20 Dec Nuestro homenaje a Lito Cruz
En Argentinos Pura Sangre, el programa televisivo de la Unión de Trabajadores del Turf y Afines que se emitió en 2010 por CN23, Carlos Felice entrevistó al gran actor argentino Lito Cruz. Hoy, nuestro homenaje a este gran maestro de la actuación que fue un enamorado de los caballos y una muy grata persona.
Carlos Felice – ¿Cómo estás Lito? Contanos cómo ha sido tu vinculación con los caballos.
Lito Cruz – En realidad tiene que ver con las fiestas patrias de Berisso. En Berisso, yo soy miembro del Fortín Gaucho berisense, soy socio honorario y presidente honorario. Recuerdo en la infancia, mi casa era en la calle Hamburgo, y en la puerta de mi casa se corrían las carreras de sortija. Yo era chiquito, pero lo que más me admiraba era la carrera de sortijas y esta vinculación del hombre con el caballo. Yo veía que el gaucho vestía más al caballo que a él. Ahí apareció una relación extraña, que me quedó desde la infancia y la tengo igual. Todas las escenas de caballos de las películas eran mías y tengo un caballo en Berisso con el que desfilo en todas las Fiestas del Inmigrante. Mi padre en realidad tenía un bar en el puerto de Berisso. Y esta vinculación con mi padre, con las carreras, con el hecho de anotar los números, los caballos, que yo decía “ganó el uno, ganó el tres”; todo esto me hacía imaginar un hipódromo, y sobre todo, el tema que me parece más esencial, que es la adrenalina de la competencia.
Carlos Felice – Encarnaste a Facundo Quiroga en La Sombra del Tigre. Hablanos un poco del personaje que interpretaste, de la película y cómo fue tu contacto con el caballo.
Lito Cruz – Tenía una relación muy linda con mis caballos. Por ejemplo, al de Facundo le puse El Piojo, porque se llamaba así el caballo de Facundo. Entonces, leí toda la relación de Facundo con El piojo, que en La Tablada no se dejó montar por Facundo y fue la batalla que él perdió. Y después, la leyenda dice que El Piojo, como en la batalla lo agarró López, López se lo dio a Paz, un unitario. Y cuando volearon a Paz, la leyenda dice que en realidad él montaba el moro de Facundo y que el moro se dejó volear por el enemigo eterno de Facundo, que era Paz. Todas estas leyendas con los caballos me fascinaron siempre, y creo que tengo una buena relación con ellos, en el sentido de que tengo la sensación de que me conocen de tanto estar.
Carlos Felice – Los guiones, cuando te suelen llegar, ¿se doman cómo los caballos?
Lito Cruz – Sí, vos tratás. A veces podés domarlo y a veces no, pero toda la intención es domarlo y hacerlo a tu cuerpo. Por ejemplo, aprender qué parte de tu cuerpo maneja el caballo es toda una tarea, de estar arriba, de estar arriba, de estar arriba, y ver que no son las manos sino la conexión que tenés en el muslo con el muslo del caballo. Me acuerdo que un día monté un peruano chiquito, hermoso, que tiene un andar muy particular, y digo “¿y a éste como se le anda?”. Ahí aprendí que, de alguna manera, la relación del hombre con el caballo se da básicamente en la conexión entre las piernas y el vientre del caballo. Mi padre me decía, “Mira Lito, cuando estés enojado o deprimido, acariciá un caballo”. Viste que el gaucho es más tranquilo, se ve que el caballo absorbe de alguna manera las energías negativas. Es como si el caballo ionizara el aire.
Carlos Felice – Yendo estrictamente a lo artístico, ¿cómo componés un personaje?
Lito Cruz – Mirá, en principio el personaje te hace visualizar un mundo interno que vos tenés que mostrar. En realidad, lo que la persona ve es el mundo interno del ser humano, entonces, ese mundo interno del ser humano vos lo ves a través de sus reacciones en la vida. Y todo esto me llevó a ver cómo encarar los personajes. Lo primero es qué lectura, qué querés que el espectador lea, y esto lo hacés junto con el director. Y después te ayudás de las cosas que usa el ser humano para reaccionar “como si fuera real”. Fijate que el ser humano, hasta las voces cambia, ¿no? Estás con una mina que te querés levantar y le decís “¿querés tomar algo?, ¿querés un café?
Carlos Felice – Cuándo un alumnos tuyo se consagra, ¿qué satisfacción personal sentís como maestro de actores?
Lito Cruz – Ahí es como cuando el caballo gana una carrera. Pablito Echarri y todos ellos son una gran satisfacción. Además, cuando sale la reacción… porque la reacción tiene tres niveles. O te pasás de rosca, o te quedás corto o la hacés justa. Toda la carrera del actor es lograr que esa reacción esté en el centro, como una nota. Si te pasás, no te creen. Viste que tu vieja te decía “no me actúés”, y uno lloraba, “no me actúes, andá a dormir”.
Carlos Felice – Has tenido una trayectoria importante en el cine. ¿Has tenido vinculación con actores internacionales?
Lito Cruz – Sí, con Sean Penn estuvimos hablando ahora cuando vino de las causas sociales en las cuales él se mete. Y con De Niro, sí, porque él me invitó a ver su obra a Nueva York y dije “bueno, voy a verla”. Y después él me dijo, “hacela en Buenos Aires y cuando la estrenes voy yo y vemos quién es mejor actor de los dos”. Y me ganó, me ganó.