El monumento al Resero vino de los pagos de Ayacucho

El monumento al Resero vino de los pagos de Ayacucho

Por Miguel Roqui Solanet
La Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, bajo la intendencia de José Luis Cantilo, le encarga al escultor Emilio Sarniguet un monumento de un gaucho resero montado a caballo.
El escultor designado pertenecía a la escuela de escultores argentinos inspirados en Auguste Rodin, en donde se encontraba entre otros Hernán Cullen Ayerza.
Corría el año 1928 y ya no llegaban tropas por arreo al Mercado de Liniers, y por eso el autor decidió buscar un modelo en el campo.
Así llegó a la estancia El Cardal de Pedro y Emilio Solanet, en donde había comenzado la recuperación de la raza equina Criolla y en donde encontrarían ejemplares puros y al gaucho que le serviría de modelo.
Un antiguo resero de la estancia, y en ese entonces puestero, de apellido Cabanas, fue el elegido para su obra.
Este montaba un caballo pasuco o de sobrepaso, que era de su hija María Angélica “Matita” Solanet, quien lo usaba desde los cinco años para concurrir a la Escuela Rural de Solanet. Sus padres le habían impuesto al pasuco para que no disparara al galope, que era lo que le gustaba.
Es sabido que los pasucos, por su forma de colocar las manos y las patas al tranquear, lo hacen de manera rápida y agradable, pero son trabados para galopar.
Esta condición satisfacía la exigencia impuesta a la chica y a la vez resultaba del agrado del viejo paisano.
Por esa razón el monumento muestra exactamente la postura del pasuco apoyando al mismo tiempo la mano y la pata del mismo lado, que caracteriza su andar.
El monumento fue inaugurado el 26 de mayo de 1934 sobre la entrada del Palais de Glace y luego fue trasladado a su ubicación actual.
Emilio Sarniguet supo captar perfectamente a los caballos y, en su estada en El Cardal realizó también los estudios para otro monumento de su autoría: el del general Julio Argentino Roca en Bariloche. Para el mismo usó como modelo al padrillo Olvido Cardal, campeón de Palermo en 1922 y uno de los padres más importantes de la raza.
Dada la pericia demostrada en su oficio, Emilio Solanet le encargo al escultor que dibujara la silueta de los dos padrillos principales de la cabaña -Olvido y Africano Cardal- que eran demostrativos de los dos tipos de caballos que se daban en la raza También le encargó la silueta de la yegua Sorpresa Cardal, campeona de Palermo y madre sobresaliente.
Estas siluetas se usaron para representar el prototipo racial además de estar impresas al dorso de las solicitudes de inscripción de crías en la Sociedad Rural Argentina y en nuestra moneda de diez pesos.
LA NACION