El duro desafío de volver a la rutina

El duro desafío de volver a la rutina

Por Evangelina Himitian
i la gallega del GPS no fuera a desmentirlo, Benjamín juraría que el camino que une Pinamar con Buenos Aires tiene 1000 kilómetros más que el que conecta Buenos Aires con Pinamar. La diferencia: a la ida sólo tenía en mente tres palabras: #arena, #bronceador, #desconexión.
Dos semanas después, al desandar el recorrido, cayó en la cuenta de que tenía todo el año por delante. La oficina, las reuniones, la vuelta al colegio, el fin de los subsidios, los aumentos y la mar en coche. El lunes fue su primer día en la oficina. Lo primero que hizo fue twittear : “Volver con la frente marchita… y muchas pilas. En eso estoy”.
Es sólo uno de los miles de argentinos que por estos días se enfrentan al retorno más difícil: el de la playa a la oficina. Ayer, bastaba con recorrer la ciudad para comprobar que Buenos Aires había perdido ese aspecto de calles vacías de enero. Ya no se viaja sentado en subtes y colectivos, y conseguir un lugar para estacionar volvió a ser una odisea.
El fin de las vacaciones puede marcar el comienzo de un proceso que algunos especialistas se atreven a comparar con el blue sunday , la depresión del domingo por la noche. La depresión posvacacional involucra aspectos como el volver a enfrentarse a la rutina laboral, pero también el peso de volver a poner en marcha la casa, lavar la ropa, preparar a los hijos para el comienzo de clases y asumir que para volver a aspirar a otro largo descanso hay que esperar todo un año.
Sin embargo, es un síndrome que se supera rápidamente cuando uno se deja arrasar por la vorágine de la rutina. Un par de días y los flashes de las vacaciones se convierten en recuerdos.
“Una buena manera de evitar estresarse es dejarse unos dos días para pensar y bajar el ritmo. No volver el domingo a última hora para sumirse en el trabajo pocas horas después. El shock es muy fuerte y la depresión, abrupta. Incluso, durante los últimos días de las vacaciones hay que predisponerse para empezar, para retomar las actividades desde otra visión. Contentos de haber disfrutado el descanso y preparados para barajar y dar de nuevo”, afirma Mirta Goldstein, miembro didacta de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
La similitud entre el blue sunday y el retorno de las vacaciones es evidente. Por estos días, al igual que ocurre los lunes, se nota un incremento del 20% de los pedidos de médico a domicilio. “El 90 por ciento de quienes no quieren volver a trabajar llama refiriendo cuadros con síntomas no comprobables para el médico, como descompostura estomacal y otros”, dijo a LA NACION el doctor Carlos Chiaravelli, asesor médico de la Cámara de Emergencias Médicas de la Capital Federal.
“El problema es que muchas veces se hace una idealización de las vacaciones. El descanso se convierte en una burbuja tan distinta a la vida cotidiana que volver cuesta el doble”, apunta Harry Campos Cervera, médico especialista en psiquiatría de la APA.
“Lo importante es vivir las vacaciones como un momento de descanso y de cambio de actividad, que sirva para renovar el deseo del reencuentro con la estructura con la cual cada ser humano eligió comprometerse. Cada uno debe encontrar su ritmo y su propia modalidad de desconexión y de reconexión con las actividades rutinarias. Algunos saldrán del trabajo para comenzar las vacaciones y regresarán de ellas inmediatamente al trabajo, mientras que otros requerirán un intervalo que medie entre ambas actividades”, dice Campos Cervera.
Augusto y María José Laffitte acaban de volver de unas vacaciones con su hija Lola y varios amigos en Punta del Este. Retorno que este año se hizo más pesado. “Para mí, la vuelta es terrible. Llegué hace dos días y me quiero morir. Si encontrás alguien que dé un tip de cómo hacer que sea más llevadero, pasámelo. No tengo estrategia. Vuelvo y trabajo como loco 1000 horas para ponerme al día”, dice Augusto.
Poco después, envía una respuesta más elaborada por mail: “La vuelta a la realidad es un camino que hay que transitar con tristeza y melancolía, sin tratar de esquivarlo. Cuanto más honda sea la pena por estar aquí, tanto más alta será la dicha cuando volvamos a estar disfrutando las mieles de un nuevo receso estival”.
“La vuelta implica reconectarse con la cocina, con el guardarropas, con el trabajo, con la computadora y todas las actividades relegadas. Se viene del ruido, de la vida intensa en vacaciones y se vuelve al ruedo. Por eso es importante, durante las vacaciones, no sobreexigirse. No llenarse de actividades, sino aprovechar el tiempo para estar juntos y hacer cosas juntos. También para pensar en familia qué es lo que se proyecta para el año que comienza. Esto hace que el retorno sea más llevadero”, asegura Goldstein.
Luciana Angueira trabaja como organizadora de eventos y anteayer volvió al ruedo después de 15 días en una quinta. Este año no le costó tanto el regreso porque se aseguró de descansar, no sólo de pasarla bien. “Siempre me había ido a grandes ciudades o a lugares con mucho movimiento. Este año, mi intención era descansar y lo logré -afirma-. Por eso no me costó tanto la vuelta.”
LA NACION