30 Mar “De mi generación, ni siquiera conozco a alguien que vaya a misa”
Por Hannah Beckerman
John Boyne es un escritor irlandés que publicó 15 libros para adultos y chicos. El más exitoso, El niño con el pijama de rayas, vendió siete millones de ejemplares en todo el mundo y se hizo una película basada en la obra con Asa Butterfield en el rol principal. Su novela más reciente, Las furias invisibles del corazón, (The Heart’s Invisible Furies; se acaba de publicar en inglés, aún inédita en español) es una epopeya audaz y entretenida que abarca 70 años de la vida de un hombre.
– El protagonista de la novela es un hombre gay que creció y vivió en Irlanda desde la década de 1950 hasta el presente. ¿Qué lo motivó a explorar la homosexualidad en Irlanda?
– El año pasado tuvimos el referéndum (sobre el matrimonio gay), así que vi que era una cuestión inminente. Se me ocurrió que de todos los países que podrían haber sido los primeros en aprobar esa ley mediante un plebiscito, era extraño y sorprendente que ese país fuese Irlanda, la gran católica Irlanda. Y pensé en cómo habíamos llegado a ese punto. Mi anterior novela para adultos, Una historia de soledad, trataba sobre los escándalos de abuso de chicos en la Iglesia y sentí que el referéndum era el capítulo que cerraba esa historia, en la que todos, viejos y jóvenes, se unían para decirle a la Iglesia: “Ya no te escuchamos y no vamos a aceptar más que nos guíes debido a tu comportamiento”.
– En “Las furias invisibles del corazón” describe a una Iglesia Católica severa e inclemente. ¿Le preocupa la recepción de la novela en Irlanda?
– La gente joven no tiene hoy la relación con la Iglesia que tuve yo cuando era joven. Sencillamente no les interesa. De mi generación, ni siquiera conozco a alguien que vaya a misa. La Iglesia dejó de ser lo que era.
– Hay mucho humor en los tramos irlandeses de la novela, pero no cuando usted traslada la historia a Amsterdam y Nueva York. ¿Se trata de una decisión consciente?
– Sí, quise que se sintiera que pese a todas los cosas que Irlanda le había hecho a Cyril (el protagonista) en los primeros 28 años de su vida, seguía siendo su patria, donde él estaba más a gusto. Alguna gente me ha dicho que parezco muy negativo al referirme a Irlanda, pero la amo. Vivo en Dublín y sé que no podría vivir en ninguna otra parte.
– Usted escribe para adultos y para jóvenes. ¿Adopta un enfoque diferente para cada uno?
– Yo en realidad digo que escribo sobre adultos o sobre gente joven. Creo que es una distinción importante. Pero en los libros de literatura juvenil nunca intenté recurrir a un lenguaje más simple, a historias más simples ni a temas más simples. Escribí en cada caso el libro que hubiera escrito normalmente, pero con una persona joven en el centro del libro.
– Hubo una explosión en la ficción para adultos jóvenes. ¿A qué cree qué se debió?
– La mayoría de los que escriben para gente joven hoy no piensan que los chicos sean nenitos. Abordan temas serios, escriben sobre problemas que los jóvenes enfrentan realmente en estos días, y eso es lo que quieren leer ellos. Los jóvenes quieren que sus experiencias de lectura reflejen sus propias vidas.
– ¿Cuál fue su libro favorito de chico?
– Me encantaban los libros de Bobby Brewster que escribía H.E. Todd, El
club de los siete secretos y Las crónicas de Narnia.
– ¿Quiénes son sus autores favoritos ahora?
– John Irving, John Banville, Anne Tyler, David Mitchell, Jonathan Coe y Philip Hensher.
– “El niño con el pijama de rayas” le trajo aclamación internacional. ¿Ese éxito lo cambió a usted como escritor?
– Sí, me dio libertad para escribir y me dio un público. Era mi quinta novela y yo venía luchando para encontrar un público, particularmente a nivel internacional. Sé que nunca voy a escribir un libro que llegue a tanta gente como El niño con el pijama de rayas: fue de esas experiencias que ocurren una sola vez en la vida. Pero ese libro fue un gran regalo en el momento justo de mi vida.
Traducción: Román García Azcárate/CLARÍN