08 Feb “Lo más importante que tiene una empresa es gente motivada”
Por Laura Mafud
Walt Disney proyectó su imperio desde tres salas. En la primera, la “Para soñar”, colgaba imágenes de aquello a lo que aspiraba. En la segunda, accionaba y definía estrategias. En la tercera, evaluaba cómo mejorar resultados con menos esfuerzo. Sin dudas. Emprendedor y visionario, terminó fundando un imperio que, a 45 años de su muerte, genera ingresos por u$s 30.000 millones anuales y gestiona 18 parques temáticos, 39 hoteles, ocho estudios cinematográficos y 12 canales de tevé. Esta historia la recuerdan Verónica de Andrés y Florencia Andrés, especialistas en coaching y temáticas vinculadas a la inteligencia emocional y liderazgo, cuyo libro (Confianza total, editado 12 veces por Planeta) rankea entre los más vendidos en 2011 y acaba de ser traducido al portugués, alemán, italiano, griego y holandés.
A poco de presentarse en la Costa Atlántica y en el Teatro Maipo, De Andrés conversó con WE sobre cómo su método -que toma varias vertientes, como las neurociencias y la psicología cognitiva- puede ayudar al hombre de negocios y a emprendedores a trazar un camino efectivo. “El objetivo es que las personas se reconecten con un sueño para luego transformarlo en un proyecto concreto. Es preguntarnos qué quiero hacer. En general, nos enfocamos más en lo que no queremos que en lo que sí”, dice.
Chocolate caliente
De Andrés, con más de 20 años de recorrido profesional en los cinco continentes -donde dio capacitaciones sobre inteligencia emocional y motivación para empresas-, tiene el aval de Jack Canfield, co-autor de El secreto y de Chocolate caliente para el alma (que vendió más de 100 millones de copias y fue traducido a 54 idiomas). Hoy, junto a su hija Florencia, ofrece cursos, conferencias y hasta protagonizó un documental que distribuye Sony. Los temas que abordan trascienden las barreras culturales y sociales y se aplican tanto a cuestiones laborales y de emprendedorismo como de desarrollo personal.
“A nuestras charlas asiste desde el CEO de una automotriz hasta un joven estudiante. Buscamos llegar a las esencias de las preguntas que nos hacemos todos. ¿Cómo hacer para no tener miedo? ¿Cómo no sentirme solo? ¿Cómo motivar a mi equipo? ¿Cómo comunicarme mejor con las personas que trabajan conmigo? En management sabemos que el capital humano es lo más importante que tiene una empresa. Y, a la vez, lo más importante que tiene una empresa es gente motivada”.
Por eso, De Andrés insiste: “El principal activo de una compañía son las personas”. En este aspecto, muchas firmas -sobre todo, multinacionales- ya están alineadas con el nuevo paradigma de management. “Es una visión circular, donde todos los que integramos una empresa somos importantes. El viejo paradigma, el de Ford, que empieza la producción en masa, se inspira en los sistemas militares. Esa mirada hoy ya no sirve. Los resabios de esa estructura jerárquica responden a un mando viejo”, comenta. Y argumenta: “Además, una mejora del 1% del clima laboral repercute en el 2% de las ganancias de una empresa, según investigaciones de Harvard. Hacer algunos cambios redunda en ganancias”.
Como novedad, uno de los temas que madre e hija tratan es el contagio de emociones en el ámbito corporativo. “Es neurología. Nuestros cerebros son un rulo abierto. El que más contagia es el jefe, el líder. Pero no es el único. En una reunión de equipo, al cabo de 15 minutos, todos están contagiados de la persona que emite emociones más fuertemente. Si voy a tener un meeting tengo que chequear cómo voy a entrar y qué voy a transmitir”.
Los países nórdicos están a la cabeza en las innovaciones en lo referente a gestión empresarial. En cambio, en la Argentina, aún falta un camino por recorrer. “Los argentinos somos pasionales pero nos falta desarrollar la actitud del aprendiz, la humildad. El sombrero del sabelotodo lo tenemos porque nos da miedo”.
En el mundo emprendedor, describe De Andrés basada en investigaciones de mercado, una de las principales trabas a la actividad es, justamente, el miedo a equivocarse y a la crítica. “Un emprendedor necesita libertad, animarse, innovar. Muchas veces, tenemos miedo a equivocarnos. Otras, esperamos tenerlo todo claro de ante mano. Está bien tener un business plan. Pero también es necesario atravesar ciertas incertidumbres”. Además, señala que uno de los grandes impedimentos es que, muchas veces, el hombre de negocios se enfoca más en el cómo y no tanto en el qué. “El qué quiero tiene que ser fuerte. La pasión tiene que ser más fuerte que el miedo para que éste no paralice”.
El objetivo, agrega De Andrés, es que el emprendedor comience a cambiar su mirada sobre la vida, que salga del papel de víctima para cumplir un rol protagonista. “Se trata de dejar de esperar que me cambien el jefe o que aparezca alguien que me descubra”, ejemplifica. Y amplía: “Se suele pensar que las cosas dependen de otro. Pero, en realidad, debemos reconectarnos con esa fuerza interior que tenemos. Nuestro cerebro tiene tantas neuronas como estrellas tiene el cielo, 100.000 millones. Entonces, no depende del otro que pueda encaminarme a tener mejores resultados o que pueda ser feliz”, comenta.
El mega best seller El secreto, que lleva vendidos más de 25 millones de ejemplares, instaló la idea del poder que ejerce el pensamiento positivo. Un concepto que madre e hija retoman en sus estudios y conferencias: cómo usar la mente en función de lo que queremos; cómo detener el piloto automático; cómo interpretar lo que sucede. Pero las especialistas también se enfocan en trabajar con el poder de las palabras. “Ellas crean realidades, no son inocentes y no se las lleva el viento. Cuántos malos entendidos hay hoy que nos comunicamos por e-mail porque no sabemos usarlas correctamente. Nosotras trabajamos con la intención de las palabras. Si tu intención es tender un puente y no levantar un muro se nota”.
En este lapso, cobra nuevamente protagonismo la idea de construir confianza en pos de alcanzar las metas. “La confianza es un indicador económico. Si una empresa ofrece algo que no cumple su promesa, no se vende más. La confianza es el vínculo más importante entre las personas y la base de poder de los sueños. Las empresas también tienen que soñar”.
“El secreto de mi éxito puede resumirse en cuatro C: curiosidad, constancia, coraje y confianza. De todas, la más importante es la confianza”, sentenciaba hace poco más de cinco décadas el mismísimo Walt Disney. Y no se equivocó.
EL CRONISTA