Dos miradas sobre Hitchcock, entre el genio y el psicópata

Dos miradas sobre Hitchcock, entre el genio y el psicópata

Por Fernando López
Si es difícil llevar la cuenta del número de películas que vienen precedidas por la leyenda “inspirada en hechos reales”, mucho más complicado -cuando no improbable- resulta discernir cuánto hay en cada una de ellas de “hechos reales” y cuánto de “inspiración”. Están llegando, por ejemplo, dos producciones que giran en torno de la figura de Alfred Hitchcock. No son estrictamente retratos. Más bien salen al encuentro del hombre que fue el indiscutido maestro del suspenso, en dos momentos determinados de su vida personal y artística.
Una es el esbozo biográfico que lleva su célebre apellido como título, transcurre en los tiempos de la realización de Psicosis y presta especial atención al vínculo que el genial realizador mantuvo durante casi sesenta años con su esposa y colaboradora, Alma Reville, y al papel decisivo que ella jugó en su vida tanto en el plano profesional como en el humano. En Hitchcock , que se estrenó en enero de 2013 en la pantalla grande por Fox, la encarna Helen Mirren, candidata a uno de los Globos de Oro a punto de ser entregados, mientras que a Anthony Hopkins le tocó convertirse en Hitchcock, como antes lo había hecho con Nixon, Picasso o Tolomeo.
La otra obra, The Girl, producción británica de HBO y BBC, apunta a la conocida obsesión de Hitch -ahora interpretado por Toby Jones, el Truman Capote de Infame -por sus estrellas casi invariablemente rubias y enfoca el caso particular de Tippi Hedren, la bella modelo a quien él convirtió en estrella como protagonista de Los pájaros y Marnie y por quien -según la propia actriz-0 desarrolló un interés enfermizo que se manifestó en acoso primero y en agresiones más o menos abiertas tras las reiteradas negativas de la actriz (aquí animada por Sienna Miller, también candidata al Globo de Oro, lo mismo que Jones), a aceptar sus galanteos, por decirlo de una manera elegante. También aquí, aunque en menor proporción, se concede bastante atención a la llamada Lady Hitchcock, en este caso interpretada por una impecable Imelda Staunton.

COMPLEJIDADES
Estas dos biopics, que no llegan a ser retratos de la compleja personalidad de Hitchcock, ni se lo proponen, y que indagan relativamente poco en sus ideas sobre el cine y sus decisiones artísticas vienen de la literatura: Hitchcock procede del libro de Stephen Rebello Alfred Hitchcock and the Making of Psycho y fue dirigida por Sacha Gervasi, debutante en la ficción tras intervenir en el guión de La terminal y dirigir un documental sobre la banda canadiense de rock Anvil. The Girl , dirigida por Julian Jarrold y escrita por Gwyneth Hughes, está basada en un libro de Donald Spoto, Spellbound by Beauty : Alfred Hitchcock and His Leading Ladies , que examina las relaciones del creador de Vértigo con las protagonistas femeninas de sus films. Lo que no implica -como suele suceder- que los “hechos reales” de los que avisa la leyenda del comienzo excluyan cualquier invención. Por lo menos, es lo que sugieren algunas frases extraídas de las críticas: según The New York Times, Hitchcock ofrece una “visión fantasiosa” del matrimonio, que hasta incluye una presunta infidelidad de Alma, harta de los coqueteos de sir Alfred con sus estrellas: “Un elemento desafortunado de una película que no sólo contribuye a desacreditar el genio creativo, sino que lo presenta como un caso patológico”. Otra crítica del mismo periódico había apuntado un mes antes: “El problema con The Girl es que intenta psicoanalizar a Hitchcock, pero fracasa al tratar de conocer demasiado al hombre. Es una película sobre Hitchcock que ignora su mejor consejo, el que dice que el suspenso es como una mujer: mientras más deja a la imaginación, mayor es la emoción”.
Tiene sus consecuencias atreverse con un monstruo sagrado como el creador de Rebecca , Cuéntame tu vida , Intriga Internacional o La ventana indiscreta . Ya fuera para despojarlo de algunos rasgos un poco perversos que cierto imaginario popular gusta de conservar -el hombre de hábitos lascivos, tirano manipulador, a veces cruel-, o para explotarlos; ya para devolverle a Alma el lugar de “heroína invisible” que merece por haberse puesto deliberadamente a la sombra de su marido y aportar su buen criterio como editora, guionista, crítica o asesora de casting (nadie mejor que ella conocía las debilidades de su marido y tuvo mucho que ver con la elección de las rubias en cuestión, incluida Tippi). Según Pat Hitchcock, la única hija del matrimonio, sus padres eran bastante más afables y comunes de lo que se ve en los films y su casa de Hollywood, tan normal como la de cualquier familia media: Alma cocinaba (como pocos, según Alfred), y él lavaba los platos, costumbre que conservó hasta poco antes de su muerte, en 1980.
Para algunos, The Girl transmite una autenticidad de la que Hitchcock carece. Otros reconocen que éste propone una visión más amable y comprensiva. Y ni hablar de las dudas que generó la “denuncia” de Hedren: Kim Novak, Eva Marie Saint o Doris Day no la creen. Él era un caballero. Además de un genio del cine, lo que nadie pone en duda.
LA NACION