La nadadora trans que abrió el debate

La nadadora trans que abrió el debate

El debate que busca encontrar la mejor manera de incluir a los atletas transgénero en el deporte de elite -sin discriminación en su contra, pero también sin darles una ventaja sobre sus rivales- abrió en las últimas semanas una brecha muy grande en el seno de la natación estadounidense. Es que la participación de Lia Thomas, nadadora trans de la Universidad de Pensilvania, en las finales de la Liga Ivy -en las que ganó el título en las 500 yardas libre y fue finalista en 100 y 200- generó una gran polémica, con reclamos de algunas de sus adversarias y hasta de compañeras de equipo y manifestaciones públicas fuera de la piscina que exigieron su descalificación.

La Asociación Atlética Universitaria de Estados Unidos (NCAA, según sus siglas en inglés) respaldó la inclusión de Thomas en las competencias que se disputaron en Atlanta; sin embargo, hubo varias voces de peso que se pronunciaron en contra y avivaron el fuego del debate. Una fue la de Ron DeSantis, gobernador de Florida, que el jueves emitió un decreto en el que reconoció como única ganadora de la prueba de 500 yardas a Emma Weyant, oriunda de su estado y plata en 400 medley en Tokio 2020, quien quedó segunda.

“La NCAA está haciendo grandes esfuerzos por destruir el deporte femenino y por minar la integridad de las competencias al anteponer la ideología por sobre la igualdad de oportunidades para las atletas”, afirmó DeSantis, quien no tiene la autoridad para cambiar oficialmente el resultado, pero con sus palabras le echó leña al fuego en una polémica que tiene dividida a la sociedad.

Tanta repercusión tuvo el caso que la discusión se extendió a otros ámbitos, como el del atletismo. Sebastian Coe, presidente de World Athletics, se declaró preocupado por el futuro del deporte femenino si las organizaciones se equivocan a la hora de establecer los reglamentos para los atletas trans.

“Si no hacemos la integración bien, si nos equivocamos al establecer las reglas, el futuro del deporte femenino se ve muy frágil”, aseguró el inglés. “Es inevitable que se quiera seguir entendiendo y aprendiendo sobre cualquier elemento de la ciencia, pero no tengo dudas de que la testosterona es una pieza clave en el rendimiento. Hay que ver la naturaleza de las niñas de 12 o 13 años. Recuerdo cuando mis hijas solían dejar atrás a los chicos de su clase, pero tan pronto como llegaron a la pubertad esa diferencia se modificó y aumentó. El género no puede triunfar sobre la biología”.

Nacida en Austin hace 22 años, Thomas empezó a nadar a los 5 y antes de comenzar el proceso de cambio de sexo compitió como Will Thomas para Penn. En 2019 inició el tratamiento de inhibición de la testoterona, que según el reglamento de la NCAA debe realizarse durante al menos un año antes de que el atleta quede habilitado para competir con las mujeres. Cumplido ese plazo volvió a la pileta a fines del año pasado como parte del equipo femenino de su universidad.

La texana rápidamente se transformó en la nadadora más fuerte de la liga y destrozó los records de 200 y 500 yardas libre que habían establecido Missy Franklin y Katie Ledecky res

La discusión se extendió a otros ámbitos, como el del atletismo. Sebastian Coe, presidente de World Athletics, se declaró preocupado por el futuro del deporte.

pectivamente, luego campeonas olímpicas y mundiales y dos de las mejores exponentes de la historia de la natación. Enseguida se desató la polémica que se reavivó cuando Thomas se impuso en las 500 yardas en la pileta de Atlanta y se convirtió en la primera transgénero en colgarse un oro en la liga universitaria estadounidense.

Thomas, que suele sacarles media piscina de ventaja a muchas de sus rivales, ganó con un tiempo de 4m33s24 delante de Weyant (4m34s99) y Erica Sullivan (4m35s92).

Mientras ella y sus colegas nadaban afuera del recinto se manifestaron decenas de personas con carteles con las leyendas “No a los hombres compitiendo contra mujeres” o “Salvar el deporte femenino”, que se vieron también en las tribunas. Otros espectadores fueron más sutiles en su protesta: ovacionaron a las ganadoras de la plata y el bronce y apenas aplaudieron a Thomas; aunque hubo sectores que se mostraron a favor de la nueva campeona.

Entre sus rivales tampoco hubo consenso. Sullivan, plata en los 1.500 libre en Tokio y representante de la Universidad de Texas, había avisado antes de la final: “Si no gano, estaré molesta conmigo misma y no con Thomas”.

Ella fue además una de las 300 nadadoras olímpicas que firmaron una carta presentada a la NCAA para apoyar la inclusión de Thomas.

Y hasta salió a aclarar un malentendido que se produjo luego de la ceremonia de premiación en Atlanta, cuando se sacó una foto con Weyant y Brooke Forde, también medallista en Tokio y quien había quedado cuarta. En las redes se hizo viral una imagen en la que se ve a ellas tres abrazadas y a Thomas sola, en el podio; muchos lo interpretaron como una señal de protesta por la derrota.

“Está sacado todo de contexto. Sólo me estaba tomando una foto con mis grandes amigas”, escribió Sullivan en su cuenta de Instagram. “Lia se entrenó con diligencia para llegar a donde está y siguió todas las reglas. No gana siempre. Y cuando lo hace se merece, como cualquier otra persona en este deporte, que se celebre su éxito, conseguido con tanto esfuerzo, y no que se la tilde de tramposa simplemente por su identidad”.

Muy distinta fue la reacción de la húngara Reka Gyorgy, integrante del equipo de Virginia Tech, quien le reclamó a la NCAA un cambio de reglas a futuro.

“Estoy escribiendo esta carta ahora mismo con la esperanza de que la NCAA abra los ojos y cambie estas reglas en el futuro. Su caso no promueve nuestro deporte en el buen sentido y creo que es una falta de respeto hacia las nadadoras biológicamente mujeres”, afirmó Gyorgy en una publicación en Instagram.

 

CLARÍN