07 Oct Las bebidas tradicionales se renuevan
Por Victoria Crisetig
Es sabido: el paso del tiempo trae nuevos hábitos y costumbres. Trasladados al inabarcable universo de las bebidas de toda la vida, se ven en las nuevas tendencias y, también, en la forma en que se consideran. Los vinos son un buen ejemplo de mutación. Thibaut Delmotte, enó¬logo de Bodega Colomé, asegura: “Tradicionalmente, los vinos se tomaban después de un tiempo de guarda de cinco o seis años. Una influencia europea, de Francia, en particular. Eran vinos poco expresivos los primeros años, con estructura tánica muy potente, y necesitaban tiempo en botella para abrirse y redondearse. Como había que guardarlos, se dejaban para eventos muy particulares. No se abría un vino así, en cualquier momento, y tenía la reputación de ser para ‘conocedores’ o gente mayor. Ahora, con el desarrollo de los vinos del ‘NueVo Mundo’, están listos para ser consumidos más jóvenes. Son más amigables, muy expresivos apenas embotellados, con taninos redondos, más fáciles de tomar”.
El enólogo advierte que, aparte de deberse al clima de las provincias vitivinícolas y al tipo de varietales que se producen, los vinos se adaptaron a la sociedad de con¬sumo. “Ahora, nadie tiene tiempo de guardar un vino varios años en su cava. Se compra y se toma. Pero la gran ventaja de los vinos argentinos, y del Malbec, en particular, es que son muy versátiles: se puede encontrar un Malbec frutado y fácil de tomar, para cada día, o un malbec mucho más complejo y poderoso, para eventos particulares. Se adaptan a todas las generaciones y a todo tipo de evento”.
Algo similar sostiene Raúl Bianchi, preSidente de Casa Bianchi: “Históricamente, los vinos acompañaban los almuerzos y las cenas familiares. Pero, hoy, la oferta es amplia y cada momento encuentra un vino que lo acompañe”. Así, los hay ideales para un after office, para una tabla de fiambres y otros, para el asa¬do del domingo o para descorchar con un buen plato que lo potencie. En cuanto a tendencia, asegura que seguirá gravitando en torno a los varietales, vinos jóvenes y frutados, pero conviven con los blends. “Un vino como Enzo Bianchi, el ejemplar insignia de la bodega, es para una ocasión muy especial”, asegura.
Si de cambios y tendencias se trata, a poco del lanzamiento de Zuccardi Serie A Torrantes, Sebastián Alen Guichón, responsable de Relaciones Institucionales de la bodega Familia Zuccardi, comenta: “A nivel mundial, el mayor consumo es de vinos tintos y, acá, está más acentuado. Pero hay un proceso de darle más valor a los blancos. La idea es revalorizarlos”.
Pero, más allá de tendencias vitivinícolas, también puede hablarse de nuevas formas o “usos” ligados al consumo de esta bebida. En 2001, esta bodega dio a conocer el primer vino fortificado del país: el Malamado malbec, al que, luego, se sumaron el viognier y el Extra Dry. “Desde hace dos años, tratamos de incorporar un vino en coctelería, introduciéndolo en las barras de hoteles y pubs como alternativa para preparar tragos simples. El Malamado malbec y el viognier son vinos a la manera de oporto, con mucho cuerpo, que, tal vez, están a mitad de camino entre lo que es un vino y una espirituosa, por su alta graduación alcohólica. Son muy dulces y se toma un poquito durante el postre o la sobremesa. Ese es su principal destino y lo queremos mantener. Pero, también, resultan muy buenas bases para tragos. Así, encontraron un público más joven y, además, llegan, incluso, a un target que, tal vez, no consume vino”.
