Comprueban que el exceso de grasas y azúcares acelera la aparición del Alzheimer

Comprueban que el exceso de grasas y azúcares acelera la aparición del Alzheimer

Por Paula Galinsky
Comer grasas y azúcares tendría una conexión directa con la aparición prematura de Alzheimer, en los que tienen propensión a padecer este trastorno. A esa conclusión llegó un estudio realizado en la Fundación Instituto Leloir (FIL), según cuenta a Clarín la doctora Laura Morelli, directora del trabajo e investigadora del Conicet. “Nuestros resultados apoyan la teoría de que la dieta no saludable ‘acelera’ los mecanismos patogénicos que se disparan en etapas tempranas del Alzheimer”, sostiene la experta y destaca que, por esto, la mala alimentación “funcionaría como un tercer modulador negativo de la evolución de la enfermedad, después de la edad y la predisposición genética”. Además, gracias al mismo experimento lograron explicar qué ocurre en el cerebro frente a este tipo de consumos.
La investigación, que fue liderada por argentinos y contó con la participación de científicos de Uruguay y México, se extendió durante cinco meses. “Utilizamos ratas modificadas genéticamente para reproducir los estadios iniciales de esta enfermedad neurodegenerativa y comparamos su situación con la de ratas salvajes. A la mitad de cada grupo le dimos una dieta estándar y a la otra mitad una rica en grasas y azúcares. Lo hicimos desde el destete de las crías (al mes de vida) hasta los seis meses”, agrega Morelli.
Lo primero que detectaron fue que la comida chatarra tuvo un impacto a nivel metabólico (provocó hipertensión, colesterol alto, principio de diabetes) en los roedores que la consumieron. Y, en consecuencia, alteró los “mecanismos de defensa” de las neuronas de todos los animales, “aunque sólo empeoró el aprendizaje y la memoria de muy corto plazo en los que contaban con predisposición para sufrir Alzheimer”.
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Como parte del estudio, efectuado en el Laboratorio de Amiloidosis y Neurodegeneración en el FIL, descubrieron que “el gen sirtuina 1, que regula los mecanismos de protección antioxidante y brinda a las neuronas la capacidad de responder ante insultos metabólicos, sufría una alteración en los que ingerían la dieta grasa u occidental”, suma Morelli. Es decir que, como efecto de la alimentación no saludable, disminuía los niveles de este gen y esto derivaba en un deterioro de la cognición de los afectados.
A su vez, verificaron que los péptidos (o proteínas amiloides), que predisponían a los animales manipulados a tener Alzheimer, sufrían una modificación significativa tras el consumo de grasas. “Vimos que, producto de dicha alimentación, estos péptidos presentes en el hipocampo de las ratas transgénicas cambiaron su estructura y se tornaron más tóxicos, agravando la neuropatología”, añade la especialista.
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Los seis meses de estos roedores equivalen a los 40 años de una persona. Por esa razón, los resultados sirven para brindar recomendaciones para aquellos que se encuentran en esta etapa de la vida, según afirma Luis Ignacio Brusco, neurólogo y presidente de la Asociación Alzheimer Argentina. De aquí se desprende que “el trabajo apoya la intervención en la dieta a nivel poblacional como una estrategia no farmacológica relevante, al menos en personas de 45 a 50 años con factores de riesgo genéticos y vasculares para el Alzheimer”, indica Brusco.
Para Alejandro Andersson, que es neurólogo y director del Instituto de Neurología Buenos Aires (INBA), el “gran valor” de este estudio es que “suma argumentos para insistir en la importancia de mantener una dieta saludable”. “El cuerpo humano no está preparado para la ingesta de azúcares y las funciones cognitivas se ven perjudicadas cuando sucede esto. Por esta razón, resulta fundamental alimentarse bien, tanto como hacer actividad física y evitar el tabaco”, resalta Andersson.
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