El semáforo cumple un siglo en América

El semáforo cumple un siglo en América

Por Julián Anzoategui
A nadie le gusta tener que esperar cuando el semáforto se pone en rojo. Las mujeres lo usan como ese anexo de tiempo minúsculo para retocar su maquillaje mientras van en el auto y algún que otro malabarista aprovecha la intermitencia para echar a rodar su arte. Tan presente en la vida de todos, el semáforo eléctrico tal como se lo conoce, con sus tres luces,  regula en todo el mundo las vidas de millones de personas y hoy cumple 100 años.
En Buenos Aires, durante el período de enero a junio de 2014, se relevaron, en el marco del Plan de Control llevado  a cabo por el Ente Único Regulador de los Servicio Públicos, 5259 intersecciones con señalizaciones. De ellas, 3190 son semáforos vehiculares y 2069semáforos peatonales.
Estas señales de control de tránsito, como se llaman oficialmente, son quizás más antiguas de lo que se imagina: el primer semáforo, tal y como los conocemos hoy en día, fue instalado en Estados Unidos, el  4 de agosto de 1914. Ocurrió en la ciudad de Cleveland, en Ohio, y su inventor se llamaba Garrett Morgan. El “sistema de señalamiento luminoso”, tal como lo denominan los expertos, posibilita la administración del flujo vehicular en el tramado urbano tanto en calles como en avenidas. Su correcto mantenimiento es de vital importancia para la seguridad vial y está regulado por el Ente de la Ciudad, que para su mantenimiento tanto preventivo como correctivo dividió las prestaciones del servicio en 9 sectores o áreas adjudicadas a diferentes empresas de mantenimiento.
Después de tantos años de historia cada país tiene diferentes reglas de circulación, incluyendo cómo interpretarlos. Por ejemplo, en algunos países, una luz amarilla indica a los motoristas que pueden continuar conduciendo si la ruta está vacía, dando vía libre a los peatones y a los vehículos de los caminos perpendiculares intersectantes.
En algunos países, justo antes de que la luz cambie a verde, la luz roja y la luz amarilla están encendidas. Eso sí, hay cosas que probablemente no cambien. “Rojo arriba, luego amarillo y por último verde”. En China quiso hacerse al revés para que el color del Partido Comunista simbolizara la vía libre, pero finalmente acabó todo siendo un caos.
TIEMPO ARGENTINO