18 Jan Los bancos se inquietan por el riesgo de perder a Warren Buffett
Por Benn Mc Lannahan
Hace unos años, empleados de US Bancorp empezaron a preguntarse si no podrían dejarse de imprimir miles de copias del informe anual. Todos lo leían online -si es que lo hacían-, por lo que el costo de imprimir una tirada grande parecía un ahorro fácil.
Pero luego una delegación de altos ejecutivos pasó por las oficinas de Warren Buffett, uno de los principales accionistas del banco, y encontró una copia del informe sobre la mesa junto a su silla. La iniciativa murió en ese instante.
Esto refleja el nivel de influencia que Buffett ejerce sobre el sector bancario de Estados Unidos. Gracias a su conglomerado, Berkshire Hathaway, el “Oráculo de Omaha”, de 87 años, es una figura destacada: es el mayor accionista de Bank of America y Wells Fargo, segundo y tercer mayores bancos por activos, además de US Bancorp, con sede en Minneapolis, que ocupa el quinto lugar. Berkshire también es dueño de una gran participación en Goldman Sachs, adquirida en un momento arriesgado de la crisis financiera, e intereses en BNY Mellon, American Express, Synchrony y Visa.
Es por ese motivo que las noticias de esta semana sobre una posible reorganización de los máximos directivos de la empresa no solo fueron importantes para los accionistas de Berkshire. Las cuestiones sucesorias son un tema crucial para los directorios de instituciones con una capitalización de mercado combinada de cientos de miles de millones de dólares.
Hablamos del “riesgo de pérdida del hombre clave”, afirma Peter Atwater, presidente de Financial Insyghts de Delaware, que señala que los bancos salieron de la crisis mucho más grandes que cuando ingresaron. “Jamie Dimon, Warren Buffet, Brian Moynihan; si sumamos al responsable de Vanguard y a Larry Fink, tenemos en esencia el sistema financiero estadounidense concentrado en una mesa muy pequeña de personas”.
Ninguno de los aparentes herederos de Berkshire -Greg Abel, director ejecutivo de la división de energía, ni Ajit Jain, jefe de reaseguros- tiene una experiencia bancaria parecida a la de Buffett, que en su momento intervino para supervisar a Salomon Brothers por un período de nueve meses a principios de la década de 1990. Y es dudoso que alguno de ellos pudiera causar el efecto tranquilizador que logra el actual presidente ejecutivo y presidente de Berkshire.
En 2012, Buffett pareció estabilizar las acciones de Bank of America con un voto de confianza en Moynihan, el entonces asediado presidente ejecutivo. Y en junio pasado lanzó un salvavidas de u$s 1900 millones a Home Capital Group, una prestamista canadiense de hipotecas subprime que había luchado para frenar la salida de depósitos en medio de una gran preocupación por el burbujeante mercado inmobiliario del país.
En ese momento, muchos se preguntaron si se trataba de un rescate clandestino promovido por el gobierno canadiense, sospecha reforzada por Bill Morneau, ministro de finanzas del país, que más tarde declaró que “probablemente no sea una coincidencia” que él y el primer ministro Justin Trudeau hubiesen cenado con Buffett en Seattle pocas semanas antes de firmar.
Nancy Bush, analista de NAB Research, una firma con sede en Georgia, traza un paralelo entre Buffett y John Pierpont Morgan Sr, el financista que reunió una sala llena de banqueros en 1907 para evitar una crisis financiera. Estos hombres son “magos de las finanzas”, señala Bush, figuras “con los medios, la visión y los instintos morales para hacer lo correcto”.
No obstante, algunos afirman que los bancos podrían haberse pronunciado con mayor severidad en las reuniones de directorio durante el proceso. Buffett ha criticado abiertamente el uso de los derivados por parte de los bancos, por ejemplo, llamándolos “armas financieras de destrucción masiva”. Sin embargo, al parecer, hizo poco para controlarlos.
Berkshire encarna la extraordinaria economía financierizada actual, donde un puñado de hombres clave decide el destino del mundo.
También durante los escándalos Buffett parece haber mantenido la discreción. No reprochó públicamente a John Stumpf, entonces presidente ejecutivo y presidente de Wells, luego del fraude de las cuentas falsas que finalmente le costó el cargo a Stumpf. Al parecer, no insistió en el despido de Stephen Sanger, antiguo miembro del directorio de Wells que ascendió a presidente ejecutivo, antes de ser destituido en agosto pasado.
En mayo de 2010, dijo que no veía “nada malo” en el caso Abacus en Goldman, por el cual el banco pagó una multa récord de u$s 550 millones a la Comisión del Mercado de Valores. Goldman fue acusado de engañar a los inversores con un producto hipotecario de alto riesgo, justo cuando el mercado inmobiliario estadounidense comenzaba a ceder.
Eso es parte del problema, afirma Atwater, señalando que las participaciones de Berkshire son tan grandes que Buffett podría tener dificultades para dejarlas incluso aunque quisiera. Por ejemplo, la participación del 9,92% en Wells -justo por debajo del 10% permitido por una entidad no bancaria- equivale a aproximadamente u$s 31.000 millones a los precios actuales.
“Creo que son casi propietarios de un fondo indexado, dueños a perpetuidad”. “Berkshire encarna la extraordinaria economía financierizada actual, donde un puñado de hombres clave decide el destino del mundo”.
EL CRONISTA