04 Apr Invento nacido en Vicente López: la máquina que enseña a caminar
Por Mariano Gorodisch
De Vicente López al mundo: Jorge Cardile inventó el estimulador de marcha, que es ni más ni menos que una máquina que enseña a caminar a los discapacitados. Está compuesto por dos esquíes y un sistema que se mueve como un escalador, a través de una cinta de correr.
Cardile se embarcó en el proyecto para ayudar a su hijo, Ivo, que nació con cuadriparexia, que es una debilidad por parálisis, por lo que no tenía esperanza de caminar. En menos de un año de usar la máquina, Ivo ya camina prácticamente solo, sin necesidad de ninguna intervención quirúrgica, ni los riesgos que podía llevar aparejado.
A este invento argentino la llaman la máquina milagrosa, ya que no sube el ritmo cardíaco, no transpira ni se requiere de ropa deportiva. Logra enderezar la columna, tener mayor agilidad en las piernas y elonga sin que el paciente se de cuenta. “Le sirve a todo el mundo que tenga entre dos y 87 años, menos al que le faltan dos piernas y al que le hace mal caminar”, señala Cardile, que ya está tramitando la patente en Brasil, los Estados Unidos y Europa.
En un local de rehabilitación en el barrio de Florida hay una máquina de estas, cuyo uso cuesta $ 100 diarios para los discapacitados y $ 50 para los que no necesitan arnés. Las sesiones son cortas, ya que duran sólo 10 minutos, pero es necesario ser constante e ir todos los días para provocar una mejora.
Un paciente con ACV que tenía la pierna rígida, pues no caminaba desde hace once años, aprendió a caminar de nuevo. Otra persona parapléjica logró sacar músculos, otro que estuvo trece años en una silla de ruedas sin levantarse, a los seis días de estar con la máquina logró quedarse parado durante ocho minutos y se le puso la piel de gallina.
A otro paciente cuadripléjico, con esclerosis, que desde hacía cinco años estaba en silla de ruedas, la máquina logró corregirle la curvatura de la columna e hizo desaparecer la esclerosis.
Pasaron también pacientes con Parkinson, lesiones medulares, esclerosis múltiples, roturas de meniscos, ligamento de rodillas cruzados rotos y se mejoraron como no ocurría en ninguna clínica.
También concurrieron pacientes con asma y problemas del corazón y, al no agitarse en la máquina, pudieron recuperar su musculatura y su estado físico, sin afectar las pulsaciones. “De esta forma, los tiempo de rehabilitación se achican diez veces. Además, la máquina enseña a caminar sin rebote, con lo cual uno está más ágil y liviano”, asegura Cardile, que tiene como sueño poder poner un centro de rehabilitación gratuita para que se pueda atender la gente de menos recursos, ya que una máquina como esta sale u$s 25.000.
EL CRONISTA