Michelle Pfeiffer: “Las cosas están mejor que nunca para las actrices de edad”

Michelle Pfeiffer: “Las cosas están mejor que nunca para las actrices de edad”

Por Gabriel Lerman
Durante años ha sido una figura evasiva, que rara vez participaba en una película y no siempre estaba disponible para hablar con la prensa. Pero como ella misma explica, todo ha cambiado en la vida de Michelle Pfeiffer, que ha decidido regresar a los orígenes y trabajar tanto como pueda como actriz. En abril cumplirá los 60 años y conserva una belleza impactante en Asesinato en el Orient Express junto a otros grandes actores como Johnny Depp, Kenneth Branagh, Judi Dench y Penélope Cruz.
Antes tuvo un pequeño papel en ¡Madre! de Darren Aronofsky y acompañó a Robert DeNiro en el telefilme The Wizard of lies, por el que sumó su primera nominación al Emmy a su larga lista de premios que incluye tres candidaturas al Oscar y seis al Globo de Oro, galardón que se llevó por Los fabulosos Baker Boys. Y si las nuevas generaciones no la co nocen, todo eso cambiará cuando Ant-Man y la Avispa llegue a los cines de todo el mundo en julio.

Se tomó un largo descanso en su carrera como actriz. ¿Qué la llevó a regresar?
Nunca tomé la decisión consciente de dejar de trabajar durante tanto tiempo. La vida me fue llevando. Cuando mis hijos se convirtieron en mi prioridad, las cosas se fueron complicando a medida que crecían. Uno puede pensar que debería haber sido al revés, pero cada vez se me hacía mas difícil aceptar una película. Hasta que llegó un momento en el que simplemente dejé de trabajar.

¿Qué la hizo cambiar?
Cuando empezamos a buscar universidades para mis hijos me di cuenta de que iba a ser muy duro para mí cuando se fueran de casa. Fue entonces que sentí que estaba lista para volver a los platós. Era una forma de prepararme para cuando dejaran el nido. Y así empecé a aceptar pequeños papelitos aquí y allá. Creo que la respuesta más honesta es que he vuelto a trabajar porque ahora puedo hacerlo. Me hace sentir muy bien y lo disfruto mucho.

¿Qué hacen hoy sus hijos?
Estudian. Mi hija ha comenzado el doctorado, y mi hijo se está graduando este año. Estoy muy orgullosa de ellos, porque son dos jóvenes adultos muy reflexivos. Son buena gente, y eso es lo que más valoro.

¿Qué le da ahora la interpretación que no le daba en los inicios de su carrera?
La disfruto más y me preocupo menos por el resultado. A medida que fueron pasando los años, fue adquiriendo más importancia para mí el proceso de hacer la película que cómo quedaba. Creo que ahora estoy mucho más relajada. Por otro lado, me he vuelto mas selectiva, porque sé que mi tiempo es valioso. Siento que he reen­contrado una libertad que había perdido.

¿Cree que han cambiado las cosas en Hollywood para las actrices de cierta edad?
Por supuesto. Las cosas están mejor que nunca. No es que no nos falte camino para recorrer, pero si te fijas en el trabajo que las mujeres están haciendo en la televisión, es increíble. Es el medio ideal para las actrices de cierta edad. Ahí es donde están los mejores papeles.

Ha dicho que en su tiempo libre se dedica a la pintura. ¿Qué hace con sus cuadros?
No los vendo. Ni los expongo. Creo que voy mejorando a medida que pinto y estoy segura de que si lo hiciera todos los días podría ser mucho mejor de lo que soy en este momento. Soy de dividir bastante mis pasiones y mi creatividad. Cuando estoy trabajando en una película no pinto y cuando estoy pintando no quiero saber nada de la interpretación.

¿Hay alguna razón por la que nunca ha trabajado junto a su marido, David E. Kelley?
Si, claro. Prefiero mantener nuestras carreras separadas. Soy un poco supersticiosa en ese sentido, porque he visto muchas parejas romperse después de haber trabajado juntas. Además, es bueno poder volver a casa y quejarme de como me ha ido el día y de lo mal que me han tratado, para que tu pareja simplemente esté de tu lado y sólo escuche tu versión de las cosas…

¿Se quedó con el traje de Gatúbela?
No y me arrepiento. No porque tenga ganas de ponérmelo otra vez sino porque se podría haber vendido en una subasta por una buena causa.
CLARIN