Mujeres que luchan contra el consumo de alcohol

Mujeres que luchan contra el consumo de alcohol

Por Geeta Anand
El sábado pasado, decenas de mujeres de Bandol, una aldea de la India, se abalanzaron blandiendo sus escobas sobre una choza de paja y obligaron al dueño a salir a la raja a través de un arrozal, mientras confiscaban los baldes de jugo de frutas que tenía en fermentación para fabricar licor barato.
A una hora de distancia en auto de Bandol, un grupo de mujeres de otro pueblo siguió el rastro de olor a alcohol hasta un maizal, donde encontraron enterrados tanques de aguardiente ilegal y los custodiaron durante varias horas hasta la llegada de la policía.
Como buenas discípulas de Carry Nation, la defensora de la abstinencia que a principios del siglo XX alzó su hacha contra las tabernas de Estados Unidos, aquí, en Bihar, una de las provincias agrícolas más pobres de la India, las mujeres hacen justicia por mano propia para obligar a que se cumpla la ley seca.
Aunque aquí el ingreso per cápita es inferior a 600 dólares anuales, muchos hombres –si no la mayoría– suelen gastarse la mayor parte del dinero en alcohol, a costa del empobrecimiento de sus familias.
“Antes, estar borracho era algo socialmente aceptable”, dice Raj Kumar Prasad, jefe de la comisaría de Halsi, que tiene 50 pueblos a su cargo, incluido Bandol.
Pero las autoridades y los vecinos dicen que eso ahora cambió, y que la ley que impone severas penas por la venta y el consumo de alcohol parece estar funcionando increíblemente bien.
Las cifras del gobierno indican que la tasa de criminalidad bajó de forma significativa, mientras que se registró un aumento sustancial de la venta de motos y artefactos electrónicos. Y casi todos atribuyen gran parte de ese éxito a la implacable vigilancia de las mujeres de Bihar.
Todo empezó hace casi dos años, cuando el jefe del estado de Bihar, Nitish Kumar, estaba librando la batalla política de su vida contra el Bharatiya Janata, el partido del primer ministro Narendra Modi. Cuando Kumar terminaba de dar un discurso en un acto político, una mujer se acercó al micrófono y le dijo: “Prohíba el alcohol”.
Por algún motivo que todavía no puede explicar del todo, Kumar le hizo esta promesa: “Si me eligen, voy a prohibir el alcohol”.
Su promesa se ganó de inmediato los titulares de todos los diarios del país, y Kumar ya no pudo echarse atrás. Al día siguiente
de su reelección y de la derrota abrumadora del partido Bharatiya Janata, Kumar empezó a redactar una ley draconiana que impone una condena máxima de siete años de prisión por consumir alcohol y cadena perpetua por elaborarlo.
No existen excepciones por causas médicas ni para hoteles de turistas, que según Kumar fue el motivo de que la prohibición fracasara en todas partes.
La medida entró en vigor en abril de 2016. Kumar había planeado promulgar la ley por etapas, empezando por las zonas rurales. Pero en Patna, la capital provincial, las manifestantes impidieron que los bares abrieran, por más que sólo había entrado en vigor el primer tramo de la ley y que el alcohol todavía fuese legal.
La gente –sobre todo las mujeres– respondió enérgicamente. Según el inspector general Alok Raj, a cargo de hacer cumplir la ley, las líneas telefónicas directas y la casilla de mail de la policía empezaron a recibir entre 200 y 300 denuncias diarias.
Según Kumar, de 66 años, hacía mucho tiempo que las mujeres se venían quejando de que el alcohol era el culpable de sumir a sus familias en la pobreza. Y los resultados durante el año que lleva vigente la medida corroboran ese reclamo.
Este año, los asesinatos y los robos de pandillas disminuyeron casi un 20%, y los disturbios, un 13%. Los accidentes de tránsito fatales también se redujeron en un 10 por ciento.
En consonancia, seis meses después de la puesta en vigor de la prohibición, el gasto de los hogares se incrementó, con un aumento de más del 10% en la venta de leche y del 200% en la de queso. Por otro lado, las ventas de vehículos de dos ruedas subieron más de un 30%, mientras que las de artefactos eléctricos treparon un 50%. Y en las aldeas donde las chozas de barro eran el denominador común, ya se están multiplicando las casas de material.
