El e-mail compite por su vida

El e-mail compite por su vida

Por Rocío Pujol
En los últimos años, la cantidad de cuentas de correo electrónico de usuarios argentinos viene disminuyendo, no así el número de cuentas en redes sociales y descargas de aplicaciones de mensajería instantánea. “El segmento joven no utiliza para nada el e-mail. Entre ellos, la comunicación se da a través de Facebook e incluso mediante el servicio de chat que tienen las redes”, destaca el analista en telecomunicaciones y director de la consultora Carrier & Asociados, Enrique Carrier.
De acuerdo al especialista, este fenómeno se da por varios factores, entre ellos, el incremento de la plaza de smartphones, los cuales se adaptan en uso a la ubicuidad, es decir al poder de conexión, en cualquier momento y lugar. Según la investigación Generación Z, realizada en 2013 por la Universidad Argentina de la Empresa, el 96% de los jóvenes porteños, de entre 8 y 18 años, tienen un celular. De ellos, un 79% tiene un dispositivo con acceso a Internet. En cuanto a usos, el informe indica que el 53% no envía correos electrónicos sino que prefiere los sistemas de comunicación virtuales en tiempo real, como los mensajes instantáneos, usados, frecuentemente, por un 62% de los jóvenes; o el chat, utilizado, entre 1 y 4 horas diarias, por el 54% de los encuestados. Incluso las aplicaciones están listas para hablar por los usuarios en las redes sociales. Así, soluciones como ‘Duolingo’, app desarrollada para aprender idiomas; ‘CandyCrush’, herramienta de entretenimiento, o Runtastic, cuyo fin apunta a hacer entrenamiento físico, permiten compartir los progresos alcanzados sin necesidad de tener que abrir la boca para decirlo o tipear una tecla para redactarlo.
Ana María Andrada, directora del Centro Blas Pascal I+DTE, coincide en que los jóvenes, entre si, se comunican por celular, con aplicaciones como What´sApp y a través de las redes sociales, especialmente Facebook y, en menor medida, Twitter. La experta en educación señala que el favoritismo por la red de Mark Zuckerberg radica en que Twitter exige del usuario la escritura en 140 caracteres y eso requiere de un nivel de síntesis del pensamiento.
“Un tweet es una unidad informativa, no sigue en otra, así como una pantalla de un dispositivo es una unidad topológica que, a través de una interfaz de usuario de un programa de computadora, deviene en una unidad informativa y no sigue abajo, como una página, sino que tiene otra pantalla atrás y otra atrás y no mucho más, porque de lo contrario sobreviene el llamado “problema de desorientación” porque el cerebro no ‘resiste’ la hilación completa de una navegación de más de tres nodos consecutivos”, explica.
En el ámbito educativo, las relaciones establecidas entre alumnos y docentes, tanto en escuelas como en universidades, se dan mayormente a través del e-mail. Andrada señala que, a través de este medio, se siguen manteniendo ciertas formalidades de escritura y de los modales en la Web, las conocidas reglas de netiquette. “A tal punto esto es así, que, en general, los alumnos sacan cuentas para este tipo de comunicación, donde la denominación abandona el terreno coloquial (por ejemplo: lindacomounsol@gmail.com), para identificar en la dirección de mail, cualquiera sea el servicio el nombre y apellido del alumno”, asegura la licenciada.
En tanto, para el entorno empresarial, uno de los desafíos de los correos electrónicos es la organización de los mismos y el almacenamiento. Otro es, si la comunicación se da entre varios destinatarios, el orden de respuesta y, claro, no olvidarse de poner en copia a todos. Claro está: tal problema no se genera cuando se trabaja colaborativamente en una red, en la cual se pueden armar grupos de trabajo para socializar avances laborales de forma más efectiva.
Crece así la cantidad de compañías que buscan reducir la cantidad de correos electrónicos. Atos, la firma francesa de servicios basados en tecnologías de la información, lanzó a inicios del 2013 el proyecto Zero Email para convertirse en la primera compañía libre de mails. El objetivo de esta iniciativa es reducir la cantidad de correos electrónicos internos mediante el uso de aplicaciones de comunicación mejoradas, herramientas colaborativas y redes sociales. El beneficio que persigue la firma es reducir la sobrecarga de información, ya que estiman que sus gerentes dedican entre 5 y 20 horas de la semana a la lectura y respuesta de correos.
Sin embargo, en materia de comunicación externa, el correo sí mantendría su faceta de canal de relacionamiento con los consumidores. De acuerdo a Francisco Di Paola, Chief Operating Officer de la agencia especializada en marketing directo y digital que lleva su nombre, “en el último tiempo, crecieron mucho las redes sociales y ejercicios para comunicar mejor con dispositivos móviles. Pero mí sensación es que el e-mail sigue siendo una herramienta poderosa porque permite una segmentación que no se consigue con otros medios. Considero que, en la región, se registró un incremento del uso de correos electrónicos por parte de las empresas”. El trasfondo es que, antes, la tecnología no permitía la comunicación a gran escala a un costo razonable y porque, a partir de lo actuado en las redes sociales, abrieron un diálogo con sus clientes, que exige seguir en contacto de forma privada.
Si bien, su uso parece ir decayendo, la extinción suena poco probable, especialmente porque necesitamos de una cuenta de correo para tener Facebook. “E-mail tiene todo el mundo, incluso quienes no lo usan, y esto es porque se transformó como una especie de identificación”, cierra Carrier.
EL CRONISTA