03 Jan Adictos al trabajo: peligra el cerebro si no se “corta” en vacaciones
Por María Gabriela Ensinck
Aunque hoy es el primer día hábil del 2018, para muchos, el “año” recién arranca a la vuelta de las vacaciones. Pero para otros tantos, la actividad nunca se ha detenido. Ya sea por compromisos económicos o adicción al trabajo, algunas personas optan por no tomarse un receso. O no logran realmente descansar, permaneciendo “conectados” con sus obligaciones laborales aún cuando se hayan ido de viaje.
Sin embargo, no tomarse vacaciones trae consecuencias a nivel físico, mental, y en el entorno familiar, social y laboral. “A medida que el estrés se incrementa, bajan las defensas del organismo y hay mayor posibilidad de enfermarse”, destaca un reciente informe de la consultora en Recursos Humanos Adecco.
Cuando el cerebro se acostumbra a la rutina, la motivación personal y laboral baja considerablemente. Por eso las vacaciones son necesarias para concentrarse en nuevas sensaciones, lugares y personas, y así regresar motivado y con una actitud positiva a la actividad laboral.
La falta de descanso también potencia la ansiedad y el malestar del trabajador, por lo que los compañeros de equipo percibirán que no está dispuesto al cien por ciento, alterando de esta forma el entorno laboral y la productividad.
Pero tan riesgoso como “no tomarse vacaciones” es el “no desconectarse” durante las mismas. Para la licenciada Mónica Cruppi, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), “cada vez es más frecuente y pasa más desapercibida la adicción al trabajo. Esto ocurre cuando lo laboral ocupa un espacio sobredimensionado en la vida, y es visto como un objeto de placer ya que aporta dinero, reconocimiento social y cierto poder”.
“Las vacaciones constituyen un espacio de pausa. Un corte a la rutina donde el sujeto debería dedicar su tiempo a la contemplación y la introspección, lo que podría dejar al descubierto conflictos irresueltos que generan enorme angustia. Por eso “muchas veces el permanecer conectado (con el trabajo) se transforma en un peligroso refugio”, advierte por su parte la terapeuta Diana Litvinoff, autora del libro “El sujeto escondido en la realidad virtual”.
Hay una tendencia palpable, y es a tomar períodos de vacaciones cada vez más cortos pero más frecuentes a lo largo del año. Según una encuesta del portal AlquilerArgentina.com, el 48% de los turistas se tomará entre una semana y 15 días de vacaciones, y un 40% lo hará por una semana o menos.
Esta reducción del período vacacional vuelve torna más importante “desconectarse” de las obligaciones laborales, algo cada vez más difícil por la conectividad permanente que ofrecen las nuevas tecnologías.
Pero más allá de los beneficios que aportan las vacaciones, es preciso organizarse para comenzar el periodo de receso y aprovecharlo al máximo.
Según los especialistas de Adecco, es importante hacer un traspaso de funciones con tiempo: si alguien va a cubrir el puesto durante las vacaciones hay que asegurarse de que dispone de toda la información que necesita. Para esto recomiendan hacer un informe con la situación actual del puesto de trabajo, los contactos que pueden ser útiles, las contraseñas que pueda necesitar y una previsión de cosas sobre las que tiene que estar pendiente.
También, con vista a un regreso más amigable a la rutina laboral (“soft landing”), es útil adelantar algo de trabajo para la primera semana después de las vacaciones. Una buena medida es repasar la agenda y la lista de pendientes antes de salir de vacaciones.
Finalmente, algo primordial es hacer una limpieza: el día antes de salir de vacaciones es un buen momento para poner en orden las cosas; limpiar la casilla de mails, eliminar archivos inútiles de la computadora, organizar el escritorio, y así dejar todo preparado para que la vuelta a la actividad sea lo más sencilla posible.
EL CRONISTA