Candy Ride, de Argentina para el mundo…

Candy Ride, de Argentina para el mundo…

El triunfo de Candy´s Daughter el 6 de enero en el Especial Vit Reina en La Plata nos proyectó al recuerdo de Manuel Alonso, el turfman veinteañero de la familia burrera que, además era unos de los propietarios de Candy Ride, y que hoy extrañamos todos. Vaya esta nota sobre Candy Ride en su memoria.

Por DIEGO H. MITAGSTEIN
Candy Ride nació el 27 de septiembre de 1999 en el Haras Abolengo y quienes lo vieron de chiquito dicen que no tenía aspecto de especial. Medianito, con alguna imperfección física, soñar con que el tiempo lo transformaría en un
ícono para la historia hípica moderna del país, quizás era demasiado. Claro, nadie tuvo en cuenta que se trataba de Candy Ride, ese caballo que luego deslumbraría en las pistas, manteniéndose invicto aquí y en los Estados Unidos. Ganándose el título de campeón en su país y la admiración en las tierras del Tío Sam, allí donde para que un caballo extranjero se haga un lugar debe romper sí o sí los moldes.
“Es el mejor caballo del mundo” se le escuchó decir a Ron McAnally, que lo tuvo a su cargo. Parado en la vereda de enfrente, Bob Baffert lo elogió apelando a una frase de esas simpáticas que se guarda para la prensa; “Desearía que se lo lleven de vuelta para la Argentina”
Decir que cuando estaba en venta fueron varios los que lo rechazaron o que se inició en una cuadrera en General Cabrera es texto conocido. Hoy por hoy, la vida de película de Candy Ride pasa por otro lado, pues encontró un relanzamiento desde que sus primeros hijos comenzaron a correr en los Estados Unidos. Otra vez obligó a todos a que hablaran de él.

Números elocuentes
Los números son elocuentes. A la fecha, sobre 63 de sus hijos que salieron a la pista ganaron 34 y cinco de ellos lo hicieron en carreras clásicas. Con 2.627.974 dólares en premios está entre los líderes de los padrillos de segunda generación y el L2575l4 que cosechó alo largo de 2009 lo ubica entre los 40 primeros de la estadística general.
Bien vale el análisis un poco más en detalle para terminar de entender las razones del fenómeno Candy Ride. No es un dato menor que la generación inicial del caballo argentino fue la que sirvió a un precio de 10.000 dólares, lo que en el complicadísimo mercado de Lexington, en Kentucky, és sinónimo de recibir yeguas de nivel intermedio para abajo; o, si se quiere ser más pesimista, de los peores augurios. Los mejores vientres que se le presentaron fueron los enviados por Sid y Jenny Craig, sus propietarios, quienes siempre le tuvieron enorme confianza.
No sólo el valor del salto colaboró para que Candy Ride no recibiera madres de primera ni de segunda línea. El ser argentino y el haber llegado a Hill’n’Dale Farms cerca de 18 meses después de su última actuación -cuando ganó el Pacific Classic (G 1) en tiempo récord- hicieron que su popularidad se perdiera por el camino.
Así y todo, el crack riocuartense demostró que, como ocurría cuando corría, es capaz de superar cualquier escollo que le pongan en el camino.
Líneas arriba se hizo mención sobre el ARG que aparece entre paréntesis a la derecha del nombre de Candy Ride que en las últimas décadas ha sido un condicionante para muchos de nuestros más destacados caballos que actuaron en los Estados Unidos para ser considerados seriamente cuando llegaban a la reproducción.
Son contados los casos de los que lograron quebrar esa barrera y, previo a la aparición de Candy, sólo puede citarse al inolvidable Forli (Aristophanes), que trascendió desde el Clalborne Farm, y a Lord At War (General), el campeón de Diane Per. kns que en el momento de su despegué murió joven.

