09 Mar “Tenemos décadas esperando que nuestras vidas mejoren”
Por Cecilia Escudero
La oposición venezolana alcanzó su objetivo. Ahora, se encuentra unificada detrás del joven y carismático Henrique Capriles Radonski, el único rival con posibilidades de disputar el poder al presidente Hugo Chávez, y cuyo nombre figura en los principales medios del mundo luego de que arrasara en las primarias de la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD).
Actual gobernador del estado de Miranda, Capriles Radonski respondió a Debate en el contexto de las múltiples giras que realiza para engrosar sus posibilidades de cara a la contienda presidencial del próximo 7 de octubre. El candidato, quien fue acusado y detenido por participar en el ataque contra la embajada de Cuba durante el golpe de Estado de 2002 -luego absuelto por la Justicia-, asegura que es un dirigente progresista, y subraya la necesidad de la “reconciliación nacional”. Además, palabras más o menos, Capriles Radonski critica que la bonanza petrolera no se haya traducido en “progreso” para todos los ciudadanos del país.
¿Cuál es el modelo de país que defiende y en qué se diferencia del proyecto bolivariano encabezado por Chávez?
El modelo de país en el que creemos y, por el cual trabajamos día a día, es la Venezuela del progreso. Creemos que hay un camino para hacer las cosas bien, estamos convencidos de que Venezuela es un país que tiene las condiciones para brindar oportunidades a todos por igual, que el lugar donde nazcas no determine tu vida, y que nadie tenga que ponerse la camisa del color de un partido político para verse beneficiado por los programas del Estado. Ésa es la Venezuela que todos queremos y nos merecemos. Nosotros trabajamos más y hablamos menos, hemos demostrado con nuestra forma de gobernar que, cuando se hacen las cosas bien, pasan cosas buenas.
Si resultara electo, ¿cuáles serían las primeras medidas de su gobierno?
Sin duda, una de las primeras medidas que tomaremos será el llamado a la reconciliación nacional. Éste es un proyecto de país en donde están invitados todos los venezolanos; no queremos que nadie se quede afuera. Convocaremos a todos los gobernadores y alcaldes del país a una reunión para trabajar en conjunto. Las autoridades legítimamente electas por el pueblo no pueden ser ignoradas por el presidente de la República. En nuestro caso, cuando estuvimos en la alcaldía del municipio de Baruta y, ahora, en la gobernación del estado de Miranda, hemos sido objeto de ese tipo de discriminaciones. También en Venezuela se vive la entrega discrecional de los recursos. En nuestro eventual gobierno, las autoridades locales, por su cercanía con los problemas que sufre la gente día a día, serán los principales convocados a apoyar el trabajo del jefe de gobierno.
Si tuviera que definir su perfil ideológico y el de su equipo ¿qué diría?
Nosotros somos progresistas. Para nosotros, no se trata de ser de izquierda o de derecha porque aquí el debate se debe centrar en el progreso y la regresión. Nuestra apuesta es a que las personas se eduquen, que todos tengan acceso a una educación de calidad, a servicios de calidad, independientemente del sitio donde hayan nacido. Creo en la vida, en la paz, en el progreso. Pienso que, cuando se trabaja arduamente, ese trabajo debe ser recompensado. Por eso, para nosotros es muy importante que todos tengamos empleos de calidad. Con voluntad política podemos enfrentar muchos de los problemas que atravesamos diariamente los venezolanos y estoy seguro de que encontraremos la solución de los mismos. Insisto, nadie se quedará afuera. No nos importa la tendencia política o ideológica que se tenga, lo importante es querer caminar hacia adelante, juntos construiremos el camino hacia el progreso.
Entonces, ¿qué lo diferencia del resto del arco político?
Estamos convencidos de que el petróleo debe ser una palanca para el progreso de Venezuela, que la propiedad privada debe ser respetada y que el Estado tiene que ejercer un rol orientador y no controlador. Vamos a generar un ambiente de confianza para que la inversión en nuestro país aumente, para incentivar a todos los emprendedores del país, para que todas aquellas personas que han tenido que irse de Venezuela encuentren el camino para volver.
El petróleo genera el noventa por ciento de los ingresos por exportación de la economía venezolana. Al respecto, ¿qué políticas implementaría?
Aquí se trata de construir la petrolera estatal Pdvsa al servicio de los venezolanos. Los que trabajan en la industria pueden tener la confianza de que todo aquel que quiera aportar podrá aportar a Venezuela. Hay que dejar atrás la división en bandos, la amenaza, el chantaje y el miedo. El poder para nosotros es un préstamo que nos hace el pueblo, un compromiso y no lo defraudaremos.
¿Contempla la posibilidad de privatizar Pdvsa?
El petróleo es y será de los venezolanos, y debe ser utilizado como una palanca para el progreso de todos por igual. Nosotros nos enfocamos en buscar las soluciones a los problemas. Por eso, hemos creado un plan de acción. Lo primero que haremos será reconocer con claridad la realidad operativa y financiera de la industria, para determinar las áreas prioritarias de atención. Estimularemos la participación del esfuerzo privado nacional en el área de servicios petroleros y en el desarrollo aguas abajo de la industria y la transferencia de tecnología.
¿Qué otras medidas prevé?
