De Mendoza al mundo

De Mendoza al mundo

Por A. M.
Mendoza es una provincia reconocida a nivel internacional, no sólo por ser cuna de los mejores Malbec del mundo o por el Aconcagua, la montaña más alta de América, sino también porque cada una de sus ciudades deslumbra a los visitantes con sus paisajes, su gente, belleza, cultura, historia y geografía. Este departamento ubicado a 420 kilómetros de Mendoza capital, es uno de los puntos de la provincia que se ha ganado un lugar en la agenda de viajes de muchos turistas. Si bien usualmente se lo asocia al centro de esquí Las Leñas (situado a sólo 76 kilómetros de la ciudad cabecera del departamento), Malargüe tiene una identidad propia que incluye desde reservas provinciales de preservación de especies y diversidad genética, hasta la exploración del espacio a través de varios proyectos novedosos.
Además de destacarse por motivos culturales y paisajísticos, sus reservas de preservación del medio ambiente han sido escogidas especialmente para proteger la biodiversidad y asegurar la conservación de las especies que las habitan. Una de estas áreas naturales es la laguna de Llancanelo, que significa “cuenca color verde azulada” y consta de una superficie de 88 mil hectáreas que fue declarada reserva provincial en el año 1980. Esta laguna se ubica a 1.300 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m.), en la depresión de Los Huarpes, sus aguas provienen de los deshielos e ingresan al espejo principal a través del río Malargüe y de otros afluentes de menor caudal, o a través de la napa freática o ríos subterráneos. Si bien el agua que llega es dulce, la laguna es salada porque en la periferia predominan sedimentos lacustres con alto contenido salino.
Allí viven alrededor de 150 mil aves de más de 100 especies diferentes, como los flamencos, cuyos colores contrastan con el marco de las montañas y las aguas azules. También hay muchos patos, cisnes, cigüeñas y garzas, y en las zonas cercanas a la laguna se pueden encontrar pumas, zorros, hurones, liebres europeas y jabalíes, entre otros animales.
Otra de las áreas naturales con las que Malargüe conquista a los turistas es la reserva provincial La Payunia, que está por ser declarada Patrimonio Mundial. Comprende cerca de 450 mil hectáreas y es la región con mayor densidad de volcanes de América del Sur. Sus paisajes son tan extraños como atractivos, y según cuentan los entendidos, esta región que ostenta más de 800 volcanes es única en el mundo por sus colores y su geología.
A medida que se va ingresando en la reserva, el paisaje comienza a ser mas inhóspito y el clima menos amigable, producto de los casi 2.600 m.s.n.m., que sumado a las “bombas” (grandes pedazos de lava que se solidificaron en contacto con el aire), crean una escenografía similar al de los planetas inhabitados que sólo conocemos a través de las películas de ciencia ficción.
Si bien el circuito turístico de 450 kilómetros por los picos más notorios de la región no presenta mayores dificultades, es obligatorio ingresar con guías habilitados por la Dirección de Recursos Naturales Renovables de Mendoza, no sólo para hacer el recorrido básico sino para realizar experiencias diferentes como el avistaje de animales.

Un recorrido imperdible
Uno de los mejores guías de la región para disfrutar de esta excursión es Johnny Albino, Instructor Nacional de Andinismo de la empresa Choique Turismo Alternativo, que combina su vasta experiencia de ascensos en los Andes con su conocimiento de la región. Este baqueano que se instalo en Malargüe hace doce largos años, exige su 4×4 al máximo para realizar safaris fotográficos para encontrar animales salvajes como guanacos, choiques y vizcachas de la sierra, que no son fáciles de divisar y mucho menos de fotografiar. Generalmente, Johnny finaliza el tour con la ascensión al cráter del volcán Los Morados que erupcionó hace miles de años.
Otro de los atractivos de Malargüe es su cielo, que sedujo a destacados investigadores de distintos países que promovieron la construcción del Observatorio Pierre Auger, inaugurado oficialmente en noviembre de 2008. Pierre Auger es el proyecto más grande a nivel mundial para el estudio de los rayos cósmicos de alta energía provenientes del espacio exterior. Los rayos cósmicos son partículas que ingresan a la Tierra en forma constante, y los que son estudiados por el Observatorio Pierre Auger vienen desde fuera de la Vía Láctea. El objetivo de este proyecto consiste en descubrir la procedencia de éstos y avanzar en la comprensión del Universo. Actualmente, el observatorio cuenta con 24 telescopios de fluorescencia y 1.600 detectores de superficie y, como si fuera poco, cerca de 550 científicos de un centenar de instituciones de 18 países diferentes visitan anualmente sus instalaciones.
Si bien fueron muchos los países interesados en albergar este proyecto, finalmente se eligió Malargüe por contar con características, que según los científicos, eran fundamentales. Una de ellas fue la planicie de más de 3.000 km2 en la que se encuentran instalados los detectores que captan los rayos cósmicos. Otros aspectos importantes a la hora de tomar esta decisión fueron la pureza de la atmósfera y poca contaminación lumínica y, por supuesto, la cercanía de una ciudad como Malargüe.
Otro proyecto relacionado con el cielo es la Deep Space 3 (DS3) de la Agencia Espacial Europea (ESA), una antena de 35 metros de diámetro, 60 toneladas de peso y 40 metros de altura, equivalente a un edificio de 15 pisos, cuyo objetivo es monitorear comunicaciones al espacio profundo. La misión forma parte de la subred llamada Deep Space, que envía órdenes y recibe resultados de naves enviadas a una distancia mayor a 2 millones de kilómetros de nuestro planeta.
Además, la DS3 controlará dos misiones espaciales: Gaia y ExoMars. La primera hará un relevamiento de mil millones de estrellas y buscará nuevos planetas fuera de nuestro sistema solar. Por su parte, la ExoMars estudiará las condiciones para la existencia de vida en el planeta Marte y comprender mejor la posibilidad de enviar futuras misiones tripuladas al planeta vecino. Un triunfo más para los malargüinos que, día a día, apuestan más por la ciencia.
Es cierto que queda mucho por explorar a nivel espacial, pero también queda mucho por descubrir de nuestra inmensa y llamativa Argentina, que no deja de sorprendernos con rincones muchas veces olvidados, pero que sin dudas vale la pena conocer.
EL CRONISTA