Textos Propios

(En un tiempo que confunde sanar con rendir, aprender a convivir con lo que duele se vuelve un gesto de resistencia interior) Hay pérdidas que no cicatrizan. Se transforman, se esconden en otras zonas del cuerpo o del alma, pero nunca se van del todo. Habitan....

Hay una fe que no se reza: se sostiene. No nace del milagro, sino de la intemperie. La verdadera fe —si aún puede pronunciarse esa palabra sin temblar— no pertenece a los templos ni a los credos, sino a quienes, habiéndolo perdido todo, siguen levantándose cada mañana. Dudar...

Hay frases que no mueren; se agrandan. Con los años, pierden la anécdota y ganan verdad. Una de ellas pertenece a Viktor Frankl, aquel médico que atravesó los campos de concentración y regresó para decir algo que, incluso hoy, incomoda: no busques la felicidad; busca el sentido. Es una...

Hemos confundido la urgencia con la vida. Nos enseñaron que avanzar era correr, que detenerse era fallar, que el valor de un día se mide por lo que alcanza a producir. Pero el alma —esa criatura antigua— no entiende de relojes. Tiene su propio pulso, más cercano al de...

La ternura es una forma de lucidez. No nace de la razón, sino del contacto. Percibe lo que la mente calcula pero no comprende: la fragilidad de lo vivo. Ser tierno no es ser ingenuo, sino sabio. Quien es tierno ha visto el daño, lo ha sentido,...

Hay libros que no envejecen: cambian de respiración con el tiempo y siguen latiendo dentro de nosotros. El Conde de Montecristo es uno de ellos. Su historia —traición, encierro, venganza— no pertenece a una época, sino al instante en que un ser humano pierde la...

El tiempo ya no pasa: se refresca. Cada instante se borra antes de volverse recuerdo, sustituido por otro idéntico, apenas más pulido, apenas más vacío. El futuro se contrajo en presente y el pasado se disolvió en archivo. Ya no hay historia: hay actualización. La catástrofe se programa. El drama...

La esperanza como forma de atención A veces el mundo se mueve más rápido de lo que alcanzamos a sentir. No es exactamente vértigo: es una sensación de desajuste, como si el tiempo hubiera cambiado de tamaño y nosotros siguiéramos tratando de habitarlo con el cuerpo...