Donde el business es un show

Donde el business es un show

Por María Gabriela Ensinck
La consigna parece simple, pero requiere entrenamiento. 12 emprendedores y creativos (una diseñadora, un historietista, un fotógrafo, un psiconalista, un chef, el representante de una ONG y el director de industrias culturales porteño, entre otros) se suben al escenario y tienen que contar su idea o negocio en menos de ¡siete minutos! Exactamente, seis minutos y 40 segundos, lo que tardan en proyectarse 20 imágenes en la pantalla gigante, que se exhiben durante 20 segundos cada una.
Un presentador con porte de mimo anuncia el nombre del expositor, suena la campana y… se larga el monólogo. En la edición número 17 del PKN (www.pechakucha.com.ar) en Buenos Aires, uno de los primeros en subirse al podio fue Max Aguirre, dibujante e historietista, cuyas ilustraciones se han expuesto en el Centro Cultural Recoleta, en el San Martín, en el Bellas Artes de La Plata y en el Palais de Glace y se han publicado en Argentina, España, Francia, Uruguay, Colombia y Bolivia. Tiene dos libros publicados en solitario: Los Resortes Simbólicos (Editorial Domus) y Jim, Jam y el otro (Sudamericana) y cuatro junto con otros autores. Actualmente hace ilustraciones para libros, revistas y diarios, entre otros. Las imágenes de sus personajes e historietas se van sucediendo en la pantalla de la sala, mientras Max desliza que tiene nuevas historietas en proyecto. Los tiranos seis minutos y 40 segundos han terminado y el historietista se retira con enorme aplauso.

Emprendedores en su salsa
Enrique Avogadro, actual director de Industrias Creativas y Comercio Exterior de la Ciudad de Buenos Aires y director del Centro Metropolitano de Diseño (CMD), es el siguiente speaker de la noche. Sin el saco y la corbata de funcionario, Avogadro se define como bloggero, twittero y viajero compulsivo. Para su presentación, seleccionó diapositivas de su penúltimo viaje a la India como mochilero, ya que volvió a ese país recientemente como parte de una misión comercial de pymes porteñas. Su speech cierra con un mensaje: “Los países BRIC (Brasil, Rusia, India y China) son el futuro y los empresarios argentinos deberían mirar con más atención hacia nuestro socio mayor en el Mercosur.
A su turno, Bruno Guillot y Olivier Hanocq, dos franceses que recalaron en Buenos Aires en 1997, presentan su panadería artesanal “L’épi Boulangerie”. Entre imágenes de panes de distintas formas, hornos y utensilios, los emprendedores cuentan que su proyecto nació del deseo de preservar las técnicas ancestrales de panificación. La fermentación natural y un horno a leña de 1911 parecen ser el secreto de estos panes que se ven crujientes y tentadores en la enorme pantalla. ¿Su proyecto? Abrir más locales, sin descuidar la forma artesanal de elaboración y la atención personalizada que sólo los dueños pueden darle a un negocio.
Finalmente, la diseñadora Laura Varky hace un recorrido por su carrera, que empezó desarrollando ilustraciones y tapas de discos en el ambiente under e independiente del rock y alcanzó un Grammy Latino como directora de Arte en 2006. Y entre imágenes de tapas de discos como “Guau & Miau”, “Árbol” y “Café de los Maestros” (por el que fue premiada), cuenta su nuevo proyecto de ilustrar un libro de cuentos infantiles. Tras el aplauso, sube la música y es tiempo del entreacto, en el que expositores y auditorio aprovechan para tomar un trago, intercambiar tarjetas y -quién sabe- generar emprendimientos, en un ambiente más descontracturado que el habitual en el mundo de los negocios.

Tormenta de cerebros
El Pecha Kucha Night nació en Japón hace siete años y desde entonces se viene llevando a cabo en 300 ciudades del mundo con una modalidad muy similar. Lo único que cambia en cada encuentro son los expositores. Por el PKN Buenos Aires han pasado, entre otros, el psicoanalista Mauricio Abadi, la cocinera Narda Lepes, la artista plástica Marta Minujín, el científico Galo Soler Illia y un sinfín de emprendedores, artistas, músicos y diseñadores.
El evento, que tiene lugar cada dos meses en la Argentina, “es como un brainstorming cultural, un punto de encuentro entre varias disciplinas”, define May Groppo, una de las organizadoras argentinas. Groppo vio el formato en el exterior y decidió traerlo al país hace cuatro años, cuando sólo había siete ciudades en el mundo que lo realizaban. “Desde un comienzo, el PKN porteño es el que más gente convoca. Nos usan como ejemplo para promoverlo en otros continentes. Creo que esto se debe a cómo somos los argentinos: nos gusta la creatividad y la variedad, buscamos nuevas experiencias para mantenernos inspirados”, destaca.
En cuanto a la elección de los presentadores y las temáticas, Groppo señala que “tratamos de que sean variadas e interesantes. Simplemente nos preguntamos con quién nos tomaríamos un café durante siete minutos y esto es con muchas personas. Partimos de la base que todos los oficios y profesiones son interesantes si quienes los llevan a cabo son personas interesantes y carismáticas”.
El interés y la atención que despiertan las presentaciones se palpa en el ambiente: los espectadores escuchan, toman nota, sacan fotos, se ríen, aplauden… y en el intervalo se acercan a los presentadores para darles su tarjeta o felicitarlos por su idea.
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