Furor por la realeza histórica

Furor por la realeza histórica

Por Laura Ventura
Un buen rey domina sus pasiones; de lo contrario, se convierte en un tirano. Este es el leitmotiv de Carlos, rey emperador, la gran apuesta de la Televisión Española de esta temporada, coproducida por esa señal pública y Endemol, que aquí se ve todos los lunes por la señal internacional de TVE. La acción comienza con la llegada de Carlos desde Flandes, decidido a ocupar el trono de Castilla, y recorre sus pasos mientras construye su hegemonía. Con un afán de alcanzar el poder y la gloria de las grandes civilizaciones -plus ultra, su lema, que significa “más allá”-, este hombre, nieto de los Reyes Católicos e hijo de Juana la Loca, no tuvo sombra alguna en su era ni en su vasto imperio, donde jamás se ponía el sol.
El arco de esta serie, dirigida por Oriol Ferrer, Salvador García Ruiz y Jorge Torregrossa, puede leerse como una bildungsroman, o novela de aprendizaje, donde el héroe va despojándose de sus actitudes infantiles y viscerales hasta convertirse en líder. En el segundo capítulo, ya en el trono, pero con el fantasma del reinado ejemplar de su abuelo, Carlos I de España (o Carlos V del Sacro Imperio Romano Germánico), manifiesta sus deseos de salir a cazar a diario, dejándoles a sus consejeros flamencos la confianza de los designios del reino. Sin embargo, irá comprendiendo que es él quien debe decidir en su corte y, en consecuencia, en el mundo entero, de un lado y otro del Atlántico.
Carlos-Javier-de-Agustin
“Antes o después, un rey debe ser cruel”, sentencia su hermano menor Fernando, y pronto tomará el consejo de este joven, con quien lo une un lazo fraterno, pero también una rivalidad: “No tenés defectos, Fernando, y eso es lo que te convierte en una amenaza para mí”.
Álvaro Cervantes es el protagonista junto a un elenco de actores destacados como Eusebio Poncela, que encarna al cardenal Cisneros, el narrador de esta saga épica.
También se destaca la popular it girl Blanca Suárez, una chica Almodóvar, a quien este año, además, se la puede ver en Mi gran noche, de Álex de la Iglesia. La actriz compone a Isabel de Portugal, con quien Carlos vivió un gran amor, según señalan los libros de historia. Pero las pasiones -o “devaneos”, en el léxico de la época- no comienzan con este matrimonio concertado, sino con el tórrido vínculo entre Carlos y Germana de Foix, quien había sido, antes de conocerlo, la esposa de su abuelo Fernando.
Un logro de la serie son las tramas argumentales simultáneas. Además de en España, la acción se centra en Francia, en el reinado de Francisco I (bajo la influencia de su madre, Luisa de Saboya, y también del mismísimo Leonardo Da Vinci); en Portugal; en Roma; en Flandes (donde se muestran los pasos y la obra de Martín Lutero); en Gran Bretaña, en el reinado del también célebre Enrique VIII (interpretado por Àlex Brendemühl, conocido por su personaje en Wakolda, de Lucía Puenzo); y en América (ver aparte). En lapágina oficinal de la serie, los personajes y las ramas genealógicas están minuciosamente explicados de modo tal que, si el espectador se pierde algún detalle de este complejo juego de tronos, pueda disipar dudas.
Por momentos, la serie se vuelve pedagógica desde el guión, donde los personajes se presentan a sí mismos nombrando su linaje, lo que le resta verosimilitud. La actuación también incurre a veces en un tono declamatorio. El énfasis está en el gran despliegue de la dirección de arte, un fastuoso y logrado vestuario, y en un cuidado asesoramiento histórico, liderado por el académico Alfredo Alvar, referencia obligada para hablar de esta época.
Las grabaciones de Carlos, rey emperador ya han concluido, igual que la historia (y la posibilidad de agregar capítulos), porque el guión concluye con el monarca retirado del trono, en el monasterio de Yuste. La serie, como sus personajes, también tiene su rival, y es La Voz Kids (con Rosario, David Bisbal y Manuel Carrasco), que lidera la audiencia de los lunes, aunque Carlos, rey… cosechó un interesante público, que, en promedio, supera en cada entrega los 2.000.000 de espectadores.
La emisora pública, TVE, buscó con esta gran producción continuar la suerte de Isabel, basada en Isabel de Castilla, que se mantuvo durante tres temporadas en el aire (en la primera, la audiencia promediaba los 4.000.000 de espectadores por entrega) y que se emitió en 80 países. Sólo le hizo sombra El tiempo entre costuras, basado en el best-seller de María Dueñas (que la Argentina está disponible en Netflix y en la señal OnDirecTV). Otra serie histórica, aún en el aire, es Águila roja (protagonizada por Inma Cuesta, a quien se la podrá ver junto a Ricardo Darín en Kóblic, que en nuestro país emite Antena3 Series), que transcurre durante el reinado de Felipe IV, en la misma época en que suceden Las aventuras del capitán Alatriste, la creación de Arturo Pérez-Reverte, saga que se convirtió en película y en serie. También hay que destacar El ministerio del tiempo, una serie estrenada este año en la que un grupo de personajes viaja al pasado y visita a los nombres más influyentes de la historia (también la emite TVE Internacional).
Carlos, rey emperador llega cuando un sector de la población se encuentra desencantado con los políticos y los partidos tradicionales, hecho que no genera un desinterés, sino, por el contrario, la necesidad de informarse. La política domina el escenario público en un país en crisis y en un año electoral. El debate de los principales líderes de la oposición -Albert Rivera y Pablo Iglesias- registró el domingo último, en el programa Salvados, de Jordi Évole, más de 5.000.000 de espectadores.
En la Argentina, Carlos, rey emperador puede verse en la señal de cable TVE Internacional, los lunes, a las 21.30, el mismo día de la emisión en España. Otra opción es disfrutarla online”a la carta”, como propone la TVE, que tiene disponibles allí las temporadas completas de éste y otros 159 títulos de su producción.
LA NACION