02 Jun Golden State vs. Boston: un duelo de estilos en la final de la NBA
Por Oscar “Huevo” Sánchez
Golden State Warriors y Boston Celtics protagonizarán desde hoy a las 22 de la Argentina una final de la NBA que promete ser apasionante. Todo el ambiente espera una guerra de estilos. Y seguramente que la habrá. Pero no creo que los Warriors sean buenos solamente en la ofensiva ni que los Celtics sean pura defensa. Los dos finalistas tienen al menos tres jugadores con puntos en sus manos. Aunque es cierto que el estilo de ataque de la franquicia californiana difiere del de uno de los equipos más ganadores de la historia.
La ofensiva de Golden State es difícil de controlar, porque se destaca de varias maneras. Desde el arranque, con la toma de balón para su transición primaria a través de Draymond Green, que tiene capacidad rebotera y para generar a cancha abierta, siempre con el resto del equipo delante suyo. El ala pivote complica a la defensa porque es un interno moderno: sale dribbleando en velocidad por el eje del campo y así genera espacios, porque los defensores se enfocan en los temibles tiradores.
Green maneja a voluntad, con tiempo y espacio necesarios, para concretar las 6,6 asistencias que lo hacen lucir, no solo a cancha abierta sino también en el juego estacionado. Parece dirigir el tránsito para sus compañeros y ellos parecen jugadores a cuerda. No paran de moverse, de crearse sus salidas en las cortinas, desmarcándose, y con esa increíble rapidez para lanzar a la hora de recibir el balón, lo que dificulta más el trabajo de quien intenta defenderlos.
Klay Thompson no necesita del dribbling para tirar. Y Stephen Curry, además de ser uno de los mejores tiradores del mundo, posee suficiente manejo del balón para atacar los cambios y espacios que le da el rival. Se hace muy difícil defenderlos.
Golden State tiene un plus: su experiencia en este tipo de finales y su entrenador, Steve Kerr, cuyo estilo es apropiado para el material humano polivalente del plantel. Le calzó como anillo al dedo el juego en movimiento, sin puestos fijos y sin un grande desequilibrante, pero con una defensa agresiva y de movilidad, como su ataque. Son las virtudes que a mi criterio les otorgan mayores posibilidades de sumar un nuevo título.
Claro que su rival, los históricos Boston Celtics, es bravísimo. ¿Por qué? Si bien tiene jugadores que buscan correr siempre, no cuenta con ese fulgurante pasaje de defensa-ataque que sí tiene su rival. De todas maneras, esa menor velocidad la suplen con jugadores tremendamente fuertes, que además de tomar tiros a larga distancia, atacan el aro y, al culminar, lo hacen increíblemente bien arriba, ya sea en bandejas o en flotadoras.
Esto se ve en Jaylen Brown o en Marcus Smart, quien enriquece su juego con tiros cortos y largos y su defensa como cualidad excluyente. Es terrible. ¡Es el Muro de Berlín! No podés pasarlo. Su actitud es diferente a la del resto. No ve cómo el balón se desliza; ¡se tira en busca de esa bola! Un animal que le da una influencia emocional sin límites a su equipo.
No es un equipo de veteranos. Apenas Al Horford, con 36 años y en plenitud total, es quien tiene mayor experiencia. Al igual que Smart, enlo quece a su afición. Sus piernas, cuando va al rebote ofensivo y ataca el aro, no parecen ser de alguien de 36. De la misma forma que impresiona cuando sostiene un cambio con un perimetral. En momentos clave, con su tiro abierto y de gran porcentaje (36% en triples), hace abrir la cancha maravillosamente. El dominicano está en el mejor momento de su carrera.
El sustento ofensivo de los Celtics es, cómo dudarlo, Jayson Tatum. Un jugador con figura espigada y cuyo tiro sobre la cabeza no tiene errores. No perdona desde larga distancia ni con sus temibles piernas atacando el aro, que le da increíbles números y porcentajes.
El alero de Boston también tiene otra gran cualidad, tal como se vio en la serie contra Brooklyn Nets. Kevin Durant lo sufrió, porque lo hizo ver por momentos como un jugador inseguro con el balón, provocándole más de 6 pérdidas por juego en ese playoff.
El técnico de los Celtics, Ime Udoka, tiene particularidades. Por ejemplo, le gusta jugar con dos internos grandes y que lanzan de afuera, como el blanco Daniel Theis y el mencionado Horford. Su otra cualidad y, para mí como entrenador, la más importante en estas instancias: la virtud de ajustar tras la derrota. Contra Miami Heat lo demostró y ganó tres partidos de visitante.
Golden State y Boston marcan algo histórico: estas finales serán las más defensivas de la historia. Los dos gozan de jugadores desequilibrantes y con puntos en sus manos. Los dos corren, aunque mucho más los Warriors. La diferencia es que Golden State sabe cómo jugar este tipo de finales, cómo jugarlas y cómo reaccionar ante parciales adversos. Para estos jugadores de Boston no es un terreno tan conocido. Aunque yo los respetaría: son guapos.
CLARÍN