Guy Pearce: “Hollywood es competitivo y despiadado, y es muy duro con las mujeres”

Guy Pearce: “Hollywood es competitivo y despiadado, y es muy duro con las mujeres”

Por María Fernanda Mugica
Guy Pearce es de esos actores que siempre hacen algo distinto y les sale bien. Empezó a actuar en teatro a los 9 años y a los 18 conoció la fama como protagonista de una telenovela en su país natal, Australia. De galán saltó al personaje de drag queen en Las aventuras de Priscilla, reina del desierto, de Stephan Elliott. Debutó en Hollywood en Los Angeles al desnudo, de Curtis Hanson, en donde encarnaba a un policía de los años 50 y consolidó su reconocimiento internacional con Memento, de Christopher Nolan. Interpretó personajes de la vida real tan disímiles como Erroll Flynn, F. Scott Fitzgerald y el rey Eduardo VIII; fue la némesis de Iron Man en la tercera película de la franquicia y se enfrentó al personaje de Adam Sandler en la comedia fantástica y familiar Cuentos que no son cuento.
“Cuando era chico, en teatro pasábamos de hacer una obra de Shakespeare a un musical y después a algo que el profesor había escrito -cuenta Pearce desde Australia, en una charla telefónica con LA NACION-. Estaba acostumbrado y disfrutaba mucho pasar de un extremo al otro. Interpretando el mismo personaje durante cuatro años en una telenovela me di cuenta de que me aburría y de que no estaba en esto de la actuación por la fama ni por el dinero, sino que era una búsqueda creativa. Así que cuando pude hacer algo como Priscilla y después Los Angeles al desnudo fue como volver a lo que conocía de antes, que era meterme de lleno en un rol totalmente distinto y cambiar mi aspecto. En realidad me sorprende que esto le llame la atención a la gente. Pero también me doy cuenta de que hay actores que hacen casi lo mismo todo el tiempo.”
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El personaje que Pearce sí quiso repetir más de una vez es el de Jack Irish. Pearce interpretó al ex abogado devenido investigador privado y cobrador de deudas, protagonista de una serie de novelas de suspenso del escritor Peter Temple, en dos películas para televisión y ahora regresa con una miniserie, que se estrenará mañana, a las 22, por Sundance TV.
“Es como una especie de detective privado, pero que no trabaja para nadie en particular -dice el actor sobre su personaje-. Lo mejor de Jack es que le importa mucho todo, pero, al mismo tiempo, quiere desentenderse y vivir una vida tranquila, yendo al pub, apostando a los caballos y mirando fútbol. Esto le da a la serie un sentido del humor encantador, porque hay situaciones muy serias, pero la actitud de Jack es bastante graciosa. Para un actor eso es muy interesante de interpretar..
-¿Preferís trabajar en un formato largo como una miniserie, en el que hay más tiempo para desarrollar el personaje?
-Es interesante porque en un formato más largo ves más tiempo al personaje en pantalla. Sin embargo, por la forma que tengo de abordar el trabajo, que es similar a la que utiliza la mayoría de los actores, el personaje está formado completamente de todas maneras. Detrás de cada rol que interpretás hay una historia que tenés que conocer por completo como actor, más allá de que el público lo vaya a ver por más o menos tiempo. Una de las cosas más interesantes de hacer una película es darle al espectador la cantidad exacta que lo haga interesarse en el personaje sin llegar a cansarse de él. Pero es divertido hacer una miniserie porque te da la posibilidad de contar más historias.
-Tu carrera internacional en el cine empezó con Los Angeles al desnudo. ¿Qué posibilidades le da Hollywood a un actor y cuáles son los aspectos negativos de trabajar allá?
-Hollywood te da todas las posibilidades que podrías pedir. Lo difícil es entrar porque hay mucha gente que quiere hacerlo y es muy competitivo. Tuve mucha suerte de que Curtis Hanson me eligiera para su película. Fue pura suerte. Hay muchos actores maravillosos que no consiguen una oportunidad y hay otros no tan geniales que tienen muchas oportunidades porque son lindos o algo así. Hollywood es competitivo y despiadado; es muy duro con las mujeres en general y en especial con las mayores de 40. Eso es ridículo. Perpetúa los mitos sobre la juventud, la belleza y lo sexy. Así que estás todo el tiempo luchando contra estas cosas mientras peleás en tu interior con cosas como el ego y el dolor. Te obliga a pensar qué trabajos elegir y a intentar encontrar proyectos que tengan algún tipo de mensaje, que no se trate sólo de satisfacer a tu propio ego. Las oportunidades en Hollywood son increíbles, pero hay muchos más actores disponibles que trabajos.
-Memento es una película muy recordada, lo cual resulta irónico por su tema de pérdida de la memoria, ¿por qué pensás que sucede eso?
-En dos palabras: Christopher Nolan. Él es obviamente un cineasta genial. Hay varias cosas de esa película que hacen que funcione tan bien. Una de ellas es la forma en la que el espectador puede sentirse identificado con la historia, porque todos confiamos en nuestra memoria y si la perdiéramos seríamos una versión débil de nosotros mismos. Lo brillante del film es que es mucho más sencillo de lo que la gente piensa; la mayoría de los espectadores salen diciendo que se conectaron mucho con la historia, pero también se sintieron confundidos. Nolan es un innovador del cine, increíblemente inteligente. Otra cosa genial de Memento es que no tuvo un presupuesto muy grande, así que Chris se concentró en tener un personaje atractivo y que provocara empatía. Fue una combinación ingeniosa de varios elementos que hizo que esta película fuera tan popular. Todo el tiempo vienen a hablarme estudiantes de cine que me cuentan que estudiaron la película. Fue un trabajo increíble.
-Hay una gran sinergia entre Hollywood y los actores australianos. ¿A qué se debe?
-En las últimas dos décadas fui uno de los muchos actores australianos que tuvieron la oportunidad de trabajar en Hollywood. Russell (Crowe) y yo fuimos de los últimos actores que llegaron a Hollywood gracias a lo que habíamos hecho en Australia. Los Angeles al desnudo fue mi primera película en los Estados Unidos, pero Russell ya había trabajado en seis films norteamericanos. Después de eso los especialistas en castings de Hollywood empezaron a venir a Australia a buscar actores. Es algo parecido a lo que pasó en Inglaterra en los 60. Se dieron cuenta de que los actores australianos podemos hacer acentos norteamericanos con facilidad, porque estamos muy acostumbrados a ver televisión de allá. Los australianos somos muy abiertos y estamos preparados para hacer cualquier cosa. Acá hay mucha gente aventurera, dispuesta a viajar.
Uno de esos actores aventureros es él mismo, que sigue trabajando tanto en Australia como en Hollywood, además de tener una carrera musical paralela como cantante y compositor de sus propios temas. En los festivales de Toronto y Venecia se presentó una de sus últimas películas, Brimstone, un western en el que comparte elenco con su mujer, Carice von Houten, la hechicera de Game of Thrones. Dentro de pocos meses, en mayo, se lo podrá ver en la terrorífica aventura espacial Alien Covenant, de Ridley Scott, en donde continuará con el papel que interpretó en Prometeo. Está claro que la búsqueda creativa de Pearce continúa.
LA NACION