De cara al 2011, sepa cuánto vale su empresa

De cara al 2011, sepa cuánto vale su empresa

Por MARIANO GORODISCH
Año nuevo, vida nueva. Para encarar el 2011, viene bien saber cuánto vale su empresa. No sólo para saber cuál podría ser el precio de venta, sino también para conocer la situación real de la compañía, analizar el valor generado por los administradores, establecer las políticas de dividendos, analizar la capacidad de repago de las deudas, o por una eventual disputa que pueda llegar a suscitarse entre los accionistas.
“El valor de una empresa se determina en base a los rendimientos futuros que se esperan obtener de ella. Por lo tanto, habrá que hacer una estimación de los flujos de fondos futuros que sea capaz de generar, que se descontarán a una tasa en función del riesgo que conlleve la inversión”, explica Daniel Vardé, socio líder de la industria de Consumo Masivo de Deloitte.
El analista utilizará determinadas relaciones (conocidas como ratios) que expresan total o parcialmente el valor de la empresa comparable y aplicará esta relación a la firma a ser valuada. Por ejemplo, relaciones de precios de mercado versus alguna de sus características fundamentales, tales como relaciones de precio/ganancias (ratios de price to earnings), o precios de mercado/flujos de fondos (price to cash flow), o relaciones de precio de mercado contra distintos valores contables. En este sentido, una medida también muy utilizada es la relación valor de la empresa relativo a su ganancia antes de intereses, impuestos y amortizaciones (ratio conocido con sus siglas en ingles como EBITDA).
Es importante remarcar que cada industria tiene sus ratios que mejor la describen. “Por ejemplo, a la hora de valuar empresas dedicadas a la venta minorista, la relación utilizada es precio/ventas, debido a que es la clave de ese negocio. En el caso de empresas petroleras se utilizan relaciones relativas a sus reservas de crudo”, explica Alejandro Loizaga, profesor invitado del Centro de Educación Empresaria de la Universidad de San Andrés.
Para no fallar, habrá que considerar las estacionalidades que puede contener la empresa, valuar adecuadamente las contingencias y riesgos, determinar el capital de trabajo futuro necesario para desarrollar el negocio y evaluar los impactos fiscales de la transacción.
Por eso, antes de vender conviene preparar todo con al menos un año de antelación, donde se contratan asesores financieros para que ayuden en el arduo proceso de venta (due diligence, closing, negociación), asesores contables e impositivos para que ayuden en todo el proceso de limpieza o inventario de problemas, de modo de poder minimizarlos al máximo. No hay que perder de vista que todo problema que el comprador encuentra termina penalizándolo al vendedor en quita de precio. “La idea es minimizar los problemas ( issues o deal breaker points, según la jerga) para poder cerrar el negocio”, sugiere Vardé.
Es que los precios surgen de un proceso de negociación bajo ciertas condiciones y por lo tanto, deben ser considerados aspectos tales como la estructura competitiva de mercado, la liquidez del activo transado y si el paquete de acciones vendidas genera o no control sobre la empresa.
“El análisis cuantitativo conducirá a entender los fundamentos financieros del negocio, pero definitivamente es un análisis parcial que debe ser complementado con el análisis de factores cualitativos tales como la lógica del negocio, su posicionamiento con clientes y proveedores y la calidad de su gerencia”, precisa Loizaga.
CRONISTA COMERCIAL