Cómo una actriz aburrida, una muerte y un actor temeroso crearon un clásico

Cómo una actriz aburrida, una muerte y un actor temeroso crearon un clásico

Por Milagros Amondaray
William Thacker (Hugh Grant) vence sus inseguridades, va corriendo hacia el hotel Savoy y, con ayuda de sus amigos, hace su ingreso a la conferencia de prensa del objeto de su afecto, Anna Scott (Julia Roberts), famosa actriz que está anunciando su partida de Inglaterra hacia nuevo rumbos. Finalmente, ella logra que un periodista le haga la pregunta que todos esperaban, tras verlo a Will entre la multitud y escuchar sus disculpas. “Anna, ¿por cuánto tiempo te vas a quedar en Inglaterra?”, indaga el cronista. La respuesta, y la sonrisa de Roberts, coronan una de las escenas más emblemáticas de la comedia romántica. “Indefinidamente”, asegura ella, mientras sus ojos se posan en ese hombre a quien conoció en una librería de Notting Hill.

Como compañía necesaria, suena la versión de Elvis Costello de “She”, el preludio a un final igual de maravilloso que esa secuencia, en la que a través de un montaje vemos la boda de esa pareja, la inmersión de Will en el mundo hollywoodense y ese momento de reposo en un banco donde se ve la panza de embarazada de Anna y Costello entona la frase perfecta: “El sentido de mi vida es ella”.

Se trata de un desenlace extraordinario cortesía del prolífico realizador y guionista británico Richard Curtis, todo un especialista en el género, quien escribió Cuatro bodas y un funeral, El diario de Bridget Jones y dirigió y escribió Realmente amor y Cuestión de tiempo. Sin dudas, Curtis sabe cómo construir escenas icónicas de la comedia romántica.

“Varias noches cuando no me podía dormir pensaba en algunos componentes para escribir una nueva historia”, le contó Curtis a E! News. “Lo que pensaba con frecuencia era cómo sería si un día yo visitara a mis amigos con quienes ceno una vez por semana y la persona más famosa del mundo estuviera también ahí, como Madonna o Kylie Minogue”. Con esa premisa, comenzó a trabajar el guion. “Todo salió de ese pensamiento, de imaginar ese escenario, de pensar en cómo reaccionarían mis amigos, en quién intentaría mantener la calma, quién fallaría, qué dirías después”.

Efectivamente, esa idea primigenia está plasmada en la famosa escena en la que William lleva a Anna a cenar con sus amigos y su hermana, donde podemos ver el amplio espectro de reacciones de Honey (Emma Chambers), Bernie (Hugh Bonneville), Martin (James Dreyfus), Max (Tim Mcinnerny), Bella (Gina Mckee), y de la propia Anna, quien se amolda al grupo dejando al descubierto sus vulnerabilidades a través de un monólogo perfectamente interpretado por Roberts y musicalizado con “When You Say Nothing at All”, de Ronan Keating.

Un año antes del rodaje de Un lugar llamado Notting Hill, Julia Roberts estrenaba La boda de mi mejor amigo y se erigía, junto a Meg Ryan, como una de las heroínas de la comedia romántica, a pesar de que su papel en aquella producción no buscaba generar precisamente empatía. Tanto Curtis como su productor de confianza, Duncan Kenworthy, no tenían un “plan B” si a Roberts no le gustaba el guion, ya que la consideraban la única actriz posible para el papel de Anna. Sin embargo, se encontraron con un escollo: Roberts había escuchado la propuesta, pero no quería aceptarla. “Es aburrida, tediosa, una cosa estúpida que me piden que haga”, le dijo sin filtro a su agente de prensa.

El problema surgió cuando Roberts, quien era constantemente asediada por la prensa, no quería revivir ese escenario en un contexto de ficción. Su opinión cambió cuando supo que era Curtis quien estaba manejando el timón, por lo cual pidió que le envíen el guion final. La actriz advirtió que ese toque mágico de Curtis seguía intacto y aceptó la propuesta al ver que se exageraba el estilo de vida de las celebridades. “Me pareció muy divertido ese punto, porque gracias a Dios yo jamás abrí una puerta y me encontré con cientos de personas sacándome fotos, así que disfruté más la película por ese abordaje”, explicó la actriz.

A pesar de que Curtis apuntaba a ser hiperbólico en su recreación de los avatares de la fama, también tomó momentos mediáticos de Roberts para el montaje inicial. Cuando llegó a conocerla, comprendió el motivo de su reticencia a aceptar el papel. “Fue todo muy sencillo porque no se comportaba como esa diva de Hollywood, Julia es una mujer muy tranquila, relajada, si bien también hay algo icónico y magnético en ella”, expresaba el cineasta al momento del estreno del film.

