29 Jan La forma actual del cerebro es más reciente de lo pensado
Por Nora Bär
Los humanos modernos tenemos un cerebro grande y redondeado que nos distingue de otras especies de homínidos. ¿Estaban equipados con esta misma exquisita maquinaria los primeros Homo sapiens que deambularon por territorio africano hace 300.000 años?
Un trabajo que acaba de publicar Science Advances sugiere lo contrario. Investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig, Alemania, que analizaron y compararon más de 900 puntos de la cara interna de 20 cráneos fósiles de diferente antigüedad llegaron a la conclusión de que la típica forma redondeada del cerebro humano (y probablemente sus funciones asociadas) emergió en épocas recientes, en algún momento del período que va desde hace 100.000 hasta hace 35.000 años.
“Ya sabíamos que la forma del cerebro tenía que haber evolucionado dentro de nuestra especie, pero nos sorprendió descubrir lo recientes que fueron esos cambios”, explicó por correo electrónico a la nacion Simon Neubauer, primer autor del trabajo, que también firman Jean-Jacques Hublin y Philipp Gunz.
Los científicos formaron parte del equipo que el año pasado dio a conocer el hallazgo de los fósiles de Jebel Irhoud, un conjunto de restos descubiertos en una cueva de Marruecos que agregaron 100.000 años a la historia evolutiva de los humanos.
Junto con cráneos de Florisbad (Sudáfrica, de 260.000 años de antigüedad) y Omo Kibish (Etiopía, de 195.000 años de antigüedad) estos documentan una fase temprana del Homo sapiens en el continente africano. Sus caras y dientes parecen modernos, pero su cráneo elongado parece más arcaico, como el de homínidos más antiguos o neandertales. En contraste, lo que caracteriza a los seres humanos modernos es un cráneo “globular” junto con caras pequeñas y gráciles.
Neubauer, Hublin y Gunz usaron microtomografías computarizadas para crear imágenes virtuales en 3D de la parte interior del cráneo, que permiten recrear el tamaño y la forma del cerebro, porque las meninges y los huesos del cráneo interactúan de forma integrada y altamente coordinada durante el desarrollo temprano.
Esto les permitió documentar un cambio gradual en el Homo sapiens, desde un endocráneo elongado hacia otro más “globular”. “De ese proceso detectamos dos características que se destacan -agregó Neubauer-: una ‘hinchazón’ de las áreas parietales y del cerebelo. Las primeras están asociadas con la orientación, la atención, la percepción de estímulos, las transformaciones sensoriomotores que subyacen a la planificación, la integración visuespacial, la autoconciencia, la memoria de trabajo y de largo plazo, el procesamiento numérico y el uso de herramientas. El cerebelo está vinculado con la coordinación de movimientos y el equilibrio, pero también con el procesamiento espacial, la memoria de trabajo, el lenguaje, la cognición social y el procesamiento afectivo”.
Forma y función
Para el científico, estos datos respaldan la idea de que hubo “cambios evolutivos que condujeron a modificaciones en la organización cerebral y, potencialmente, en sus funciones, tanto como en el comportamiento”.
Las formas endocraneales se hicieron cada vez más modernas de acuerdo con su edad geológica, y solo los de menos de 35.000 años muestran la misma disposición que los humanos actuales. Un dato igualmente importante es que la forma evolucionó independientemente de su volumen, ya que, con alrededor de 1400 mililitros, incluso los más antiguos caen dentro de los rangos de los humanos modernos.
“La tecnología que usaron es de lo mejor que hay -opina Rolando González-José, director del Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas del Conicet-. Trabajaron con 935 ‘semipuntos’ endocraneanos, lo que les permitió estudiar superficies en tres dimensiones y cubrir cualquier morfología. Pero las mismas conclusiones podrían haberse obtenido de una captura de imágenes de tomografía más pedestres. Se trata de un muy buen análisis de una muestra muy buena. La articulación de información genética, arqueológica y comportamental permite inferir que con la mayor encefalización surgen el arte, el pensamiento simbólico, la capacidad de abstracción”.
También lo subraya Hublin en un comunicado del Max Planck: “La gradual evolución de la forma del cerebro parece haberse dado en paralelo con la emergencia gradual del comportamiento moderno que surge de los registros arqueológicos”.
LA NACION