18 May Claves para elegir un vino
Por Giorgio Benedetti
Una botella de vino no es algo que pase desapercibido en un evento o una comida y, mucho menos, “un regalo más”; es una bebida con la que se dicen muchas cosas al mismo tiempo. Por eso, a la hora de obsequiar o elegir una etiqueta para un encuentro, no hace falta ser un experto; sí tener la intención de agasajar al homenajeado.
Afortunadamente, la oferta de etiquetas disponibles es cada vez más amplia y de mejor calidad; sin embargo, esto hace que la selección se torne muchas veces más dificultosa. Para aquellos amantes del vino a quienes les interesa decir mucho mediante una botella, aquí proponemos una serie de tips que harán que la elección de una etiqueta sea tan placentera como debe ser.
1 A la hora de comprar un vino, debemos pensar primero qué queremos: no es lo mismo un vino para beber de aperitivo que uno para acompañar el plato principal en una cena.
2 Es fundamental prestar atención a las características de cada vino. Además de la variedad, la añada es uno de los datos más relevantes. Se recomienda elegir siempre la más reciente en el caso de los blancos, mientras que para los tintos con crianza conviene la añada más antigua.
3 Si el tinto o blanco elegido pasó por madera, la contraetiqueta debe especificar cómo y durante cuánto tiempo fue criado en barricas. Las características aportadas por la madera son una mayor estructura y una mejor conservación en la botella, por lo que también nos brindará un vino más complejo.
4 Siempre es bueno conocer la zona de la que proviene el vino. Hay ciertas geografías que son adecuadas para determinadas variedades, caso Patagonia para el Pinot Noir, el este mendocino para los Bonarda, o bien Salta para los Torrontés.
5 Si ya se está familiarizado con el mundo del vino y se busca sorprender con un regalo, los cepajes no tradicionales son una buena alternativa: Torrontés y Pinot Grigio en blancos, Petit Verdot y Cabernet Franc en tintos son variedades que vienen creciendo con nuevos consumidores en todo el mundo.
6 El momento en el que se piensa descorchar el vino es clave: para aperitivo van perfecto los blancos livianos y con buena acidez; para una entrada los rosados o tintos jóvenes de cuerpo medio, en tanto que para una comida más compleja, tintos de guarda y criados en madera suelen ser los más adecuadas.
7 Cuando el vino se lleva a una comida, es el agasajado quien decide si abrirlo o no. Si prefiere guardarlo para disfrutarlo en otro momento, es justo también y uno no debería molestarse. Siempre es necesario saber cuánta gente asiste a la comida ya que, en reuniones multitudinarias, las mejores etiquetas no se suelen ofrecer.
8 Comprar un vino caro es algo que puede hacer cualquiera que tenga el dinero suficiente. Pero es más inteligente seguir dos conceptos a la hora de hacerlo: el de best buy y smart buy. El primero se refiere a las etiquetas de calidad que se pueden encontrar por bajo precio, y el segundo, a los vinos cuyo precio quizás no es tan bajo, pero presentan cierto valor agregado, como una edición limitada o añeja.
9 Cuando se piensa en el gusto del agasajado, no se debe caer simplemente en si prefiere los tintos o blancos o cuál es su variedad preferida, sino también indagar sobre otras cuestiones; si tiene predilección por alguna región vitivinícola, bodega o enólogo en particular.
10 Por último, si bien en estos tiempos es muy difícil, no hay que dejarse engañar por el empaque. Aunque podamos dejarnos llevar por el diseño de una botella, etiqueta o presentación, siempre es mejor consultar antes de llevarnos un fiasco. Es bueno evaluar cuál sería el precio de ese mismo vino sin ese empaque y compararlo con los de su rango.
EL CRONISTA