15 Feb Cambiar el celular, pero por otro usado
A nivel global, en 2016 la venta de teléfonos sufrió un traspié muy significativo. Algunos analistas atribuyen esta merma a la recesión económica, otros a la ausencia de un objeto axiomático y, una tercera facción, a que la cantidad de líneas móviles igualó a la población mundial, provocando la saturación del mercado. Cuando parecía que el abismo se tragaba a las pantallas, un estudio reciente indica que en los próximos 12 meses, al menos una de cada dos personas tiene planeado renovar su equipo. Las ventas de teléfonos inteligentes repuntarán en 2017, tras tres años de retroceso, según una investigación de Dynamic Digital Consumers de Accenture. El sondeo, efectuado entre 26 mil consumidores de 26 países, revela que el 54% de los usuarios planea obtener un smartphone más eficiente. La razón más convincente del 51% es poder acceder a las últimas innovaciones. Y el 45% pone como excusa el bajo rendimiento de su equipo actual.
“Lo que intenta reflejar la encuesta no es tanto el rigor estadístico como la intención de los consumidores. A nivel local, como ocurre en el resto del mundo, el crecimiento está impulsado por los nuevos servicios que ofrece el 4G, como los pagos móviles, la reproducción multimedia y la transmisión de contenidos en vivo. Hoy, con una mayor velocidad de conexión y de procesamiento, con un teléfono de gama alta se pueden ejecutar las mismas operaciones que desde la PC. La oscilación de la aguja se da también por aquellos millennials que hacen su debut en el mercado. Pese a que en nuestro país, el teléfono es un producto de primera necesidad también es, al mismo tiempo, un artículo de lujo” advierte Mariano Lavecchia, director ejecutivo de Accenture.
Más de tres cuartas partes de los consumidores mundiales que planean adquirir un nuevo teléfono inteligente están abiertos a otras formas no tradicionales, como recurrir a un terminal usado. En los Estados Unidos, esta cifra se eleva al 88%. Al igual que en el resto del mundo, esta tendencia explotó en la Argentina durante 2016. En la industria aseguran que en el corto plazo, el negocio del usado formal supere el 5% del total del mercado, lo que implica 650.000 unidades y una facturación cercana a los US$ 100 millones anuales, a un promedio superior a los 140 dólares por dispositivo.
Los consumidores argentinos cambian su teléfono en promedio cada 18 meses, más de la mitad lo hace para acceder a mejor tecnología. El 54% de los equipos en uso son smartphones. La previsión de GSMA, la entidad que agrupa a las empresas de telefonía móvil de la región, apunta que para 2020 el 78% de los usuarios argentinos tendrá un smartphone.
Sin embargo, en 2016 la venta de teléfonos en el ámbito local estuvo empañada por el contrabando hormiga, el crecimiento del mercado del usado y el alto costo de los nuevos equipos.
Con un volumen total estimado entre 9 y 9,5 millones de unidades producidas en Tierra del Fuego durante el 2016, la caída respecto del 2015 fue de entre 20 y 24% según un estudio de Carrier y Asociados.
Ni siquiera el lanzamiento del PLAIM (Plan de Acceso a Internet Móvil), con sus equipos más baratos, así como la financiación en 12 cuotas sin interés de los equipos 4G en general, pudieron revertir una caída de la producción local. El gran conspirador de este plan quedó a cargo del contrabando hormiga de celulares, beneficio de quienes viajaron frecuentemente al exterior (Chile, Miami, Paraguay) pero mayormente por organizaciones que los distribuyen a gran escala. Las estimaciones de este mercado negro varían entre los 2,5 y 3 millones de unidades para el
2016, creciendo entre un 25 y 50% respecto de los 2 millones ingresados en el 2015 según un estudio de Carrier y Asociados. Difícil que en 2017 la tendencia se revierta.
CLARIN