Pero no todos están contentos. Más de 42.000 personas fueron arrestadas a causa de la nueva ley y esperan su sentencia. Quienes se ganaban la vida transformando arroz y jugo de fruta fermentada en bebidas alcohólicas –por lo general, los habitantes más pobres y de las castas más bajas– quedaron relegados a trabajos mal pagos de jornaleros.
La vida nocturna de Patna se apagó al unísono con los carteles luminosos de muchos restaurantes que servían alcohol y que se vieron obligados a cerrar sus puertas, tras registrar bajas de hasta un 50% en su facturación.
“El valor de la multa es demasiado alto”, dice Jitan Ram Manjhi, un ex ministro de la provincia de Bihar. “Es injusto.” Manjhi apoya la prohibición, pero advierte que la pena por infringirla es aún mayor que la prevista para el robo a mano armada.
Sentado frente a su viejo escritorio en la sede policial, Prasad, el jefe de policía de Halsi, escribe un reporte en hindi. Tiene enfrente una botella de whisky.
Esa mañana, sus agentes siguieron una pista y detuvieron un sedán blanco proveniente de una provincia vecina que transportaba 40 botellas de whisky camufladas en las puertas y otros escondites de la carrocería. Es la evidencia, dice Prasad, de que algo de alcohol sigue ingresando de contrabando desde las provincias limítrofes, donde es legal.
Según Prasad, el 60% de las pistas que recibe provienen de mujeres, y muchas de ellas denuncian a parientes o vecinos que lo consumen, venden o elaboran.
“Las mujeres están convencidas de que hay que dejar el alcohol”, señala. “Y fue eso lo que marcó la gran diferencia.”
En enero del año pasado, antes de que entrara en vigor la ley seca, las mujeres de Bandol hicieron su primer esfuerzo colectivo para erradicar el alcohol: se presentaron en masa frente a una casilla donde se vendían bebidas, obligaron al propietario a cerrar y después lo llevaron a la rastra hasta la estación de policía.
A partir de entonces, grupos de mujeres empezaron a presentarse espontáneamente frente a las casas de los grandes bebedores del pueblo, para exigirles que dejaran la botella.
Uno de sus primeros blancos fue Omprakash Ram Chandrawanshi, de 35 años. Su mujer, Soni Devi Chandrawanshi, recuerda que le dijeron: “O se porta bien o nos ponemos bravas”. Y gritaban que así como se habían llevado al dueño del expendio, también se lo iban a llevar a él.
Soni dice que su marido se quedó sentado en silencio, con la cabeza gacha, escuchando el griterío de las mujeres. “Creo que pensó que si le habían hecho eso al dueño del expendio, el próximo bien podía ser él.”
Omprakash, un hombre flaco que comparte una casilla con su mujer y tres hijos, relata que el grupo lo disuadió de continuar con un hábito que no le había traído más que miseria.
“Si ganaba 500 rupias, me gastaba 200 en alcohol.” Teniendo en cuenta que como taxista gana el equivalente a unos 200 dólares por mes, “muchas veces no traía nada de plata a casa”, admite.
Ahora su familia no sólo puede comprar más alimentos, sino también costear ayuda escolar para sus hijos, y hasta pudo ampliar la casa de material que comparte con su familia.
Omprakash y otros bebedores recuperados se comprometieron tanto con su nueva vida en sobriedad que se unieron al grupo de mujeres vigilantes para identificar y desbaratar operaciones ilegales relacionadas con el alcohol.
También respondieron al llamado del ministro de gobierno, que pidió a la ciudadanía que demostrara su apoyo a la prohibición uniéndose en una cadena humana a lo largo de toda la provincia. En enero, los medios periodísticos locales informaron que más de 30 millones de habitantes de Bihar, casi un cuarto de la población total, se habían tomado de la mano a lo largo de 11.000 km de carretera.
La iniciativa de Kumar es tan popular entre la gente que varios dirigentes de otros estados ya han tomado nota. En los últimos meses, varias delegaciones de legisladores de otros municipios visitaron Bihar para estudiar las causas de su éxito.
El ministro de gobierno de la localidad cercana de Madhya Pradesh anunció recientemente que también implementará la prohibición. Además, el 31 de marzo la Corte Suprema de la India reafirmó la restricción de la venta de alcohol en las proximidades de las autopistas, en un intento de reducir el número de casos de conductores en estado de ebriedad.
Kumar dice que el secreto del éxito en Bihar fue una ley feroz impulsada por una incesante campaña social y política con gran resonancia entre las mujeres.
“El éxito sólo es posible con el apoyo de las mujeres”, recalca el funcionario.
LA NACION