Historia del movimiento obrero argentino. Ascenso y descenso (Parte III)

Historia del movimiento obrero argentino. Ascenso y descenso (Parte III)

Por Carlos Felice
El foguista Eusebio Mañasco era uno de los tantos militantes que aprovechando el itinerario de los barcos, llevaba los principios de la organización sindical a los lejanos puntos del país. Misiones, donde los feudos yerbateros sometían a un estado de servidumbre, fue el escenario de su actividad. Gracias a él se organizó en San Ignacio el sindicato de Obreros Yerbateros, que obtuvo con su primera huelga una resonante victoria. Con el apoyo de FOM y de la FORA, Mañasco recorrió las poblaciones organizando nuevos sindicatos. Se convirtió así en el centro de odio de patrones y autoridades. Hoy, cuando justamente ciertas patronales crean dirigentes gremiales funcionales a sus emprendimientos, y precarizan sueldos y obligan sino con sus absurdos reclamos al cierre de establecimientos, Mañasco no puede ser más emblemático. Durante el desarrollo de una nueva huelga en la localidad de San Ignacio fue atribuida al activo sindicalista…
Amenazas y torturas policiales lograron arrancar los falsos testimonios en que se basó la sentencia judicial de cadena perpetua que recayó sobre Mañasco y tres cómplices. La condena confirmada por la Cámara de Apelaciones de Paraná, provocó una enorme indignación. En grandes mitines se denunciaron los procedimientos policiales y el espíritu de clase que impregnaba todo el proceso: la llegada de Mañasco a Buenos aires fue saludada por una emocionada multitud, la celebración del 1 de mayo tuvo ese año como objetivo inmediato su liberación.
Como la Corte Suprema confirmó la sentencia, las Centrales Obreras recurrieron al Presidente, exigiendo el indulto. Finalmente, ante las evidencias de las irregularidades cometidas durante el proceso -muchos testigos desmintieron sus declaraciones confesando que las habían realizado bajo coacción policial- y ante la enérgica y unánime movilización obrera, Alvear debió concederlo. El 9 de julio de 1927 Mañasco salía en libertad: la solidaridad proletaria había obtenido una de sus más significativas victorias.
Nada pudo en cambio -frente a la ciega obstinación de la justicia y el gobierno norteamericano-, el clamor que se elevó desde todos los rincones del mundo, ante el monstruoso juicio de Sacco y Vanzetti. En la Argentina la condena tuvo intensa repercusión: todas las organizaciones obreras sumaron sus fuerzas en paros y mitines. Pero la dramática lucha resultó inútil, no pudo impedir el asesinato de los dos militantes.
Estos casos fueron paradigmáticos en la Argentina, pues en estos violentos y desolados años, la clase obrera argentina, que estaba dividida en cuatro ideologías -sindicalistas revolucionarios y anarcosindicalistas (USA), socialistas (CORA), comunistas anárquicos (FORA) y comunistas (a pesar de repetidos e infructuosos intentos de unificación)-, dio ante estos episodios un magno ejemplo de solidaridad combatiendo de manera articulada y conjunta con mitines, huelgas y protestas, las injusticias cometidas en los dos leading case: Mañasco, y Sacco y Vanzetti. Pudieron no segregar su esfuerzo de la tarea común, y entendieron aún desde diferentes aspectos ideológicos, filosóficos, políticos, que el bienestar común emanaría de un mejoramiento general de la situación económica del país. Comienza, luego de estas acciones coordinadas y pletóricas, a hacerse visible lo que ocurriría en 1930: el nacimiento de la Confederación General del Trabajo (CGT).

Bibliografía.
Sebastián Marotta. El movimiento sindical argentino, Bs As, editorial Lacio, vol II 1961.
Jacinto Oddone. Gremialismo, proletariado argentino. Bs As, Ed. La Vanguardia, 1949
Rubén Iscaro. Origen y desarrollo del movimiento sindical argentino. Bs As, Ed. Anteo 1958
Alfredo López. Historia del movimiento social y clase obrera argentina. Bs As, Ed. Programa 1971

Parte I
Parte II