09 Mar Vinos que son obras de arte
Por Ignacio Gutiérrez Zaldívar
En las últimas dos décadas, el vino se ha convertido en motivo de sofisticación y elevación social de aquellos que lo beben y que tratan de conocer los secretos y hasta opinan como si fueran enólogos o sommeliers.
Pertenecer tiene su privilegios y saber de vino, decir que está redondo o que les recuerda a los frutos del bosque son algunos de los lugares comunes en que se suele caer.
Muchos también consideran que se puede especular con el vino como hacen los intermediarios, que compran con tres años de anticipación, aquello que aún ni está embotellado. Para las bodegas es bueno porque cuentan con efectivo que les permite no tener que recurrir a los bancos para cubrir los costos de estiba y maduración y en Bordeaux es moneda corriente. Hoy, los nuevos compradores de los mejores vinos del mundo son los chinos. Y es en Hong Kong donde se comercializan los mejores caldos.
Hay mucho esfuerzo en producir vinos. Si los viñedos son nuevos hay que esperar cuatro años para que den uvas que sean medianamente buenas, además del costo de la tierra que fluctúa entre u$s 20.000 y u$s 100.000 por hectárea en nuestro país (en Pomerol, cerca de u$s 3 millones). Hay que hacer viñedos que cuestan entre u$s 25.000 y u$s 30.000 aquí y una fortuna en Europa o California.
Cada siete años se pierde una cosecha en promedio y cuando uno busca un vino premium generalmente la hectárea no produce más de 5.000 kilos de uva, que de acuerdo a los problemas del cepo y del país, se pagan con suerte un dólar por kilo. Si además uno hace una bodega para un millón de litros (quizás el punto de equilibrio o tener ganancias) el costo está en cerca de u$s 5 millones.
Un modelo es la nueva Bodega Piatelli en Cafayate, Salta. Sólo sacar las piedras del terreno de 100 hectáreas hace cinco años costó u$s 500.000 para luego implantar y hacer la bodega, siempre con los últimos adelantos. Los toneles de acero inoxidable se hacen en Argentina, pero los de roble de 265 litros cuestan u$s 1.000 en Francia y u$s 800 en Estados Unidos, (y no es facil que te den autorización para importar). Las embotelladoras son italianas y así todo de complicado. Además, el costo de transporte de las botellas por las rutas argentinas debe ser el más caro del mundo Hoy los remates de vinos son un gran éxito, aparecen botellas en buen estado, botellas pinchadas (un 8% en promedio, vienen encorchadas y no tomables). Por lo tanto, como toda obra de arte, los riesgos existen. Durante el 2013, Christies vendió u$s 76 millones en subastas y Sothebys u$s 58 millones. Un total de u$s 134 millones, más de lo que vende del autodenominado Arte Latinoamericano.
El vino más caro fue un Romanèe Conti de Borgoña, cosecha 1978 que se pagó u$s 40.000 por botella. Y mi preferido, el Chateau Cheval Blanc, de 1947, ya está en u$s 15.000 la botella!¡ (me perdieron de cliente). Los Romanèe Conti significan una venta de u$s 15 millones y son el 12% del mercado. Luego vienen otras maravillas como el Lafite; Petrus; Haut; Brion; Mouton Rothschild; Latour; Margaux; Cheval Blanc; Henri Jayer y el gran vino español que es el Vega Sicilia Unico.
El 62% se vende en Asia; el 17% en Europa; el 17% en Estados Unidos, y el 3% en Sudamérica, siendo los brasileños los compradores principales, ya que en Argentina un gran vino como los Estiba Reserva de Catena Zapata valen menos de u$s 200. O un Felipe Rutini 96, otro tanto. O un Special Blend de Fin del Mundo u$s 35 (precios de tercer mundo, calidad del primero). De Bordeaux, los favoritos son el Lafite. También ese elíxir color oro, Chateaux DYquem, un Sauternes que está fuera de cualquier marcador.
De los champagnes, es el Dom Perignon el número uno seguido por el Krug y Moet & Chandon. De California, el número uno es el fabuloso Opus One y de Italia el Masseto y los vinos del Marques de Sassicaia que además hace la mejor grappa del mundo. Pero lo que importa no son los récords sino el promedio de venta. Los vinos de Bordeaux,( el mejor Merlot del mundo), valen u$s 122 promedio; los de Borgoña u$s 99; los champagnes, u$s 145 (son sólo el 3% de las ventas, aquí en Argentina mucho más, 44 millones de botellas, una por cabeza). Los vinos españoles están bien de precio: u$s 35 promedio. Los de Italia, u$s 90; los de California demasiado caros a u$s 165. Los vinos ofrecidos se venden todos, solo queda un 3% sin vender. Hay que recordar que el 86% de los vinos es agua, que sin duda seguirá siendo la mejor bebida del mundo. Brindemos porque Argentina se encamine y que nuestros Malbec sigan deslumbrando.Y siempre recuerde que esto no es medicina, es el mejor acompañamiento para su comida, no tome sin comer algo.
EL CRONISTA