En Ushuaia, los croatas también fueron gauchos

En Ushuaia, los croatas también fueron gauchos

Por Roberto L. Elissalde
Don Jorge Bronzovich llegó desde Croacia a Ushuaia en el verano de 1923 y fue uno de los que integraron la segunda camada de pioneros en aquellas tierras australes. Falleció en 1946 dejando ocho hijos: Tomasina, Yerka, Olga, Juan, Andrés, Vladimiro (Vlady), Jorge (Yuko) y Budimiro (Budy). Los dos últimos recuerdan que a los pocos días de morir don Jure, como llamaban a su padre, salieron a caballo, al verlos un vecino sacó su cámara fotográfica, de las llamadas “cajoncito” y los retrató frente al antiguo edificio del Banco de la Nación.
En esa imagen celosamente guardada por los hijos y nietos los cinco hermanos varones aparecen montados, Juan en un “overo rosado” el primero de ese pelaje que llegó al lejano sur, y que se lo regaló un paisano de General Lavalle, don Juan Ceresetti. Éste había sido soldado del regimiento Húsares de Pueyrredon de Azul y con él marchó al Sur, cuando los episodios de la Patagonia trágica. Ya licenciado se instaló en Ushuaia donde se conchabó en la policía, dedicándose a la doma. Esta tarea se realizaba en el paraje Vega de las Cotorras; hoy reconocido centro invernal a 30 km de la ciudad sobre la ruta 3. Los caballos eran la conexión de la isla; la policía se preocupaba de la seguridad y hasta hacía de correo; para ello en la zona norte en el departamento San Sebastián había una delegación de Remonta del Ejército. En los inviernos, los caballos se alimentaban con alfalfa traída desde el valle de Trelew por los buques de la Armada.
El overo tiene su origen en los llevados por Remonta o en una tropilla de los hermanos Vidal de Ushuaia, lo cierto es que Ceresetti se lo regaló a Juan –cuya relación evoca su hermano Yuko– como la de Fabián con don Segundo Sombra. Juan y Vladi, saliendo de su adolescencia como diversión los fines de semana salían a caballo el sábado por la tarde y volvían el domingo, rumbo a la Vega de las Cotorras. Allí se divertían con los policías que estaban destacados todo el año, ambos eran buenos jinetes. Juan tuvo predilección por la poesía gauchesca y siempre aplicaba oportunamente los versos criollos y Vlady resultó un excelente domador y jinete, sin duda por las enseñanzas del paisano Ceresetti. A mediados de la década del 80 Vlady –fallecido en el 2004– fue el iniciador del juego del pato en esas tierras y a los 60 años lo jugaba con garra y entusiasmo como capitán del equipo Laguna Escondida. Contó para ello con el empuje de sus sobrinos Juancho y Gastón Bronzovich y de Jorge Tagle (h.) . Los caballos criollos de la isla fueron los que primero se utilizaron, pero después llegaron desde Napaelofú (con ese nombre también se creó un equipo), Buenos Aires, un buen conjunto. Demoraron unos cinco días en llegar a Ushuaia y esa patriada la dirigió y ejecutó desde su campo en dicha localidad Budy Bronzovich, manejando su camión.
La pista de aterrizaje del campo en Laguna se convirtió en cancha improvisada, los sábados y domingos y los que pasaban por la ruta 3 se paraban para mirar ese juego ignorando en muchos casos que era el deporte nacional. Pronto se sumaron con el nombre Laguna Verde, Daniel Prieto, Gerardo Bevan, Daniel Bronzovich y Adolfo Imbert, quienes organizaron campeonatos, el primero de ellos en la bahía Lapataia, encuentro presenciado por el presidente de la Federación Argentina de Pato, don Rubén Gagliardi.
LA NACION