De la NBA a Silicon Valley: cómo una estrella del básquet se volvió el gurú de la nueva economía

De la NBA a Silicon Valley: cómo una estrella del básquet se volvió el gurú de la nueva economía

Por Daniel Terdiman
Aún tratándose de una liga de deporte profesional conocida por lo bien que se visten sus hombres, Andre Iguodala, el alero de los Golden State Warriors de dos metros, se destaca por su sentido de la moda. El jugador más valioso de la final de la NBA de 2015, que en un tiempo fue también “director de estilo” para Twice, una marca dedicada a la venta de ropa de moda usada que fue adquirida por eBay, es conocido por sus trajes bien cortados. Esta noche lleva un traje cruzado de Ralph Lauren Purple Label, con una camisa abotonada y sin corbata. Está parado en la base de la gran escalinata de mármol de la municipalidad de San Francisco y estudia la escena.
La rotonda está repleta de sus compañeros de los Warriors, incluyendo a la superestrella actual de la NBA Stephen Curry. Se reúnen en pequeños grupos con los otros invitados de la noche, entre los que se incluyen algunos de los nombres más conocidos de Silicon Valley. El CEO de Salesforce, Marc Benioff, está junto a Curry. El ex CEO de Autodesk Carl Bass habla entusiasta con el jugador Draymond Green. Por otro lado está la capitalista de riesgo famosa Marry Meeker y el jefe de marketing de Apple Music y iTunes Bozoma Saint John, Jeff Jordan, socio de Andreessen Horowitz y otros. “Se trata de conectarse”, dice Iguodala, el orgulloso anfitrión. “Conectar el mundo de la tecnología con el mundo del básquet.”
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Iguodala organizó esta cena para 72 personas, que se realizó pocos días antes del comienzo de la temporada de la NBA en octubre pasado, junto con Rudy Cline-Thomas, su ex asesor financiero y ahora socio de inversiones. Su misión: reunir jugadores y ejecutivos de tecnología para desarrollar relaciones que puedan ayudar a los deportistas a hacer el tipo de jugadas que les permitan asegurar su futuro financiero. Y si bien algunos de los ejecutivos que participan sólo parecen interesados en obtener el apoyo de superestrellas de los Warriors para campañas promocionales, otros ven que hay un potencial más profundo.
Los jugadores de la NBA saben exactamente lo que están haciendo allí. El evento se realiza en el día libre que tienen los Warriors entre una gira agitada y el último juego de pretemporada del equipo. Y sin embargo todos menos uno han renunciado a su merecida noche de descanso en casa para participar. “Acabamos de terminar una gira y tenemos un juego mañana -dice Curry-. Pero entendemos el valor de estar frente a mucha gente poderosa.”
En sus cuatro años con los Warriors, Iguodala se ha convertido en uno de los jugadores más conocedores de la tecnología y con mejores contactos no sólo de la NBA, sino de todo el mundo deportivo (al fin de cuentas, se trata de un atleta cuyo muñeco oficial de los Warriors lleva un casco de realidad virtual). Se ha estado creando una reputación como sagaz inversor en Silicon Valley, contándose entre los primeros en comprar acciones de Facebook, Netflix y Tesla, entre otras empresas, y tiene una agenda envidiable llena de teléfonos de inversores, CEO y empresarios de Silicon Valley. Ha sido panelista de eventos como TechCrunch Disrupt y encabezó una serie de oradores de una conferencia de LinkedIn hace poco. Más recientemente, junto a Cline-Thomas, Iguodala ha estado desarrollando una cartera diversificada de inversiones entre las que se incluyen tecnologías de salud y del sueño, tecnología financiera y productos de consumo masivo. Sus muchas jugadas han estado orientadas a establecerse como un actor de Silicon Valley en los últimos años de su carrera en la NBA, asegurándose al mismo tiempo el control de los US$ 118 millones que ganó desde que ingresó a la liga proveniente de la Universidad de Arizona, elegido en la primera ronda de contrataciones de 2004.
Iguodala no es el único deportista que se dedica a las inversiones en tecnología. Kobe Bryant recientemente lanzó un fondo de inversiones de riesgo de US$ 100 millones concentrado en medios, tecnología y datos. Steve Young, mariscal de campo de la NFL (la liga de fútbol americano), es inversor de riesgo en Silicon Valley. Su compañero de equipo Curry es cofundador de una firma de redes sociales llamada Slyce, y Kevin Durant, que se sumo a los Warriors esta temporada, está invirtiendo en la app de microinversiones Acorns y en el servicio de delivery de comida Postmates. Pero no hay otro atleta que esté dedicando tanta energía en educar a sus colegas.
