“Health Valley”: cuando la innovación mejora la salud

“Health Valley”: cuando la innovación mejora la salud

Por Sebastián Campanario
Sangre sintética, creada en laboratorio, que podría solucionar en el corto plazo el drama de las transfusiones a pacientes con tipos sanguíneos inusuales, y que a diario provocan situaciones de vida o muerte en los hospitales. Órganos “editados” a nivel genético en animales, listos para ser trasplantados a humanos. Cientos de vidas salvadas gracias a las instrucciones de resucitación cardiovascular que da Alexa, el sistema de inteligencia artificial hogareña de Amazon, en una iniciativa conjunta de la empresa de Jeff Bezos con la Asociación de Cardiología de los EE.UU.
Las tres novedades del primer párrafo, que son hechos ya ocurridos o proyecciones de futuro cercano realizadas en los últimos dos meses entre los cientos de avances que se están anunciando en temas médicos, hablan del “momentum” disruptivo que está atravesando el área de la salud en 2017, en lo que tal vez sea el segmento con dinámica de cambio más acelerada junto a las finanzas, el transporte, la energía y el entretenimiento.
En el negocio médico, el “premio” a la innovación es astronómico: por fallas de mercado y otros problemas de incentivos, se estima que entre un cuarto y un quinto de los tratamientos prescriptos no son los indicados. Y la inclinación a curar en lugar de prevenir (mucho más barato y deseable) también puede ser atacada mediante creatividad y nuevos descubrimientos.

Este último dilema fue el que inspiró al emprendedor cordobés Raul “Pitu” Cabanillas, de 32 años y oriundo de Río Ceballos, a mudarse al “Health Valley”, un polo de innovación en salud que funciona en Holanda, en la localidad de Nijmegen, luego de peregrinar con su proyecto por Buenos Aires, Bruselas, Valencia, Barcelona y París.
En 2015, junto a su socio Tomás Buedo fundaron Fuelling, una aplicación con la cual las organizaciones pueden premiar a sus empleados que llevan una vida saludable y activa. El sedentarismo correlaciona alto con la mayor parte de las enfermedades modernas y por eso están en alza las herramientas que promueven, con tecnología y entretenimiento, un incentivo a moverse. Un dato: se estima que los jugadores de Pokémon Go caminaron, en conjunto y gracias al juego, unos nueve mil millones de kilómetros sumados.
Cabanillas y su equipo fueron incubados por Rockstart, la principal aceleradora de startups en Holanda, y mientras completan su ronda de inversiones siguen trabajando en el producto en el Novio Tech Campus, donde se codean con científicos, emprendedores y estudiantes. El país de la princesa Máxima ofrece una “Visa Start up” por la cual se puede crear allí una empresa, con cuenta bancaria, en diez días sin ser residente.
“Argentina puede jugar en las grandes ligas en esta revolución, por el capital intelectual que tenemos, tanto en ciencias médicas como en programación”, cuenta ahora Marcos Martínez, uno de los directores de Fligoo, una empresa desarrolladora de software especializada en consumo, móviles y big data.
Martínez también es de Córdoba, y Fligoo tiene oficinas en esa ciudad, en San Francisco y en Chicago. Desde hace cuatro años, el emprendedor y sus socios trabajan en un algoritmo que predice comportamientos en base a tipos de personalidad (arrancaron con 32 clases de personalidades, hoy ya tienen más de 4000), y pronto se volcaron a hacer modelos predictivos para el sector salud (qué riesgo hay de que una persona se enferme a futuro, según patrones de conducta, comentarios en redes sociales, etc.), donde la demanda hoy es enorme. En los Estados Unidos el gasto en Salud consume un 18% del PBI cada año.

Todos contra todos
“Hoy en el sector salud hay mucho por hacer, está dominado en general por grandes empresas con una tecnología muy atrasada”, opina Martínez. El inversor especializado en “medicina digital” Andy Richards agrupa a los actores de esta película en tres categorías: la de los “innovadores tradicionales” (empresas del sector con una gimnasia para el cambio, como los laboratorios), los “incumbentes” (actores del segmento con aversión al cambio) y una tercera categoría de “insurgentes” (startups, Google, Apple) que llegan al sector desde afuera y vienen por todo.
Aunque la medicina es un área en la que hace tiempo se viene hablando de un “tsunami disruptivo” que no se termina de concretar, esta vez, dice Richards, es diferente, porque hay un momento especial que tiene que ver con consumidores más dispuestos a aceptar monitoreo por sensores, y también con el despliegue de tecnologías más maduras. Se estima que la cantidad de dispositivos conectados a Internet superó el mes pasado a la cantidad de habitantes del planeta, y su número se triplicará de aquí a 2020. El océano de datos permitirá detectar mejor qué medicamentos de los que tomamos con frecuencia no sirven, o sirven poco, e inclusive promoverá tratamientos que no involucren remedios. El volumen de dinero en juego es gigantesco.

Sobre nuestros hábitos
La salud es uno de esos sectores que están cruzados en forma transversal por prácticamente todas las tecnologías exponenciales más explosivas de este año: inteligencia artificial, biología computacional, nuevos materiales, computación cuántica, realidad aumentada y virtual, etc.
Sobre esta última avenida aceleró con su emprendimiento Emilio Goldenhersch, creador de Mindcotine junto a dos socios, una aplicación de realidad virtual para teléfonos inteligentes que empodera a la gente para que deje de fumar.
“El proyecto apunta a cambiar la conducta humana, especialmente con las adicciones legales. Elegimos el tabaco porque se estima que por año genera unas seis millones de muertes relacionadas con su consumo”, cuenta Goldenhersch. La realidad virtual permite generar empatía con los pacientes y modificar hábitos.
Mincotine fue una de las iniciativas estrella que llevó la Argentina tres semanas atrás al festival SXSW, realizado en la Costa Oeste de los Estados Unidos. “Hay muchas startups argentinas que están avanzando con éxito en el rubro salud. Un ejemplo que a mí me asombra es el de Life Si, una firma de impresión 3D biológica pionera en el mundo en este tema”, ejemplifica Goldenhersch.
Los tres ejemplos se startups argentinas en salud mencionados en este artículo tienen su origen en Córdoba. “Es una provincia con un capital enorme en innovación, pensemos que muchas de las empresas que surgieron de aquí llevan el gen del emprendedorismo en su ADN”, explica ahora Gabriel Aguilera, especialista en innovación radicado en Córdoba y profesor de la Universidad Siglo 21, y menciona a Arcor, AGD, Promedón y Tarjeta Naranja, entre otras compañías que hace rato pasaron de startups a scaleups.
Charles Leadbeater, un experto inglés en innovación -sobre todo en lo que corresponde al área social-, sostiene que “en el siglo XX la innovación llegó de la mano de gente especial, haciendo proyectos especiales en lugares especiales. Esto ya no es así”.
En efecto, lo que el experto quiere decir es que, en épocas de cambio tan acelerado y comunidad digital, la mejor creatividad puede germinar en cualquier lugar del planeta.
LA NACION