21 Mar La mayor dinastía empresaria de EE.UU. se queda sin patriarca
David Rockefeller, presidente del Chase Manhattan Bank desde hace más de una década y hombre de prestigio y alcance mundial, falleció ayer por la mañana mientras dormía en su casa de Pocantico Hills, Nueva York, a los 101 años. Nacido el 12 de junio de 1915, en una mansión que actualmente es la sede del Museo de Arte Moderno de Nueva York, fue el más pequeño de los seis hijos de John Davidson Jr. y Abby Greene Aldrich. Y nieto de John D. Rockefeller, fundador de la dinastía que lleva su apellido y que hizo su fortuna gracias al petróleo. De hecho, fundó en 1870, la petrolera Standard Oil, sucesora del gigante ExxonMobil. Y en la segunda mitad del siglo XX, la fortuna de los Rockefeller se había diversificado a otros campos como el financiero, en el que se movió eventualmente David, quien también fue filántropo, asesor presidencial y políticamente de ideología republicana.
Incluso fue un influyente asesor de políticos, pero nunca ocupó una posición formal en el gobierno estadounidense, a diferencia de su hermano Nelson Rockefeller, quien fue vicepresidente y gobernador del estado de Nueva York. También fue amante del arte, al punto que en su colección privada tenía obras de Picasso y Monet, entre otros.
Rockefeller pasó su infancia en Pocantico Hills, en cuya propiedad familiar ofrecería años más tarde comidas formales y recibiría visitas de importantes personalidades del mundo.
En 1936, se graduó en la Universidad de Harvard y estudió un año en la London School of Economics, vinculada a su familia. Allí conoció al ex presidente de Estados Unidos, John Fitzerald Kennedy, y mantuvo un breve romance con su hermana Kathleen.
Más tarde, en 1940, se doctoró en la Universidad de Chicago, que había sido fundada por su familia en 1889. Tras salir de esa casa de estudios fue secretario voluntario de Fiorello La Guardia, alcalde de Nueva York, durante año y medio. En 1943, se alistó en el ejército de Estados Unidos y llegó a capitán en 1945.
Sirvió en Francia y en el Norte de África para la inteligencia militar durante la Segunda Guerra Mundial y fue agregado militar asistente en la Embajada de Estados Unidos de París. En 1946, como primer y único banquero del clan Rockefeller, se unió al Chase National Bank, que luego cambió de nombre a Chase Manhattan Bank en 1955 y hoy opera como JP Morgan Chase & Co. Ingresó a la entidad con el rango directivo más bajo y con un sueldo anual de u$s 3500. Y durante su carrera ejecutiva, fue presidente y jefe ejecutivo de esta entidad desde 1969 hasta 1980, y presidente hasta 1981. También fue, hasta 1980, el único gran accionista individual del banco, con el 1,7% del capital.
Después de la muerte de su último hermano vivo, Laurance, en 2004, David quedó como único jefe de la oficina familiar en el Rockefeller Center, sede en la que se gestionan, con centenares de asesores y asistentes, los asuntos económicos del clan. Contribuyó decisivamente al desarrollo del Rockefeller Center, del Museo de Arte Moderno, de la Universidad Rockefeller y del World Trade Center. Fue además, fundador de la Comisión Trilateral, creada en 1973 y considerada una de las organizaciones privadas más influyentes del mundo.
Según el último ranking de millonarios de la revista Forbes, publicado ayer, David Rockefeller tenía una fortuna de u$s 2200 millones.
David Rockefeller encarnó el poder de una familia que en todo el mundo se asoció con la riqueza. De hecho, fue tal la fama de su familia que algunas generaciones en Argentina solían responder en forma irónica: “te crees que soy Rockefeller”, ante el pedido de dinero prestado por parte de un amigo o pariente. Es que en sus 101 años de vida, llegó a ser el patriarca de una de las familias más poderosas de Estados Unidos y llegó a ser considerado el tercer hombre más rico de la historia, por detrás de Mansa Musa y los Rothchild. Sin embargo, estuvo muy lejos de alcanzar la fortuna de su abuelo, cercana a los u$s 340.000 millones.
Durante su carrera ejecutiva, fue presidente y jefe ejecutivo del Chase Manhattan desde 1969 hasta 1980, y presidente hasta 1981. También fue, hasta 1980, el único gran accionista individual del banco, con el 1,7% del capital. Publicó sus memorias en 2002, y posee una valiosísima colección de obras de arte. En 2003, fue miembro del jurado que decidió cuál sería el memorial en el lugar del World Trade Center.
El magnate solía vacacionar en Punta del Este. Pero en 2015, año en el que cumplió los 100, optó por descansar allí en un complejo situado en una de las zonas costeras más exclusivas del mundo. Sus últimos años los dedicó a la filantropía. En 2006, el New York Times estimó sus donaciones en u$s 900 millones.
EL CRONISTA