El encuentro organizado por Iguodala y Cline-Thomas es sólo un elemento de su esfuerzo mayor por dar a los jugadores más intervención en cuanto a asegurar su futuro más allá del básquet, ayudándolos a evitar la trampa que llevó a otros jugadores a quedar en la miseria. Son demasiado conscientes de historias como la de Antoine Walker, que quebró en 2015 pese a que había ganado más de US$ 100 millones en su carrera, o de Gilbert Arenas, que despilfarró US$ 160 millones en salarios y decenas de millones más provenientes de sponsors.
En el pasado, la relación entre los jugadores y las compañías era relativamente simple: los deportistas recibían una buena paga para promover marcas o productos como calzado, bebidas y autos. En estos tiempos el juego de las promociones publicitarias sigue siendo importante, pero el empresariado -especialmente en un lugar como Silicon Valley- presenta nuevas oportunidades. Los jugadores que están dispuestos a correr algo de riesgo aceptando acciones a cambio de participar en una campaña publicitaria pueden ganar mucho más de lo que ganarían con el arreglo tradicional. Y no se trata sólo de promociones. Con los inmensos salarios de hoy, los jugadores también pueden convertirse en poderosos inversores, siempre que tengan los contactos adecuados. Iguodala es el portaestandarte de lo que David Carter, director ejecutivo del Instituto de Negocios Deportivos de USC, llama la “tercera fase” de las relaciones entre jugadores y compañías, en la que deportistas de alta paga tienen un rol activo en sus carteras e invierten directamente en empresas.

La educación financiera
Después de cada victoria de los Warriors, la periodista de Comcast SportsNet Ros Gold-Onwude entrevista brevemente a uno de los mejores jugadores del partido. A mediados de noviembre, en el Air Canada Centre de Toronto, donde los Warriors acaban de despachar a los Raptors locales, Iguodala es el hombre entrevistado.
La nota es típica de la NBA hasta que de pronto, los pensamientos de Iguodala parecen virar hacia el retiro. Hablando de la nómina de los Warriors, menciona al novato Patrick McCaw, que se ha pasado la mayoría de los juegos en el banco, diciendo: “Algún día me va a reemplazar. Me voy a quedar sin trabajo”. Para decir las cosas claramente, los años de mayor estrellato de Iguodala están en el pasado, pero sigue siendo vital para las esperanzas de los Warriors de ganar el campeonato. Pero él mira hacia el futuro: “Tengo una inversión en tecnología”, le dice a Gold-Onwude.
El esfuerzo de Iguodala por crearse una identidad más allá de los deportes data del comienzo de su carrera en el equipo Philadelphia 76ers. Mientras jugaba en Filadelfia, su amigo Herbert Hill, una incorporación del equipo que nunca llegó a jugar en la temporada regular de la NBA, mencionaba a menudo a su asesor financiero, Cline-Thomas.
Iguodala y Cline-Thomas trabaron amistad en base a su interés común por la tecnología y los negocios. “Era una especie de tutoría, no simplemente alguien que trabajaba para mí”, recuerda Iguodala. “Trabajamos juntos y yo hice mi parte y mi tarea.” Eventualmente, en 2007, Iguodala se convirtió en cliente y durante unos años junto con Cline-Thomas invirtieron principalmente en acciones tecnológicas vía el mercado bursátil con una cuenta de comercio electrónico.
Cuando comenzó a trabajar con Iguodala, Cline-Thomas le dijo a su cliente que tendría que tratar las inversiones casi como una segunda carrera si quería tener éxito. Y es lo que Iguodala hace. Lee de todo, desde el Wall Street Journal hasta TechCrunch todos los días; sus contactos en Twitter incluyen una mezcla de compañías de moda y tecnológicas, sitios de noticias e inversores y ejecutivos de Silicon Valley. Y en las reuniones de negocios no va para figurar; es un socio, de igual a igual en las discusiones y decisiones acerca de dónde colocar su dinero. “Para él, lo normal es hablar en el vestuario de cosas positivas del mundo de la tecnología”, dice Curry que ha sido testigo del interés de su compañero de equipo en los últimos cuatro años. “Cualquier cosa que uno le pregunte, tiene una respuesta bien informada.”
Esa atención a los detalles no pasa desapercibida. Dick Costolo, el ex CEO de Twitter, conoció a Iguodala en 2014, cuando los dos actuaron juntos en la serie de AOL Win/Win. En el video, Costolo mencionó a un grande de la NBA Chris Bosh, que una vez le dijo que sabía que tenía que pensar en su vida después del básquet y que, mientras un ejecutivo de tecnología podía pasar de una compañía a otro, Bosh tenía “que ser el CEO de Chris Bosh”, asumiendo la responsabilidad de descubrir qué hacer después de su carrera en el básquet. “Andre piensa de modo muy similar”, dice Costolo.