Paladares inquietos
Es que, cada vez, son más los consumidores en permanente búsqueda de nuevas opciones. “Existen tendencias que pueden vincularse al consumo de cierto tipo de vinos y, por otro lado, el público está muy interesado en probar alternativas”, explica Roberto Faillace, gerente Comercial de Tres Blasones. A través de esta firma, los primeros vinos sudafricanos, más exactamente, de las bodegas Fleur du Cap, Nederburg y Plaisir de Merle, llegaron oficialmente al país. “A pesar de que resultan algo más caros que en origen, despertaron la curiosidad por ser varietales diferentes, como el pinotage”. Además, “en lo que es vinos, la gente hizo cursos y asistió a degustaciones de todo tipo. Hoy, quiere dar un paso más y aprender sobre bebidas alcohólicas en general: destilados, licores y demás. Quieren agasajar a sus invitados, preparándoles ellos mismos cocktails de cierta complejidad”. Blue Ribbon es el último producto que Tres Blasones introdujo en el país, un hondón Dry Gin que se produce en Francia con 14 plantas botánicas.
Desde Pernod Ricard, Jean Del Pino, Brand manager de Whiskys, y Sebastián Nazábal, Brand ambassador de la fir¬ma, sostienen que el conocedor del buen beber está en busca de sabores, cada vez, más sofisticados. El lanzamiento más reciente de Chivas Brothers, Royal Salute 38 Años, se posiciona como el whisky más valioso del mercado, con una partida limitada a 23 botellas que ya tiene lista de espera. Del Pino agrega: “La mayor sofisticación genera una pequeña, pero atractiva, base de consumidores de maltas, que tendrán una gran noticia cuando arriben al país las maltas de Chivas Brothers, entre ellas, la Strathisla 12 Años”.
Ambos ejecutivos dicen que, ya sea como bebidas de reyes o como tónico de corsarios, con el correr de las épocas, cada bebida alcohólica encontró adeptos en sus distintas formas de consumo. “El ron y el vodka desarrollaron una larga trayectoria, de la mano de los bartenders en todo el mundo. Hoy, los espumantes y el whisky, relacionados con el consumo más opulento en las distintas épocas, bebidas de sangre azul, se sumaron también al auge de los cocktails exquisitos y fáciles de tomar”, señala Nazábal. Tanto es así que Chivas, por ejemplo, está presente en la barra del Library Lounge del Faena Hotel + Universe, con cocktails como el J&J y el Harrods, creados por el chief bar-tender Agustín Sena.
Los ejecutivos jóvenes se vuelcan hacia bebidas frescas y a tragos a base de whisky, ron, vodka y gin. Mientras que los businessmen más experimentados o tradicionales prefieren ser fieles al consumo clásico de las bebidas en su estado puro, como el whisky con un par de rocas de hielo o con un chorrito de agua fresca, para abrirlo. En el Cigar Bar del Alvear Palace Hotel, el Chivas 18 Años es el más pedido.
Por el lado de los espumantes, Alejandro Martínez Rosell, enólogo de Cavas Rosell Boher, reflexiona: “Hace unos 20 años, los espumantes eran productos de la élite o estaban destinados a ciertas cele¬braciones. Pero hubo un cambio de conducta. Lo que antes era una bebida muy estacional y reservada para prioridades, ahora, puede estar presente en el picoteo de las 11 de la mañana, como una bebida en la recepción de un almuerzo. Hay quienes también la toman durante el almuerzo y la mantienen, incluso, durante el postre. A la tarde, muchas veces, reemplaza a alguna bebida blanca, un aperitivo o un vermouth, o aparece en algún after office, por ejemplo”. A fines de octubre, la bodega presentó su Grande Cuvee cosecha 2005, un espumante 85 por ciento pinot noir y 15 chardonnay, con 40 meses de madurez sobre las borras finas y elaborado por el método Champenoise. “Por su elaboración, por la estructura que tienen, su cuerpo y sus cualidades aromáticas, los espumantes pueden acompañar perfectamente comidas varias y eso los hace muy plásticos, por lo que se elevó su consumo a través de los años”, indica.
