Fábrica de cosméticos

Fábrica de cosméticos

Por Silvina Schuchner
Coco Chanel solía decir que “no existen mujeres feas, sólo mujeres que no saben arreglarse”. Y, cualquiera lo sabe, puede que la plata no alcance para un tapado nuevo, pero siempre habrá para un labial, porque con un toque de maquillaje, una se ve mejor. En Avon, en eso son especialistas: venden cuatro labiales por segundo en todo el mundo.
¿Cómo es esa factoría de belleza donde se desarrollan unos 3.000 productos nuevos al año que luego usan tanto las mujeres orientales y europeas como las latinas? Clarín Mujer viajó a Suffern, un suburbio a una hora de Nueva York, para visitar el Centro de Investigación y Desarrollo y conocer cómo se crean las cremas y cosméticos.
Suffern parece salido de una serie americana, con sus típicas casitas con jardín y los mall a cada paso, pero la planta, con sus enormes ventanales, respira modernidad por donde se la mire: una sala inspiradora de ideas, un sillón con forma de labios, pasillos empapelados de colores que distinguen cada área y una biblioteca de colores que guarda en cajones ultrachatos los 20.000 tonos que fueron desarrollando a lo largo de la historia de la marca.
Crear una crema o un cosmético es un proceso largo, a veces puede llevar cinco años, otras hasta diez. Pueden surgir a partir de investigaciones científicas que realiza en los laboratorios un equipo de químicos, ingenieros, biólogos, dermatólogos y toxicólogos o, también, por necesidades o deseos que expresan los consumidores.
“Siempre queremos saber lo que piensan las revendedoras y las clientas: les preguntamos dónde usan los productos, si en el baño, en el auto, y qué les gusta, qué cambiarían -cuenta la doctora Uma Santhanam, senior manager Cell Biology-. Así supimos, por ejemplo, que muchas mujeres se pintan los labios con una sola mano y creamos un labial que se abre simplemente deslizándolo”.
El día de la recorrida estaban probando un nuevo aceite para el cabello. Mientras a una le lavaban la cabeza, a otras tres mujeres con tipos de piel y de pelo muy distintos les habían colocado el producto en la mitad de la cabeza para que experimentaran la diferencia. Y era curioso ver cómo en cada cabeza el efecto se veía distinto.
En el área de make-up y color hay mesadas, microscopios y ventanales por donde entra luz pero no los rayos de sol. El lugar está iluminado de manera especial para que los químicos puedan diferenciar hasta las más pequeñas sutilezas de los colores. De cada una de esas mesadas surgen los nuevos maquillajes: un labial rodeado de una capa de silicona; una máscara de pestañas que promete dejarlas más largas; unos polvos de colores que, por efecto de una prensa, se convierten en sombras de tonalidades combinadas.
“Hay mucho ensayo y error, la primera prueba siempre la hacemos en nuestros cuerpos”, cuenta Lisa Lamberty, directora de New Product Innovation Color. “La inspiración proviene de la moda, los textiles y las pinturas. Es una combinación de arte y ciencia. Y el arte se hace con los ojos, no con una computadora”, agrega.
Una vez que el producto está desarrollado -ya sea una crema antiage o una base de maquillaje- pasa por muchos tests. Por ejemplo, si se trata de una hidratante se realizan análisis clínicos para evaluar hasta qué nivel se puede hidratar la piel. En el centro clínico de testeo realizan un mapa topográfico de la piel en 3D, estudian la pigmentación, la elasticidad, la renovación celular y la microcirculación. También se analiza cómo funciona el producto en diferentes tipos de piel y en distintos climas a lo largo del tiempo. Y se aseguran que no provoque alergias.
Cuando una crema está lista, llega al departamento de fragancias, porque una crema con perfume es muy diferente de una que no lo tiene. “Trabajamos con agencias de fragancias -explica Renee Latour, manager creativo de fragancias- que nos dicen qué ingredientes están de moda. A veces un mismo ingrediente no funciona igual en todas partes”.
En la empresa siempre van por más. ¿El próximo desafío? “Obtener algo increíblemente eficaz -dice la doctora Cheryl Karcher- donde los resultados sean rápidos, duraderos y sin efectos secundarios”.

Antiage
Las cremas antiage revolucionaron el mercado en los 90. Desde entonces surgieron diferentes productos que buscan combatir las arrugas. Durante la visita al laboratorio se presentó la última novedad: la línea Anew Genics, compuesta por una crema y un serum. Dicen que demandó diez años de investigación y que desarrollaron una fórmula que contiene “el gen de la juventud”.
“Este gen se encuentra dentro de todos nosotros y desempeña un papel activo en el funcionamiento de las células de la piel -explica el doctor Glen Anderson-. Al estimularlo se obtiene un aumento de colágeno y ácido hialurónico”.

La historia
Avon nació hace 126 años. La fundó David McConnell, un vendedor de libros a domicilio. Para congraciarse con sus clientes, les regalaba un perfume que él mismo creaba. Pronto se dio cuenta de que gustaban más las fragancias que los libros. Y mantuvo la idea de venta directa. Hoy Avon vende en 100 países y cuenta con 6 millones de revendedoras en el mundo.
CLARIN