Cuando Costolo recientemente estaba buscando fondos para su nueva firma de social de salud, Chorus, tomó contacto con Iguodala y Cline-Thomas. No sólo quería aprovechar el dinero o la fama de Iguodala. Costolo quería la visión del jugador sobre el emprendimiento. En una cena los tres hablaron de una potencial inversión. “Probablemente me hicieron más preguntas -más incisivas y con más detalles- que cualquier otro al que le haya presentado la idea”, recuerda Costolo. Iguodala y Cline-Thomas se convirtieron en dos de los primeros inversores de Chorus.
“Abordan la cuestión un poco como estudiosos del juego”, dice Richard Smith, ex ejecutivo de desarrollo de negocios de First Rund Capital que ahora está en LinkedIn, y que ha ayudado a Iguodala y Cline-Thomas con varias iniciativas. “Se toman el tiempo para conocer el sector que los apasiona y escogen en qué lugar tiene sentido para ellos meterse más a fondo.” También han invertido en TruMid, una plataforma de comercio electrónico que recientemente sobrepasó los US$ 1000 millones en operaciones; las compañías de tecnología del sueño Hello y Thrive Global; Walker & Company, que produce productos de salud y de belleza para gente de color, y The Players Tribune, la empresa de medios centrada en los deportistas, de Derek Jeter.

De estudiante a maestro
Probablemente a Iguodala le queden unos años en la NBA. Cuando se terminen sus días como jugador, sin embargo piensa aumentar su actividad de inversor y asesor de compañías de cartera, al mismo tiempo que aumentar la energía que dedica a educar a deportistas y hacer de puente entre los deportes y la tecnología. Por eso en su perfil de LinkedIn, Iguodala se identifica primero como empresario y capitalista de riesgo, y después como jugador de la NBA.
El interés de Iguodala y Cline-Thomas por ayudar a los jugadores a recibir el tipo de educación sobre inversión en tecnología que podría ayudarlos a prosperar comenzó hace un año y medio. Iguodala advirtió que mientras muchos deportistas le pedían consejo, la mayoría tenía poco conocimiento de las inversiones. Al convertirse la inversión en tecnología en un pasatiempo divertido, Iguodala sabía que podía ayudar a participar a deportistas que disfrutaban de contratos por decenas y aun centenares de millones de dólares. Pero también quería prepararlos. Los jugadores “sólo leen las historias de éxito”, dice Cline-Thomas. “Nadie está escribiendo sobre alguien que perdió una tonelada de dinero, que es el 99% del juego.” La visión de Iguodala para la cumbre, explica Cline-Thomas, era ofrecer “resguardos antes de que más jugadores se convirtieran en víctimas”.
Para Iguodala el evento fue la oportunidad de dar a sus colegas acceso a lo que él y sus compañeros de equipos de los Warriors tienen a mano todos los días: acceso fácil a Silicon Valley, algo que les da una clara ventaja cuando se trata de entender la inversión en tecnología. “La cumbre es una especie de curso acelerado del mundo de la tecnología”, dice Iguodala en un video donde comenta el evento. En su visión, los jugadores vinieron preparados, listos para aprovechar sus reuniones con inversores de alto nivel. Y muchos, informa, han mantenido contacto con inversores.
Uno de esos jugadores es Lou Amundson, veterano de 10 años de la NBA, que jugó la última temporada para los New York Knicks. Recientemente ha estado trabajando con una compañía de realidad virtual para crear una división de deportes, y fue a la cumbre para tener una mejor comprensión del ecosistema de las nuevas firmas. Pero se sintió igualmente impresionado por el énfasis en el evento en que los deportistas, por ricos que sean, tienen que hacerse responsables de su propio bienestar financiero. “Ese mensaje aún tiene que hacerse llegar a algunos jugadores -dice Amundson-. Ya no es un secreto que hay una oportunidad [en la tecnología], pero realmente hay muchas oportunidades malas también.”
Para Amundson, la cumbre fue un recordatorio del tipo de conocimiento que los deportistas tienen que internalizar, así como una demostración de que hay alguien en Silicon Valley que los apoya. “Es importante educarse uno mismo, hablar con gente y hacer redes. Iguodala y Cline-Thomas siempre estuvieron abiertos a compartir esa información y hablar con jugadores y crear relaciones.”
La Cumbre de Tecnología volverá en unos meses y Cline-Thomas espera que sea sustancialmente más grande. Dice que también hay interés por expandir la lista de participantes con jugadores de otros deportes e incluso de otros países.
“Estoy tratando de conseguir que el atleta se reinvente -dice Iguodala-. Esto exige mucho trabajo, pero es posible.” Y para él, la idea de colaborar con sus compañeros de juego fuera de la cancha y en el mundo de la tecnología es algo natural. “Yo siempre les digo a mis compañeros de equipo que somos compañeros de equipo de por vida -aclara-. Vamos a estar haciendo cosas juntos cuando seamos mayores… Denlo por sentado.”
LA NACION/FAST COMPANY