses, afectando ello el necesario consenso que para una obra de esa magnitud requiere”, se lee entre los argumentos del decreto 943, firmado por el intendente Gustavo Posse.
Bienestar general: “La prioridad es el bienestar de todos los sanisidrenses, dentro del respeto a las normas y sobre la base de la búsqueda de consenso y armonía para la toma de decisiones, que puedan afectar no sólo a los actuales habitantes del distrito, sino también a las generaciones futuras. El proyecto aludido, por las razones expuestas, se ha tornado inviable.”
Vecinos: “Con la finalidad de aventar en la comunidad en general y en los vecinos aledaños al predio en particular, las angustias, incertidumbres y conflictos que el proyecto ocasiona, se considera procedente el rechazo al trámite de autorización de la obra, mediante el dictado del acto administrativo pertinente.”
El estadio: el proyecto preveía la construcción de una arena cubierta para espectáculos deportivos y artísticos para unas 15.000 personas, un estacionamiento para 3000 vehículos, locales comerciales, un puente peatonal sobre la avenida Centenario y un salón de fiestas para 2000 personas.
LA NACION