19 Dec Dormir en el trabajo puede mejorar el rendimiento laboral
Por Neil Munshi
Hace unos años, White & Case, el bufet de abogados internacional, estaba renovando su oficina de Washington DC cuando algunos de sus asociados más jóvenes pidieron que se agregara un atributo adicional a la “habitación del bienestar”: cápsulas de sueños.
“Otra de las características deseadas de nuestra nueva oficina fue un mejor café, así que eso probablemente abarca todo el espectro”, dice Francisco Vásquez, socio del bufet en la oficina de Washington, la cual adquirió dos cápsulas el año pasado.
Dice que han sido bien recibidas por los 300 empleados, y se usan de 5 a 8 veces al día. “Desde nuestro punto de vista, se trata de darle a la gente lo que quiere. Y los empleados contentos son mejores empleados, así que estamos felices de hacerlos felices”.
Las cápsulas de sueño, que cuestan alrededor de u$s 13.000 cada una, han venido apareciendo en Silicon Valley durante casi una década. MetroNaps, la compañía con sede en Nueva York que fabrica las cápsulas, cuenta entre sus otros clientes con la NASA, la agencia espacial estadounidense; Uber, la compañía de transporte privado; Samsung, el grupo de tecnología; la aerolínea JetBlue y Zappos, la tienda minorista de ropa en línea.
“Tenemos varias compañías de tecnología e informática, como Google y Cisco. Se trata de compañías que están interesadas en atraer y retener a empleados bien calificados”, dice Christopher Lindholst, jefe ejecutivo de MetroNaps. “También tenemos compañías más tradicionales, incluyendo a las consultorías PwC y KPMG, White & Case; cualquiera que desee competir por el talento”.
La inversión del bufet de abogados en las cápsulas refleja una tendencia creciente en los negocios, conforme sectores más allá de la tecnología, la aviación y la medicina los cuales durante mucho tiempo han tenido normas e iniciativas relacionadas con el descanso se enfocan en el sueño como parte de sus programas de bienestar y sus esfuerzos para mejorar la productividad. Éstos van desde llamativos dispositivos hasta los más mundanos exámenes de trastornos del sueño.
“Hasta hace relativamente poco tiempo, la calidad del sueño faltaba en la mayoría de los programas de bienestar. Solían centrarse en la dieta, el peso, el ejercicio y el abandono del hábito de fumar. Eso ha sido lamentable de cierta manera debido a la importante contribución del sueño a la salud y el bienestar”, dice Lawrence Epstein, director del programa de becas de medicina del sueño del Brigham & Women’s Hospital en Boston e instructor de la Escuela de Medicina de Harvard.
“Cada vez más, estamos viendo cómo los trastornos del sueño afectan la productividad laboral, los costos de salud y los accidentes laborales”, agrega Epstein, ex presidente de la Academia Americana de Medicina del Sueño. “El costo del insomnio en EE.UU. se estima en más de u$s 100.000 millones al agregar la disminución de la productividad, el ausentismo y el presentismo (cuando los empleados son improductivos en el trabajo)”.
Se ha demostrado que los programas que detectan los trastornos del sueño pueden reducir los costos de la atención de salud y los accidentes laborales, y aumentar la productividad, dice Epstein. Cita un estudio de 2012 del Sistema de Salud de los Empleados de la Union Pacific Railroad, una compañía administradora de fondos de pensiones y de salud, que reveló que ese programa le ahorraría a la organización casi u$s 5 millones en dos años. La Union Pacific dice que está “en el proceso de desarrollo de directrices de aptitud laboral relacionadas con los trastornos del sueño”.
Los trastornos del sueño están aumentando en frecuencia, dice Ana Krieger, directora médica del Centro de Medicina del Sueño del Centro Médico Weill Cornell del Hospital Presbiteriano de Nueva York. Ella culpa factores tales como nuestro apego a los teléfonos inteligentes y el aumento del estrés de estar constantemente conectados a la oficina.
Para los pilotos o los bomberos, cuyos errores pueden provocar pérdidas de vidas humanas, los trastornos o disturbios del sueño se consideran críticos, dice ella. “Pero ¿dónde trazar la línea?”, pregunta. “Cuando alguien está trabajando en finanzas y toma una mala decisión porque no está bien descansado, y eso provoca el fracaso de una compañía o de un acuerdo, y que muchas personas pierdan sus empleos, ¿qué se puede hacer entonces?”.
Otro problema es que la gente intenta reducir las horas que necesitan dormir, entre seis y nueve horas por noche para el adulto promedio. “Biológica y fisiológicamente, evidentemente, necesitamos respirar, comer y dormir”, dice la Sra. Krieger. “Obviamente es difícil para nosotros no comer porque nos da hambre y la respiración es una función sobre la que no tenemos control voluntario. Pero fácilmente podemos intentar robarle tiempo al sueño. El resultado neto es que estamos cansados durante el día”.
En Suiza, la empresa de contabilidad global PwC tiene un sistema de horario laboral flexible: los empleados pueden llegar y salir temprano, tomar descansos al mediodía y, en general, diseñar sus propios días laborables mientras completan sus tareas y trabajan todas las horas que se les pagan en el transcurso del año. Destaca la importancia del descanso para evitar que sus empleados le “roben” esas horas de trabajo al horario de sueño.
Michaela Christian Gartmann, la directora de capital humano de la empresa para Suiza, dice que algunas de las oficinas más grandes de PwC tienen dormitorios, pero que hace unos dos años intensificó sus esfuerzos para persuadir a los empleados a que los utilizaran cuando lanzó un programa de bienestar centrado en aumentar la energía de los empleados. La idea, en parte, era eliminar algunos de los estigmas que “dormir en el trabajo” podría tener entre algunos empleados.
La empresa “invitó a expertos en sueño a hablar acerca de los buenos y los malos hábitos, la importancia de tomar descansos regulares y cómo una siesta rápida puede hacer maravillas”, dice ella. El sistema de trabajo flexible también hace “más fácil visitar este dormitorio que en otro entorno laboral”.
Pero, dice ella, PwC no ha intentado medir si los dormitorios han estimulado la productividad. Al referirse a los dormitorios en sus predios, Gartmann dice: “No tenemos datos cuantificables. Tenemos este dormitorio y la gente puede utilizarlo o no utilizarlo. Lo que sabemos es que cuando lanzamos nuestro programa de energía, ese dormitorio comenzó a recibir muchas más visitas que antes, y a las personas que van frecuentemente les encanta”.
EL CRONISTA