El fin de los prejuicios
Martínez Rosell señala que, “en el mundo de los vinos tranquilos, sin burbujas, estábamos atados a ciertos preconceptos en cuanto a maridajes. Por ejemplo, que un pescado debe ir con un vino blanco. Pero eso se fue rompiendo. Hay ciertas normas y estilos pero no tan estructurados. Las combinaciones son muy particulares y, si una persona come carne con un vino blanco, ya nadie la descalificará”. Por parte de los aperitivos, Inés Castro, directora de Marketing de Fernet 1882, explica: “Históricamente, la gente de mayor edad tomaba fernet como un digestivo o aperitivo. Cerca de la Guerra de Malvinas, cuando se cortó la importación de whisky, el fernet empezó a tomar más fuerza, de la mano de la gente que vivía en el campo, en Córdoba, y que enviaba a sus hijos a la ciudad. Y, como en ese momento se consumían varias bebidas mezcladas con cola, se empezó a tomar el fernet con cola, hasta llegar a difundirse y alcanzar a un público multitarget’. Fernet 1882, nacido de una antigua receta familiar, se produce desde 2007 en Córdoba, como el primer fernet premium argentino de origen. El bar-tender Renato “Tato” Giovannoni, quien diseñó tragos para la marca, asegura que la idea es mantener el fernet con cola como el gran trago con esta bebida y sumar alguna nueva versión de un clásico, como el Apothecary Long Drink, de fines de siglo XX: Carpano, hojas de menta fresca, agua tónica, y fernet, resultando más fresco y menos alcohólico, ideal para los días de verano.
Dentro del mundo de los frizantes, vinos más livianos y con burbujas, irresistibles en verano, dulces y refrescantes, nació O2 Soft Bubble Drink Zero Azúcar. Sin azúcar, fue pensado para las mujeres. Tiene notas aromáticas de flores blancas y frutas cítricas, compuesto por semillón y torrontés. Pero, también, hay productos recién llegados al país. De la mano de la distribuidora Phaedrus, se presentó Wok-ka Saki, una espirituosa que auna el vodka inglés con el tradicional sake japonés. Y suma, a esta mezcla, la infusión de una fruta asiática, que no será revelada, y que termina de darle un sabor particular. Está inspirada en el fenómeno “Juhyo”, cuando el hielo y la nieve, en Japón, cubren los árboles y su forma se asemeja a “monstruos” y se puede probar en un shot o en algún trago. Otro desembarco, en los hoteles de lujo y las barras de los bartenders más prestigiosos, es el de cuatro productos premium de Wine Supply, comercializadora de bebidas de alta gama. Uno, el Tequila Patrón, en sus versiones Xo Café (licor café con tequila), Silver, Reposado (con paso de seis meses en barrica de roble francés) y Gran Patrón, de triple destilación, el más fino de todos. Su maestro destilador, Francisco Alcázar, cuenta que, al estar elaborado con los agaves de la mejor calidad, se lo puede disfrutar de la misma forma que un buen whisky. Alex Atakán, director Comercial de Wine Supply, advierte que “si preguntamos a conocidos si toman tequila, la respuesta, en un 90 por ciento, será: ‘La última vez que lo tomé me levanté con dolor de cabeza’. Pero lo cierto es que hay tequilas premium y se pueden disfrutar tanto puros como en tragos, y que no generan malestar”.
Ultimat Vodka, elaborado con papa, trigo y centeno, viene en una botella soplada artesanalmente en cristal artístico de Polonia. En cuanto a Alexander Grappa, fiel a la tradición de los antiguos maestros destiladores venecianos, Atakán explica que “este tipo de bebida estuvo ligada a un target que promedia los 50 años y a consumidores de vinos. La gente la asocia con la cena, porque es el paso excelente entre el postre y el café. Pero, también, hay una gran cantidad de consumo en las barras, ya sea pura o aplicada a algún buen cocktail”.
El cuarto producto es Prosecco Canevari, el vino espumoso más famoso en Italia, perfecto como aperitivo, o para acompañar una amplia variedad de platos, en especial, a base de pescados. Además, es excelente en clásicos cocktails, como el Bellini y el Rossini. Próximamente, vendrán un rhum y un gin. “Lo que vivió el vodka, ahora, lo experimenta el tequila y, prontamente, le tocará al rhum”, finaliza.
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