Evita rebeldía

Evita rebeldía

Cristina Alvarez Rodriguez
Hay una Evita para cada compañero y compañera, hay un recuerdo en cada descamisado, porque lo que se extraña de ella cambia en cada uno de los trabajadores y mujeres que la acompañaron en este largo camino de lucha por la conquista de derechos y justicia social.
Pero más allá de la multiplicidad de imágenes y recuerdos, Evita representa el sentimiento militante más profundo. Como motor fundamental de las grandes causas, fue quien transformó injusticias en reivindicaciones sociales históricas para nuestra Argentina. Es el alma de las banderas más profundas del peronismo, que siguen siendo el faro de nuestras acciones.
Evita solía decir que le era imposible explicar por qué sentía tan hondamente y con dolor la injusticia y por qué no terminó nunca de aceptarla como algo natural. En este sentir descarnado, planteaba ese gran desafío que representa construir una nueva realidad que contenga a todos.
Ella nunca se hubiera detenido mientras siguiera habiendo un solo argentino con necesidades. Allí podemos preguntarnos: ¿Qué hubiese hecho en 2001 cuando la desocupación superaba el 20% y casi la mitad de los argentinos estaba bajo la línea de pobreza? Honrando a las raíces profundas del peronismo, Evita no hubiese descansado hasta que cada argentino se sienta digno y orgulloso de habitar en este suelo.
Así comenzó en 2003 una década de recuperación y dignidad, una década en la que el ejemplo de Evita está presente en los barrios impulsando la participación popular y la ampliación de derechos a través de las organizaciones barriales; está vivo en la defensa de los Derechos Humanos frente a los que buscaban el olvido eterno, para dejarnos sin justicia histórica.
Su ejemplo impulsa una cada vez mejor atención y cuidado de nuestros jubilados, una salud y educación digna para nuestros hijos, manteniendo en alto la importancia de la recuperación económica y la defensa de la industria nacional, para que no sea nuestro país nuevamente víctima de la especulación financiera.
La generación de empleo, la patria latinoamericana y el desarrollo de la ciencia y la tecnología fueron aspectos centrales del peronismo allá por 1945. Estas políticas son las que hoy todos los días llevan adelante nuestra presidenta Cristina Fernández y nuestro gobernador Daniel Scioli, para impulsar el desarrollo del país y la provincia.
Para el peronismo, los únicos privilegiados son los niños. Estoy segura de que Evita vería reflejada esta idea en la Asignación Universal que perciben 3,4 millones de jóvenes, en el presupuesto educativo que se duplicó, y en la entrega de más de 3 millones de netbooks y 54 millones de libros a los alumnos de escuelas públicas de todo el país.
Pero más allá de todos estos logros, para ella no sería suficiente. Porque Evita, como peronista, es un símbolo de rebeldía y de indignación ante cualquier injusticia. Por eso su vida y su ejemplo nos obligan a seguir trabajando y apostando por el desarrollo, la inclusión y la justicia social. A seguir construyendo un país más igualitario y feliz para todos y todas.
Cristina Alvarez Rodríguez es ministra de Gobierno y presidenta de PJ de la provincia de Buenos Aires. Es sobrina nieta de Evita.
TIEMPO ARGENTINO