Nueva Zelanda: naturaleza inmensa

Nueva Zelanda: naturaleza inmensa

Vestida con cadenas montañosas, volcanes en actividad y una flora abundante y variada, Nueva Zelanda se ubica al sudoeste del océano Pacífico, irrumpiendo con su naturaleza exuberante entre las tonalidades azules del agua. En este país, cada porción de tierra sorprende por sus atractivos naturales: los Alpes al sur, los lagos al norte, el aire puro que circula a lo largo de todo el territorio. Tal es así, que incluso la ciudad de Auckland, la capital económica e industrial del país, se caracteriza por ser una de las urbes más habitables del mundo por un bajo nivel de contaminación y una alta expectativa de vida. En concordancia con esta filosofía del buen vivir, los neozelandeses suelen ser muy aficionados al deporte. Por eso, complementan el paisaje las canchas de rugby, los inmensos campos de golf y las velas de windsurf, mientras que en la zona de los Alpes los deportes de nieve dominan la escena.
Auckland es un buen punto de partida para conocer Nueva Zelanda, ya que es la ciudad más poblada y multicultural del país. Allí, se alza uno de los edificios más emblemáticos del país, Sky Tower, que ofrece increíbles vistas panorámicas de la ciudad y sus playas. Para los turistas en busca de emociones y aventura, también es posible practicar “sky walk” caminando por los laterales del edificio a casi 200 metros de altura. En Auckland también vale la pena recorrer la zona portuaria y el Museo Marítimo para conocer más sobre la historia y la identidad de esta ciudad. Cerca de allí, es imposible no detenerse en los balnearios termales, donde los manantiales naturales se fusionan con los sabios secretos terapéuticos de tradición maorí. En dirección a la costa noroccidental de la Isla Norte, atravesado por ríos y lagos, se encuentra el Parque Nacional Te Urewera, uno de los catorce parques nacionales en Nueva Zelanda y el mayor de los cuatro que se encuentran en la Isla del Norte.
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En las afueras de Auckland se encuentra otro de los lugares más extraordinarios de Nueva Zelanda: la Bahía de las Islas. Está constituida por 144 islas de clima subtropical pobladas de árboles, playas paradisíacas y veleros en busca de rincones de quietud y belleza absoluta. Navegar sobre las aguas transparentes del Pacífico recorriendo la bahía asegura una de las postales más inolvidables de un viaje a este lado del mundo. En la Isla del Sur, la ciudad de Christchurch sorprende con sus parques y jardines sembrados con miles de especies de flores. Sin embargo, no todo está tan meticulosamente diagramado como en esta zona, sino que el sur de Nueva Zelanda se va tornando cada vez más silvestre. Las extensas regiones de Fiordland y Southland reciben a los visitantes con montañas y fiordos recortados por el agua turquesa de sus lagos. En el corazón del océano Pacífico, las islas del Norte y del Sur, y también las menores, aseguran unas vacaciones en contacto con la belleza natural eterna e imperturbable del continente oceánico.
EL CRONISTA