Vaticinan cómo será el mapa de la economía global dentro de 25 años

Vaticinan cómo será el mapa de la economía global dentro de 25 años

Por Martín Burbridge
¿Cómo será el mundo dentro de 20 o 25 años? Si uno se pone a pensar lo que esperaba del futuro hacia la época en que la Argentina se hundía en la hiperinflación de 1989, difícilmente se hubiera imaginado este presente, en el sentido amplio del término. Y, a pesar de lo audaz y arriesgado que pueda resultar el ejercicio, la Organización Mundial del Comercio (OMC) ha decidido plantear cómo se imagina el comercio internacional para el año 2035.
La simulación se presentó la semana pasada junto con su informe anual, titulado esta vez “Factores que determinan el futuro del comercio”. Y coincide con la despedida del actual titular del organismo, el francés Pascal Lamy, quien le pasa el testigo a un “emergente”: el brasileño Roberto Carvalho de Azevêdo, toda una señal de los tiempos que corren y que se van a profundizar, en la visión de los especialistas de la OMC.
Justamente, de acuerdo con el estudio, las próximas dos décadas marcarán la real medida de hasta dónde podrán llegar los emergentes. Porque en el escenario más optimista, estos países podrían triplicar a los desarrollados en materia de crecimiento del PIB y de su nivel de exportaciones. Para quienes vivieron la crisis de la deuda latinoamericana y la “década perdida” de los ’80, este escenario parece hasta casi surrealista.
Sin embargo, a pesar de las reticencias que puedan surgir por el extenso horizonte temporal de la simulación, vale la pena echar un vistazo a lo que imagina el organismo para dentro de cinco presidentes argentinos, a menos que volvamos a sufrir una crisis terminal como la de 2001 y los tengamos que usar a todos en un par de semanas.

Las décadas emergentes
Un proceso que ya hizo eclosión durante la primera década del siglo XXI y que, según el informe, se profundizaría durante los próximos 25 años es la manera en que se está corriendo el eje del comercio mundial hacia el continente asiático y con mayor influencia de países no desarrollados. De hecho, el estudio muestra que en los últimos 30 años la participación de los emergentes en el total de exportaciones e importaciones mundiales pasó de un tercio a la mitad. Y este proceso debería seguir avanzando de aquí a 2035.
“El centro de la economía mundial se encontraba en el medio del Atlántico durante estos últimos dos siglos. La progresión de Oriente mueve el centro de la economía mundial”, sostuvo Danny Quah, economista de la London School of Economics, durante la presentación del informe. Es en este sentido que hay que interpretar la reciente Alianza del Pacífico (bloque comercial formado por México, Colombia, Perú y Chile), como respuesta de América Latina a esta realidad.
Sin embargo, este futuro venturoso para los emergentes depende, según la OMC, del grado de apertura del comercio internacional en las próximas décadas. “Las economías en desarrollo y emergentes son las que más tienen que ganar si la situación económica es dinámica y se mantiene el proceso de apertura del comercio, y las que más perderán si las perspectivas económicas empeoran y decae la cooperación comercial. En la hipótesis ‘alta’, podrían crecer anualmente un 7% en promedio, frente a sólo un 2,8% en la segunda hipótesis, que apenas superaría el 2% previsto para los países desarrollados en ambas hipótesis”, según el estudio.
Nadie duda que el avance tecnológico sea uno de los principales motores del desarrollo del comercio, en la medida en que facilita y abarata los intercambios. “Es improbable que hace 20 años alguien hubiera podido prever, con cierta precisión, acontecimientos revolucionarios como el impresionante auge de los dispositivos interactivos y de comunicación que caracterizan nuestro actual modo de vida, desde la utilización de las redes sociales hasta la deslocalización internacional”, según el estudio.
Otro aspecto que determinará el peso relativo de cada país en el comercio internacional será la demografía. Según el informe, los países con poblaciones más jóvenes tendrán mayores oportunidades de desarrollo. En palabras de Quah, “los futuros campeones económicos serán aquellos con una población joven. En 10 años, habrá 160 millones de jubilados más en China y 150 millones de jóvenes adicionales en el Medio Oriente y Africa del Norte. El costo de una población que envejece puede ser compensado por la seguridad que inspire a los inversores, a diferencia de una demografía que tienda a manifestarse en caso de crisis”.
Capítulo aparte merece el tema medioambiental, porque gran parte del comercio mundial dependerá de cómo cada país gestione este aspecto. Si se prevé una verdadera revolución en el comercio de combustibles con el desarrollo de la extracción de gas y crudo no convencional (“shale gas” y ‘shale oil‘), y más si EE.UU. alcanza su autoabastecimiento, “el aumento de los ingresos y la población ejercerá nuevas presiones sobre los recursos, tanto renovables como no renovables, lo cual hará aún más necesario gestionarlos con prudencia”, advierten.
Estos aspectos son de capital importancia para la Argentina y algo de esto se ha visto con el reciente acuerdo con Chevron para la explotación del yacimiento de Vaca Muerta. Pero también por la futura escasez de agua, que podría traer problemas a la producción de alimentos. “El agua será un bien cada vez más escaso en el futuro en grandes franjas del mundo en desarrollo, un factor que podría frenar o incluso invertir el descenso a largo plazo de la participación de los alimentos y los productos agrícolas en el comercio internacional”, según el informe.
EL CRONISTA