Tenemos pensado alcanzar un acuerdo social alrededor de un plan de expansión de mediano y largo plazo que permita aprovechar el potencial energético del país e incluya aspectos relativos al diseño institucional del sector, potenciando el desarrollo de la Faja Petrolífera del Orinoco y los inmensos recursos gasíferos que tiene Venezuela. De igual forma para nosotros será muy importante la formación de profesionales y técnicos venezolanos capaces de materializar el plan de expansión. Nuestro propósito es hacer más fuerte nuestra economía.
Con frecuencia, los opositores a Chávez le adjudican sus aciertos, como la mejora en los indicadores sociales, al hecho de que cuenta con el uso discrecional de la renta petrolera. ¿Qué opina?
Es justo reconocer que, en los últimos años, se le ha dado importancia a lo social. Pero eso no basta. No es suficiente. La preocupación no radica en la existencia o no de programas sociales, porque, de hecho, son más de treinta las “Misiones” que se han anunciado o puesto en marcha desde 2003 hasta hoy. La preocupación radica en la sostenibilidad de las mismas. La mayoría de las Misiones es de carácter asistencial. Es decir, se entregan recursos para subsanar de manera temporal alguna necesidad, pero no se han desarrollado políticas de atención integral que permitan romper con el “Ciclo de la Pobreza”. Incluso, en muchas ocasiones, se han quedado en meras promesas.
¿A qué se refiere?
A que tenemos décadas esperando que nuestras vidas mejoren. Años oyendo hablar mucho de lo que se va a hacer, pero viendo pocos hechos concretos. Lo importante no son los indicadores sociales. Lo importante son las personas y las familias venezolanas. Las cosas no están funcionando bien, pero hay un camino para mejorarlas.
¿Qué continuaría y qué cambiaría del actual gobierno? ¿Impulsaría, por ejemplo, una reforma de la Constitución Bolivariana?
Los programas sociales continuarían. Sin embargo, nosotros pensamos sentarnos a revisar y ver realmente el estado de los mismas. Las “Misiones” no son de un gobierno, son del pueblo, así que aquellas misiones que objetivamente estén ayudando a la gente no tienen por qué ser eliminadas. La actual Constitución es muy completa, lo que debemos hacer es respetarla. Eso sería un cambio sustancial con el actual gobierno, el respeto a la Constitución y la independencia de los poderes públicos.
En términos de política exterior, ¿cuál sería el eje de su gobierno?
Venezuela, a lo largo de su historia, se ha caracterizado por mantener buenas relaciones con todos los países. Eso sí, con vínculos basados en el respeto mutuo, la reciprocidad y la defensa de los valores democráticos y los derechos humanos. El gran problema con la mayoría de los aliados de este gobierno es que se han tomado sobre la base de la alianza de las simpatías personales de quien ejerce actualmente la presidencia de la República, y no como un asunto de Estado y de política exterior. Sin embargo, una vez conocidos los detalles podemos sentarnos nuevamente con nuestras contrapartes a fin de estudiar y renegociar algunos detalles de acuerdo a los principios que nuestra Constitución establece.
¿Qué medidas tomaría respecto del ALBA (Alianza Bolivariana para las Américas), por ejemplo?
No menospreciamos ni excluimos a ninguno de los foros en los que nuestro país participa, antes bien estamos seguros de que la integración es menester en nuestra agenda actual, pero sabemos que es necesario hacerlo de forma integral, equilibrando lo económico y lo político, avanzando a la vez sin exclusiones político-ideológicas en los ámbitos culturales, educativos, comunicacionales, tecnológicos, científicos, militares, de inteligencia y de infraestructura.
¿Y respecto del vínculo con la Argentina? Chávez y los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner forjaron una cercana relación bilateral.
Las relaciones entre Venezuela y el resto de los países deben cultivarse siempre en el marco del respeto, y la vocación por establecer condiciones que permitan a nuestro país insertarse en el concierto de naciones del mundo, pasando de ser monoproductores y dependientes del petróleo a ser un país competitivo dentro de una variada gama de industrias. Todas las iniciativas de integración regional contarán con nuestro impulso, siempre y cuando signifiquen progreso para nuestro pueblo y no estén fundamentadas en descuentos sustanciales en la factura de petróleo venezolano. Se estimulará el comercio fronterizo en condiciones ventajosas para las partes involucradas, fomentando relaciones armónicas con todas las naciones vecinas. Venezuela será un país promotor de paz en el mundo, fomentando el respeto por los Derechos Humanos y la tolerancia entre las diversas culturas y religiones.
A casi diez años del golpe de Estado contra Chávez, ¿qué reflexión hace del hecho?
No hay golpe de Estado bueno, ni digno de celebrar. Cualquier golpe de Estado debe ser condenado y aborrecido por los ciudadanos, ya que es una violación constitucional ante el derecho de todos. Yo viví lo que viven muchas personas hoy en día en el sistema judicial de nuestro país y en las cárceles venezolanas. Es decir, la injusticia. Sé lo que es eso, sé lo que viven las familias al tener a sus familiares encerrados tras las rejas, sin haber tenido por ejemplo la oportunidad de defenderse, o simplemente porque no hubo tiempo para revisar su caso. Esto también lo vamos a combatir en la Venezuela del progreso. Los privados de libertad necesitan recintos de calidad en donde se puedan rehabilitar, y sobre todo reclaman por un sistema de justicia competente. Hay un camino para el progreso, sí se puede.
REVISTA DEBATE