Bruce Willis: “mi gran pasión es mantenerme vivo”

Bruce Willis: “mi gran pasión es mantenerme vivo”

Por Nicolás Peralta
Si buscamos definir a Bruce Willis, la palabra versátil no estaría mal para hacerlo. Le sienta bien; no tiene un amplio repertorio gestual y técnico pero, siempre, en su mismo tono duro, parco, de galán reo sin pelo por mucha testosterona, es creíble. Es lo que lo hizo popular.
Desde que en la década de los ochenta apareció en la serie televisiva Luz de Luna, su imagen fue logrando armar una carrera de superestrella con todo tipo de películas en su haber.
Se lo pudo ver haciendo de boxeador en Pulp Fiction, dirigido por Quentin Tarantino, o de paciente psiquiátrico de la mano de Terry Gilliam en 12 Monos. O fue nominado al Oscar por ser el acompañante terapéutico de un niño en Sexto sentido de M. Night Shyamalan, sobre un guión original propio del realizador hindú. Hizo de villano en El chacal, y sus apariciones esporádicas en la comedia Friends siempre fueron bien recibidas. Es verdad que como héroe de acción su rol más recordado, el que tiene su firma, es el detective John McClane en la pentalogía de Duro de Matar.
En Red, la adaptación del cómic homónimo, es un duro ablandado pero que las circunstancias lo llevan a volver a ser un matón. En la segunda, igual. Y se piensa ya en una tercera. “Es un personaje que me encanta. Frank, como se llama mi personaje, no sabe manejar una relación básica fuera del trabajo y Marvin –John Malcovich– está más que dispuesto a dar consejos sobre cómo hacer que una relación funcione. Sin embargo, hay una buena probabilidad de que Marvin no sabe nada sobre el tema”, dice Willis. “El personaje de Marvin es de esos que dan consejos tipo libros de autoayuda, porque no puedo ver a Marvin en una relación”, señala Bruce. “Creo que el personaje de Helen Mirren, Victoria, está a cargo de la vida emocional de Frank hasta cierto punto”, dice y agrega: “ella maneja los hilos del asunto en una forma extrañamente perversa, pero entiende que podría morir en cualquier momento, por lo que tiene que comprometerse y seguir adelante”, dice el calvo galán.
“Lo bueno de todos estos personajes es que mientras ellos conducen las vidas más extraordinarias, tienen problemas muy comunes y se cargan con las mismas deficiencias ineficientes que el resto de nosotros”, dijo el duro de matar. “Desde el principio, nuestro objetivo es proporcionar a los asistentes una experiencia más grande, más amplia que la primera película”, dice el actor que sabe de hacer secuelas.
–¿Cómo fue el rencuentro con tus compañeros y con el personaje?
–Fue una alegría. Hay una gran diferencia en esta segunda parte. Una gran diferencia con la primera película, pero en el ambiente y la forma de trabajo es como si no hubiesen pasado tres años; es como que terminamos hace cinco minutos de filmar la última escena de la anterior y continuamos sin pausa con esta. Todos sabían dónde debían estar, qué debían hacer. Fuimos directo adonde queríamos. Y se agregaron personajes que los hacen grandes actores. Eso es genial para cualquiera. Una banda que suena bien, si suma grandes músicos, suena aun mejor, sin dudas. Adoro a mis compañeros de esta película. Son todos muy buenos y muy graciosos. Hay química y eso se nota en la pantalla.
–¿Cómo es para una estrella como vos, trabajar con otros actores de respetable carrera?
–Es un aprendizaje, es un agregado que no se puede hacer otra cosa que agradecer. Yo por momentos dejaba de estar en la película para verla desde adentro. Admiro profundamente a todos los actores que aparecen aquí. Son grandes. Es genial poder divertirme con ellos.
–¿Estos tipos de proyectos son ambiciosos? ¿Se espera un éxito en taquilla?
–Ambas películas son proyectos ambiciosos. Esta más que la primera. Tiene muchas escenas de acción y casi todas las que filmamos quedaron en el producto final. Casi nada quedó afuera. Eso no suele pasar. Apostamos a que sea entretenido, ese fue nuestro objetivo como equipo, lograr algo que sea realmente entretenido. El resto, el futuro lo dirá. Creo, honestamente, que la gente le va a gustar, eso es lo importante. Estar seguro que se hizo lo mejor posible.
–¿Cómo es la relación de tu personaje en esta segunda película con su mujer?
–El papel que hace la dulzura de Mary-Louise Parker –alguien a quien simplemente adoro– quiere meterse en la acción. Quiere ser parte de la pandilla. En la primera, yo, Frank, trataba de dejarla a un lado para protegerla. Pero en esta ella se mete en el mundo de la CIA y en el uso de armas de fuego. Hace cosas que no son fáciles. Además tiene un aspecto importante de romance: compite con el personaje de Catherine Zeta Jones, la odia, y es muy gracioso ver cómo se esfuerza por opacarla.
–¿Cómo manejan el balance entre comedia, acción y drama?
–Es un grupo de grandes actores que saben hacer todo. Pero creo que la comedia es lo más destacable, aunque es un gusto personal. Me reí tanto, que creo que las partes cómicas, combinadas con los tiros y los golpes, hacen un combo grandilocuente.
–Ver a Helen Mirren disparando armas automáticas es algo que no se ve todos los días, ¿no?
–Ella tiene tanta fineza que cuando dispara lo hace con clase. Es hasta sexy haciéndolo. Es divertido verla disparar. Pero debo decirte algo: todos mis compañeros tienen algo destacable. John Malcovich está tan loco como su personaje. Catherine Zeta Jones hace un trabajo increíble haciendo de mi criptonita. Ni hablar de Anthony Hopkins. Siempre te dejaba con la boca abierta. O de Byung-hun Lee, el artista marcial coreano que tanto me golpeó. Suena a un cliché, pero no me canso de repetir, fue todo diversión en este rodaje. El director tuvo mucho trabajo encausando la historia y controlando nuestros impulsos de jugar y bromear todo el tiempo. El guión es grandioso y gracioso. Eso ayudaba a la hora de actuar.
–¿Tu pasión más grande es la actuación?
–Mi gran pasión es mantenerme vivo. Por mis hijas, que son mi verdadera pasión. Actuar es lo que me gusta, y por suerte puedo trabajar de eso. La música también es una pasión, pero debo reconocer que me ha ido mejor con las películas.
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