27 Apr El nuevo vino argentino, mucho más que malbec
Por Sebastián A. Ríos
Que tal como lo vaticinaron algunos expertos, los blends tintos se están ganando un lugar destacado en el futuro del vino argentino. Que no sólo de malbec se trata -aunque también de malbec-, ya que hoy cepas como pinot noir, chardonnay o cabernet sauvignon son revisitadas con el ojo puesto en lo particular y distintivo que cada terruño tiene para dar. Que los enólogos argentinos pueden con igual destreza alumbrar vinos simples o complejos, satisfaciendo así tanto a los nuevos bebedores como a los ya iniciados, pero siempre observando una indiscutible relación calidad-precio en sus productos.
Todo eso quedó a la vista del jurado de Argentina Wine Awards 2013, un encuentro clave de la industria vitivinícola, realizado en las vísperas de la Fiesta de la Vendimia, en Mendoza, y en el que se buscó bosquejar hacia dónde se dirige la vitivinicultura argentina en su búsqueda por conquistar a las futuras generaciones de amantes del vino.
No es casual que el jurado de los Argentina Wine Awards (AWA) 2013 haya estado integrado no sólo por jóvenes sommeliers y enólogos, sino también por periodistas especializados y blogueros, dos actores con peso creciente en el cada vez más globalizado mundo del vino.
“La nueva generación de consumidores de vino no gasta mucho: su punto de corte son los 10 dólares. Pero al mismo tiempo quieren calidad: tampoco se les puede ofrecer basura a 10 dólares”, dijo a la nación Joe Roberts, fundador del blog www.1WineDude.com y autor de la columna “Wined Down With Joe Roberts” en www.Playboy.com , minutos antes del comienzo de la ceremonia de premiación.
Para el mundo del vino, su opinión cuenta. En 2012, Roberts ocupó el puesto 14° en el ranking de las 100 personas más influyentes del sector vitivinícola de los Estados Unidos. Por eso, cuando en la mañana previa a la premiación, Roberts disertó en el seminario “Vinos y estilos exitosos” -organizado al igual que el certamen por Wines of Argentina y la Corporación Vitivinícola Argentina-, sus palabras fueron oídas con atención incluso por quienes aún miran con recelo a los blogueros del vino.
Roberts señaló la necesidad de sorprender al consumidor joven -apodado “millennial”-, al tiempo que destacó haber hallado esa capacidad de sorpresa en muchos de los 710 vinos que como integrante del jurado debió catar. “Los consumidores jóvenes no conocen el mundo sin malbec, han crecido con el malbec argentino a su lado -dijo-. Las nuevas generaciones están buscando algo que las sorprenda, algo que puedan mostrar antes sus pares y que los haga ver como conocedores, y en esa búsqueda no dudarán en probar cepas que no conozcan.”
-¿Y qué lo sorprendió a usted en los vinos que debió evaluar?
-Probé muchos malbec de muy buena calidad y bajo precio, que es lo que uno espera de la Argentina en los Estados Unidos. Pero lo que me sorprendió fueron varios torrontés muy energéticos, mucho mejores que los que hoy representan a la Argentina en el exterior. Otra cepa que me impresionó mucho es la sauvignon blanc. Eso es algo prometedor.
Llegado a este punto, bien vale la pena ponerle nombre propio al asunto. Entre los 24 trophies (premios máximos) otorgados por el jurado de AWA 2013, hubo dos torrontés -Don David Finca La Primavera Torrontés 2012 y Alta Vista Premium Torrontés-, y un sauvignon blanc: el Aguma Sauvignon Blanc 2012, un gran vino con un precio relativamente pequeño (32 pesos).
“Es un vino moderno, muy fácil de tomar y con una expresión frutal muy delicada, que apunta al consumidor joven que viene de otro tipo de bebida y está empezando a incursionar en el mundo del vino”, dijo al respecto del sauvignon blanc premiado su creador, el enólogo Oscar Biondolillo, de la bodega familiar Aguma. Y con esas palabras resume varias tendencias que tienen como objetivo final acercar el vino a paladares acostumbrados a otras bebidas.
“En Brasil, por ejemplo, el consumidor joven está acostumbrado a tomar cerveza, cachaza o gaseosas, bebidas dulces, sin alcohol o con baja graduación. Por eso hay que ofrecerle vinos simples. Y cuando digo simples no digo malos, sino fáciles de beber, dulces y de baja graduación alcohólica”, comentó Eduardo Milan, miembro del panel de degustación de Adega, la revista especializada en vinos más importante de Brasil, y jurado de AWA 2013, que resumió: “Vinos para beber, no para pensar”.
“Vinos sin complejidad, fáciles de tomar y en el que los alcoholes no sean muy elevados. Eso es lo que busca el consumidor joven que no es especialista, un vino en el que la frescura es lo más importante”, completó el enólogo argentino Matías Michelini, alma máter de la bodega Passionate Wine y miembro del jurado del certamen, que se sorprendió positivamente de haber catado “vinos que muestran más intensidad de frutas, más gastronómicos y con mayor fluidez que vinos de los años anteriores, donde la sobreconcentración y la madera eran lo que los hacía sobresalir”.
“Al mismo tiempo, ha habido también un gran avance en la búsqueda de la elegancia y la complejidad, donde la fruta está más integrada a la madera y los alcoholes no son tan excesivos”, agregó Michelini, describiendo vinos aptos para otro perfil de consumidor igualmente joven: “El que se está especializando en el vino es muy inquieto: no quiere saber sólo de marcas líderes, sino que está en busca de nuevos proyectos, vinos de nuevos terruños, distintos”.
El concepto de elaborar vinos que expresen las características particulares de cada terruño es contrastable en los tres trophies obtenidos en AWA 2013 por la bodega Terraza de los Andes: el Malbec Single Vineyard Las Compuertas 2010, y los cabernet sauvignon Terraza de Los Andes Reserva 2010 y Single Vineyard Los Aromos 2009.
Adrián Meyer, enólogo de la bodega, resume la idea: “Son vinos que tienen su origen en un viñedo único, por lo que son el reflejo auténtico de un terruño particular en un año dado. El enfoque está puesto en la calidad y, siendo vinos de altura, en la capacidades de que los varietales se expresen de la forma más diferenciada”.
LA NACION