Sus hijos más destacados
Desde el comienzo Candy Ride se destacó como un padrillo a seguir. Candilejas, su primera cría en salir a la pista, fue segunda debutando en Keeneland bien temprano, en una muestra premonitoria. De allí en más las noticias favorables comenzaron a llegar casi a diario.
En el detalle de sus descendientes más destacados aparecen a la cabeza la potranca Evita Argentina y los potrillos Chocolate Candy y Capt. Candyman Can.
Aquella es hoy por hoy una de las mejores tres años de la generación. Entre sus conquistas más destacadas aparecn el Sorrento Stakes (G3), en Del Mar, donde superó a Stardom Bound (Tapit), luego consagrada con el Eclipse Award como Campeón 2 Años Hembra, y el San Vicente Stakes (G2), en el que venció a los machos. El Moccasin Stakes (L) es otro de los trofeos que figuran en sus vitrinas.
Chocolate Candy, con los colores de los Craig y hermano materno de Crowning Storm (Storm Cat), padrillo actualmente en nuestro medio, también se lució en el circuito de California. En Golden Cate se impuso en El Camino Real Derby(G3) y en el California Derby (L), y en Hollywood Park se llevó el Real Quiet Stakes (L).
En esa misma pista fue tercero en el tradicional CashCall Futurity (G!) y acaba de escoltar a Pioneerof the Nile (Empire Maker) en el reconocido Santa Anita Derby (G 1).
Capt. Candyman Can, en tanto, salió airoso en el Hutchéson Stak (G2), en el Iroquois Stakes (G3) y en su última salida se impuso en el B Shore Stakes (G3), abandonando el proceso selectivo mayor e ingresando definitivamente en el terreno de sprinters, la categoría donde con soluta seguridad será protagonista principal de aquí en más.
En Canadá otro hijo de Candy Ride figura en el grupo de los tres años más destacados. Su nombre es El Brujo y dejó en claro todo su poder en su reciente reprise, ganando por más de ocho cuerpos el Achievement Stakes, en Woodbine, y catapultándose como uno de los candidatos de cara a la Triple Corona local.
Se dijo que son a la fecha cinco los hijos de Candy Ride ganadores clásicos y a los nombres de los mencionados hasta aquí debe agregarse a Jack Spratt, héroe en el Dania Beach Stakes (L), en Gulfstream Park, y que una vez que se afiance en las pruebas sobre césped seguirá siendo título en los medios.
Otros nombres destacados dentro de la producción de Candy Ride son potrillos de la potranca Wynning Ride y el de Miles and Miles.
La primera fue segunda en el Hollywood Starlet StakeS (G1) y prepara su vuelta a las pistas, su hermanito paterno suma dos terceros en las
de black-type, el Pasco Stakes y el Inaugural Stakes, ambos en Tampa Bay Downs, Florida.
La crías de Candy Ride exhiben muchas características que los transformaron en cotizados, pero quizá la más relevante es la ductilidad a la hora de la competencia.
Ya sea en pistas de arena, césped o sintética y desde los 800 a los 1800 metros sus figuraciones son moneda corriente.
En 2009 el servicio del gran caballo argentino se cotizó en.1 2.500 dólares, el mismo precio que el año último y los analistas en pedigrees no dudan un segundo en coincidir que en materia de costo y beneficio es la ecuación ideal enviarle una yegua.
Son 96 las crías -named foals- que componen su segunda carnada, 103 los que nacieron en 2008 pero esas cifras elevadas bajarán a alrededor de 40 en el período actual.
El año próximo volverá a crecer por encima de los 100 nacimientos la producción de Candy Ride. pues su
notable éxito hizo que se ganara la confianza de muchos criadores; incluso, si existe la lógica, las yeguas a recibir deberían ser ampliamente superiores a las que se le presentaron hasta aquí.
Candy Ride fue un crack en las pistas y ahora hacer trascender al elévage nacional desde su función en la reproducción. Un campeón. de Argentina para el mundo.