Michael Keaton: “En la Argentina comen demasiada carne”

Michael Keaton: “En la Argentina comen demasiada carne”

Por Silvia Maestrutti
En fantástica forma, delgado, de remera y jeans negros, híper activo, Michael Keaton enfrenta a los 65 una vez más la tarea de promocionar una de sus películas siendo quién es, nada de agregar misterio, despojado de todo farandulismo. Si hasta parece asombrado de que muchos piensen que es un actor ultra talentoso…
“A veces miro mis películas y si hay alguna escena mía que me gusta, me doy una palmadita. Estuviste bien, me digo. Pero puedo volverme loco cuando veo una en la que pude haber estado mejor”, asegura a propósito de una escena en la que habla a cámara al comienzo de Hambre de poder y que cree debió haber repetido. En este drama interpreta a Ray Kroc, un avispado vendedor que fundó la franquicia de comida rápida de McDonald’s sacando del medio a sus verdaderos creadores, los hermanos McDonald.

Michael Keaton estaba en medio de la temporada de premios que coronó con un Oscar a Birdman, la película de Alejandro González Iñárritu, que casi le dio también un Oscar a él como mejor actor en 2015, cuando el director John Lee Hancock lo buscó para ofrecerle el protagónico de Hambre de poder.
“Sólo él podía hacerlo, Michael es igual a Ray Kroc, porque cualquier habitación se ilumina en su presencia”, dice Hancock. Pero Keaton, que estaba a punto de transformarse en un periodista del Boston Globe en En primera plana, la película que ganaría también un Oscar al año siguiente, dice haber puesto una sola condición.
“Yo no quería endulzar al personaje para que la gente lo amara al final, el tipo estaba ahí con sus contradicciones y me interesó mostrar eso”, le comenta el actor a Clarín en Los Angeles, un rato antes de recordar que estuvo pescando en la Argentina cuando filmó una escena de una película de Ron Howard en 1986 y de hablar bien de Armando Bo y Nicolás Giacobone, los guionistas argentinos de Birdman.
“El guión es lo primero que miro antes de aceptar hacer una película. Tiene que ser bueno. Luego me queda el desafío de tratar de hacer la mejor interpretación posible, así me manejo en mi carrera. Y aunque he tenido mis altas y bajas, no me ha ido nada mal”, abrocha con su clásica sonrisa.
-Para el director eras el único que podía interpretarlo. ¿Te identificás con alguna característica de Ray Kroc, el fundador de la franquicia McDonald’s?
-La perseverancia, el trabajo duro, el foco, la determinación. Yo admiro todas esas cualidades de Ray. Lo que no admiro es lo que hizo al final, mostrándose tan codicioso. No creo que haya tenido que ver con el dinero, sino más bien con el poder.
-La prensa de tu país dice que en “Hambre de poder” estás interpretando a un personaje “trumpiano”. ¿Ves similitudes entre Ray y el presidente Donald Trump?
-Es interesante la comparación, aunque Ray Kroc es un personaje muy alejado de Trump. Primero, porque Ray no tenía ningún dinero cuando comenzó, mientras que Donald Trump recibió una tremenda ventaja en forma de herencia, más allá de lo que él diga. Al final, cuando Ray es poco ético, uno puede decir que son parecidos porque parece que Trump es poco ético. El presidente es increíblemente demandante, hasta el punto de que es divertido de ver, y luego te da miedo. Y no me hagas hablar más de él, por favor, porque no termino más.
-Como le pasó a Kroc, ¿has tenido un sueño (americano) que se haya convertido en realidad?
-Bueno, todavía no puedo creer que tengo que hacer esto para vivir. Estoy increíblemente agradecido de que me haya pasado esto, lo reconozco con mucha humildad. Me dije que quería actuar, y luego déjenme hacerlo como profesión, y luego déjenme hacerlo mejor y mejor.
-Trabajaste con dos argentinos en “Birdman”, los guionistas Armando Bo y Nicolas Giacobone. ¿Tuviste buena onda con ellos? ¿Vas a trabajar de nuevo con Iñárritu?
– Ojalá, me encantaría. Alejandro te hace trabajar muy duro, uf, pero me gustó mucho ser dirigido por él. Y los guionistas de Birdman fueron fantásticos. Ya tenía experiencia con argentinos. Trabajé en tu país en 1986 en la película Fábrica de locuras, en una planta de Fiat donde rodamos varias escenas.
-¿Cómo te tratamos?
-Tengo buenos recuerdos. Aproveché para pescar ahí, me acuerdo, ésa es una de mis pasiones. Me gustó Argentina. Eso sí, comen demasiada carne. Ustedes son increíbles, van a comer a la medianoche y piden un bife. Si la carne de los McDonald’s allá es argentina, apuesto a que es muy buena.
-¿Después de tantos años actuando te cuesta encontrar desafíos actorales?
-Los busco siempre, constantemente. En este caso, por ejemplo, el desafío fue encontrar algo muy bien escrito y tratar de ser bueno actuándolo. Estoy en cada escena y eso te obliga a enfocarte bien en lo que hacés.
-Ya tenés tu estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. ¿Era algo que esperabas?
-Me dio orgullo aunque no era que estaba pensando en eso hasta que me la dieron. Lo tomo como un honor. Llevé a toda mi familia ese día. Lo que me preocupa es que la gente pueda pegarle chicles a la baldosa.
Bromea con que es por eso que va todas las noches a verla y la limpia bien, como haría Ray Kroc.
“Estoy muy orgulloso de ser tu hijo, sos mi héroe y mi mejor amigo”, le dedicó su hijo músico Sean Douglas (es su apellido) cuando Michael recibió por fin su estrella en una vereda de Hollywood Boulevard en julio del año pasado.
CLARIN