En cuanto a Grant, también fue la primera opción de Curtis, pero por obvias razones. Habían trabajado a la perfección en Cuatro bodas y un funeral, por lo que no pudo visualizar a otro intérprete en el papel de Will, inspirado en el de Charles por ese carácter introspectivo y algo taciturno. Así como Roberts tuvo sus dudas al aceptar el papel, Grant confesó que sintió “miedo” a la hora del rodaje y la dupla con Julia. “pienso que la emoción que tenés que cuando conocés a alguien por primera vez se queda contigo, yo estaba asustadísimo y listo para lidiar con eso y, a pesar de todo, ese miedo nunca se me fue”, declaró el actor, quien volvió a ponerse bajo las órdenes de Curtis para El diario de Bridget Jones y Realmente amor.

La película de Michell tiene como hilo conductor la contraposición de dos mundos y el modo fidedigno con el que el director quería retratarlos. por lo tanto, Curtis no solo debía inspirarse para su guion en ese Hollywood que le era lejano sino también mostrar cómo vive un hombre común en Notting Hill, aspecto en el que no debió trabajar demasiado, ya que él mismo vivía –y continúa viviendo– en el área. Como consecuencia, cuando con Michell y Kenworthy analizaron la posibilidad de construir un set para proteger a los protagonistas del acoso mediático, finalmente decidieron que iba a contramano de la propuesta de un film que lleva en su título ese hermoso distrito londinense.

¿Acaso la escena del paso de las estaciones en el mercado de portobello Road hubiese tenido el mismo impacto de no haberse filmado in situ? para Michell, no había dudas: había que salir a la calle y mostrarla en su plenitud, aunque siempre bajo la óptica de Will, quien inmediatamente nos presenta su casa con esa puerta azul que se volvería memorable, al igual que la librería. Hay rumores que aseguran que la cantante Adele vivió un tiempo en el piso superior de la librería que también tiene su propia historia.

El 21 de febrero de 2018, a los 53 años, moría Emma Chambers, quien interpretó a Honey Thacker en el film, la excéntrica hermana de Will que se termina enamorando de Spike (Rhys Ifans, uno de los puntos fuertes del largometraje). La actriz británica murió de causas naturales, lo que conmocionó no solo al elenco sino a todos sus colegas. “A lo largo de los años, Emma creó una serie de personajes ricos y una enorme carrera. Les dio alegría a muchos y la extrañaremos”, expresaba su agente, John Grant, al dar a conocer la triste noticia. Hugh Grant también le dedicó unas palabras en Twitter: “Emma Chambers fue una persona divertidísima, muy cálida, y por supuesto una actriz brillante. Esta es una noticia muy triste”, manifestaba el actor, muy conmovido.

James Dreyfus, quien interpreta a Martin en el film, también reaccionó ante la muerte de su compañera. “Que descanses en paz, hermosa y talentosa Emma Chambers. Eras única y muy graciosa. Demasiado joven. Mis pensamientos están con la familia”, escribió. Emma Freud, quien fue supervisora de los guiones de Un lugar llamado Notting Hill y de la serie de la BCC The Vicar of Dibley -protagonizada por Chambers y escrita por Curtis -, se sumó a las voces que recordaron a la artista. Richard Curtis manifestó su tristeza con The Telegraph. “Emma era una gran persona y comediante, una enorme actriz. Siempre fue muy cálida y amorosa, una persona divertida e inusual”.

¿Se viene la secuela?

Si algo aprendió Richard Curtis con su guion para la fallida secuela de El diario de Bridget Jones es que hay películas que merecen permanecer inmaculadas en el inconsciente colectivo. Sin embargo, a 22 años de su estreno, se sigue barajando la posibilidad de una continuación.

El año pasado, en diálogo con el portal Collider, Grant manifestó su deseo de una secuela más sombría. “Estoy seguro de que los vamos a encontrar en medio de un divorcio escandaloso con abogados caros”, bromeó, para luego agregar que sí le gustaría mostrar cómo ambos sobrellevan, con la popularidad de Anna como factor clave, esa ruptura con hijos que también sufrirían en el proceso. “Esa sí sería una película que quisiera filmar”, apuntó. Curtis, por su lado, le contó a la publicación The Mirror en 2019 que iba a hablar con Julia Roberts para ver qué más se podía contar sobre Anna y Will, mientras que el director de la película no se mostró muy entusiasmado. “Ya los unimos y separamos varias veces en el film, no sé qué podríamos hacer, no me lo imagino”, declaró Michell.

Por el momento, la imagen de la pareja en el banco que terminó siendo trasladado a perth, Australia, no es más que la concreción de la promesa de Anna en la conferencia de prensa. ¿por cuánto tiempo se quedará allí con Will? Indefinidamente.
LA NACION