Intolerancia online: el polémico papel de las tecnológicas

Intolerancia online: el polémico papel de las tecnológicas

Por Sean Captain
“Hay que seguir el rastro del dinero.” Ese mantra de la era de Watergate ha sido reinterpretado para la política de hoy, no como un consejo de cómo investigar un escándalo, sino como un mapa para guiar los ataques a su enemigo político. En los últimos meses, activistas han organizado boicots de productos de Ivanka Trump y de anunciantes de O’Reilly Factor, concentrándose en blancos de alta visibilidad. Ahora algunos también están atacando otras fuentes de ingresos de grupos a los que se oponen, presionando a los servicios como PayPal y Squarespace que procesan sus pagos o donaciones.
Una organización liberal llamada SumOfUs, por ejemplo, ha reunido 200.000 firmas exigiendo que la tienda online Shopify deje de lado a Breitbart (el portal de noticias de ultraderecha) como cliente, lo que no ha tenido respuesta de Shopify.
Pero otros sitios son mucho más provocadores que Breitbart, promoviendo la supremacía blanca, la supremacía negra, el antisemitismo, la homofobia y la negación del Holocausto. Pertenecen a organizaciones identificadas como “grupos de odio”. Muchos dependen de servicios masivos para obtener fondos.

Algunas de estas compañías sostienen principios de libertad de expresión que toleran casi todos los puntos de vista (que no sea promover o facilitar crímenes). Pero las compañías privadas no están atadas a la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos y algunas requieren que los usuarios acuerden con términos de servicio que limitan estrictamente el contenido extremo y racista, por ejemplo.
Frente a la proliferación de estos sitios, no existe una única política por parte de los mayores proveedores de comercio online y pagos electrónicos.
La firma CafePress prohíbe trabajar con sitios que defienden “grupos de odio”, pero en los hechos deja de lado algunos como Stop Islamization of the World, que incluye en página de presentación la imagen de un ejemplar del Corán ardiendo y vende remeras con mensajes como “Islam es una porquería”, o Vdare, que proclama la superioridad blanca. Por su parte, PayPal tiene una política de “usos aceptables” que prohíbe “la promoción del odio, la violencia y la intolerancia racial”, aunque entre sus clientes se encuentran algunos que podrían violar esa norma.
LA NACION