“La educación ejecutiva quedó en suspenso por la crisis”

“La educación ejecutiva quedó en suspenso por la crisis”

Por Manuel Torino
En Suiza, la escuela de negocios IMD (Institute for Management Development) se ha convertido en un símbolo tan prestigioso como sus célebres relojes y chocolates. Pensada como un establecimiento independiente de formación ejecutiva, es elegida cada año entre las mejores instituciones del mundo y su nombre es una referencia obligada a la hora de pensar en un MBA para aquellos ejecutivos con proyección internacional.
Su director ejecutivo, Jim Pulcrano, pasó por Buenos Aires y se hizo un rato para charlar en exclusiva con el suplemento Management acerca del mercado global de MBAs.
¿Cómo evolucionaron las escuelas de negocios en los últimos 10 años?
Si nos remontamos a 1998, tener un alumno chino era algo diferente, hasta exótico. Ahora, ni siquiera nos detenemos a pensar en ello. De hecho, hoy tenemos demasiados solicitantes chinos para el MBA y hemos instalado un centro de investigación en Shangai, para aprender de ellos y con ellos. Nosotros no creemos en una educación corporativa colonialista. Cada país hace las cosas de forma diferente, algunas son buenas y otras malas, y nosotros tenemos que aprender todas esas cosas, si queremos ser una institución global.
¿Qué otras tendencias observa, desde el IMD?
Hoy los programas son cada vez más cortos, dado que los tiempos se han acelerados y hay más presión en ese sentido. Pero, por otra parte, las nuevas tecnologías permiten que comencemos las capacitaciones antes del programa e incluso después. En el EMBA, por ejemplo, en el último año, estamos cara a cara con los alumnos apenas seis semanas y media. Pero tienen 15 horas semanales de trabajo a distancia.
¿Qué demandan las empresas hoy de un MBA?
En los custom programs (los programas corporativos a medida para las empresas), el foco ha cambiado radicalmente. Hace 15 años, eran cursos meramente educacionales: los alumnos llegaban y aprendían de los profesores. Hoy, lo que estamos haciendo cada vez más es ayudar a las empresas a buscar soluciones a sus problemas. Recibimos equipos de gerentes por el lapso de una semana y los ayudamos a construir sus estrategias de negocios.
No quiere decir que estamos reemplazando a las consultoras, pero ya no se trata de ser expertos en un tema y dar clases, sino de obtener resultados junto a los alumnos. Ya no es el típico modelo académico.
¿Qué diferencias observa entre las escuelas de negocios europeas y las norteamericanas?
Las diferencias provienen de nuestras propias culturas y economías. Estados Unidos es una economía muy grande y eso hace que la mayoría de los managers no tengan mucho interés en lo que pasa afuera de sus economías. A eso apuntan las escuelas de negocios norteamericanas. No quiero decir que sea algo necesariamente malo. Si tu negocio va a operar en Estados Unidos, más vale que vayas a Harvard, Columbia o Wharton. Pero si vas a operar internacionalmente, vas a necesitar esa diversidad que distingue a las escuelas europeas.
¿Cómo les impacta a las escuelas de negocios la crisis financiera internacional?
Por un lado, la crisis hizo que la moneda suiza se fortaleciera, por lo tanto nuestros programas están un 20% más caros que antes. En cuanto a las empresas, vemos que hay incertidumbre y eso hace que los programas educativos queden en suspenso temporalmente. Pero la situación está mucho mejor hoy que en 2008. En ese entonces, fue un desastre: tuvimos pérdidas en ingresos de hasta un 25% y las empresas cancelaron todos los programas.
En un panorama internacional con las principales economías con elevados índices de desempleo y síntomas de recesión, ¿es aconsejable para un ejecutivo invertir tiempo y dinero en un MBA?
La primera pregunta que un alumno debe hacerse es: “¿Porqué quiero hacer un MBA?”. Y la respuesta no es nada simple. Porque si lo hace en cualquiera de las escuelas top, va a ser lo más difícil que haya hecho en su vida.
Entonces, lo primero y principal es estar seguro de las razones por las cuales uno quiere ser absorbido completamente durante meses o años. Es cierto que acelera muchísimo el aprendizaje en cuanto a negocios y que es la manera perfecta para incorporar herramientas gerenciales, pero nunca diría que es algo que todo ejecutivo debe hacer.
Es decir, si tienes un buen trabajo y la economía no está estable ¡quédate con el trabajo! Claro que, por otra parte, si la economía está estancada y no tienes mucho trabajo, puedes aprovechar ese tiempo para capacitarte y obtener un título. Una crisis es una gran oportunidad para aprender
EL CRONISTA